13.5.13

Anderson - Introducción y conceptos y definiciones

Desde la segunda guerra mundial toda revolución triunfante se definió en términos nacionales: la revolución popular de China, la republica socialista de Vietnam.

No estamos en el fin de la era del nacionalismo. La nacionalidad es el valor más universalmente legitimo en la vida política de nuestro tiempo. No puede elaborarse ninguna definición cientifican de la Nación. La teoría del nacionalismo representa el gran fracaso histórico del marxismo. El nacionalismo ha sido una anomalía incomodo para la teoría marxista.

Este libro trata de ofrecer alguna interpretación más satisfactoria de la “anomalía” del nacionalismo.
Mi punto de partida es la afirmación de que la nacionalidad (o la calidad de nación) al igual que el nacionalismo son artefactos culturales de una clase particular. Para entenderlos mejor debemos considerar como han sido en la historia, en que formas han cambio sus significados en el tiempo y por que, hoy  tienen una legitimidad emocional tan profunda. Demostrare que la creación de estos artefactos a fines del siglo 18 fue la destilación espontánea de un cruce complejo de fuerzas históricas  discretas pero que una vez creados se volvieron modulares, capaces de ser trasplantados con grados variables de autoconciencia a una gran diversidad de terrenos sociales, de mezclarse con una diversidad amplia de constelaciones políticas e ideológicas. Explicare también por que estos artefactos culturales particulares han generado apegos tan profundos.

Pero antes de examinar estas cuestiones debemos considerar el concepto de nación y obtener una definición operativa. El nacionalismo no ha producido jamás sus propios grandes pensadores como Hobbes, Marx Weber. Mi definición es la siguiente: una comunidad política imaginada como inherentemente limitada  y soberana. Es imaginada porque aun los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión. Las comunidades no deben distinguirse por su falsedad o legitimidad, sino por el estilo con el que son imaginadas. Imaginadas como redes muy extensas de parentesco y clientela en por Ej. los aldeanos javaneses.
La nación se imagina limitada  incluso la mayor de ellas porque tiene fronteras finitas, aunque elásticas, mas allá de las cuales están otras naciones.

Se imagina soberana porque el concepto nació cuando la revolución y la ilustración destruían la legitimidad del reino dinástico jerárquico, ordenado por dios. Y la garantía y el emblema de esta libertad es el estado soberano.

Se imagina como comunidad, porque aunque pueda haber explotación y desigualdad en ella en cada caso, la nación se concibe como un compañerismo profundo, horizontal. Es esta fraternidad la que permitió en los 2 últimos siglos, que tantos millones de personas maten y que estén dispuestas a morir imaginaciones tan limitadas.

Debajo de la declinación de las comunidades, las lenguas y los linajes sagrados ocurría un cambio en los modos de aprehensión del mundo que permitía pensar “a la nación”.
Para tener una idea de este cambio pasamos a las representaciones visuales de las comunidades sagradas, con los relieves y las ventanas de vitrales de las iglesias medievales o las pinturas de los primeros maestros italianos y flamencos.

Afrontamos un mundo donde la representación de la realidad imaginaria era esencialmente visual y auditiva. El cristianismo asumió su forma universal a través de especificaciones y particularidades. Este sermón, ese cuento, esa reliquia, etc. Era también inimaginable representar a la virgen Maria con rasgos semíticos. El pensamiento medieval no tenía una concepción de la historia como cadena interminable de causa y efecto o de separaciones radicales entre el pasado y el presente. Si un suceso como el sacrificio de  Isaac se interpreta como un anuncio del sacrificio de  cristo, se  establecerá una conexión entre dos sucesos que no están ligados en lo  temporal y causal. Esta conexión solo se establecerá si ambos sucesos están ligados a Dios. El aquí y ahora es simultáneamente algo que no ha sido siempre y q se cumplirá en el futuro y es,  ante los ojos divinos algo eterno. Esta idea de simultaneidad es ajena a nosotros. Contempla el tiempo como una simultaneidad del pasado y el futuro en un presente instantáneo. El mientras tanto no tiene una asignación real

Para explorar la génesis del nacionalismo debemos comprender nuestra propia concepción de la simultaneidad que se vino forjando en el tiempo y que esta conectado con el desarrollo de las ciencias seculares.

Lo que toma el lugar de esa concepción medieval  de la simultaneidad  es según benjamín una idea del tiempo homogéneo, vació, donde la simultaneidad es de tiempo cruzado, marcada por la coincidencia temporal y medida por el reloj y el calendario
Para entender esta transformación para el surgimiento de la comunidad imaginaria, de la nación debemos considerar la estructura básica de dos formas de la imaginación en el siglo 18: la novela y el periódico, los que proveyeron los medios técnicos para la representación de la clase de comunidad imaginada que es la nación

La estructura de la novela antigua es un  instrumento para la presentación de la simultaneidad en tiempo vació. Lo ilustramos con un una trama de una novela sencilla. –TIEMPO: A apela a b, a telefonea a c, d se embriaga en un bar. - y HECHOS: c y de hacen el amor , b se va de compras , a cena en casa con  b, d juega billar y c tiene un sueño ominoso. Donde c y de son se conocen y son dos concepciones complementarias y están incorporados a sociedades como entidades sociológicas de una realidad tan firme y estable que sus miembros pueden describirse aunque no se conozcan.
El hecho de que estos actos de realicen en la misma hora y día con actores que se desconocen mutuamente, revela la novedad de este mundo imaginario evocado por el autor en las mentes de los lectores. Entonces aparece la nación como un organismo sociológico, vació, como una comunidad sólida que avanza sostenidamente de un lado a otro de la historia. Un ciudadano no conoce a todos sus compatriotas, pero tiene una confianza en su actividad sostenida, anónima y simultanea.

Este autor narra cuatro ficciones de culturas y épocas diferentes ligadas tres de ellas a movimientos nacionalistas. Y la imagen de una cena en Manila comentada por centenares de personas innominadas que no se conocen entre si, en diferentes rincones de la cuidad, evoca la comunidad imaginada. En este cuento, la progresión causal de esta casa, del tiempo interior de la novela al tiempo exterior de la vida diaria del lector –de Manila-, provee una confirmación hipnótica de la solidez de una comunidad singular que abarca personajes, autor y lectores moviéndose a través del tiempo de calendario. –pag50-

En una primera página de un diario (producto cultural) se yuxtaponen diferentes eventos que no tienen nada que ver uno con el otro. Y los actores no son conscientes de la existencia de los otros o de sus intenciones. La arbitrariedad de su inclusión y yuxtaposición revela que la conexión existente entre ellos es imaginada. Esta conexión imaginada deriva de dos fuentes indirectamente relacionadas: la coincidencia en el calendario –fecha del diario- que indica el avance del tiempo homogéneo, vació. En ese tiempo el mundo sigue su marcha sin cesar. Y esos hechos alguna vez volverán a aparecer en la trama del periódico.
La segunda fuente es la relación del periódico como una forma de libro y el mercado.

El periódico es solo una forma extrema del libro, un libro vendido en escala colosal pero de popularidad efímera. Porque el diario tiene un consumo casi simultáneo (imaginario) del diario como ficción en ese sentido es efímera al otro día esa noticia no existe. Hay una ceremonia masiva extraordinaria. Y cada comunicante esta consciente de que esa ceremonia masiva esta siendo repetida por miles de otras personas en simultáneo, en cuya existencia confía y cuya identidad desconoce. El lector al verse en otros lectores que leen el mismo diario en un subte confirma de continuo que el mundo imaginado esta visiblemente arraigado en la vida diaria. La ficción en uno de estos  cuentos se cuela silenciosa de continuo a la realidad, creando esa notable confianza de la comunidad en el anonimato, que es la característica distintiva de las naciones modernas.
 En resumen, la mera posibilidad de imaginar a la nación solo surgió en la historia cuando tres concepciones culturales fundamentales, todas muy antiguas, perdieron su control axiomático sobre las mentes de los hombres. La primera era la idea de que la lengua escrita particular ofrecía un acceso privilegiado a la verdad antológica, porque era una parte inseparable de esa verdad. Fue esta idea  la que creo las grandes hermandades del cristianismo el Islam y las demás. La segunda era la creencia de que la sociedad estaba naturalmente organizada alrededor y bajo centros elevados, como los monarcas, personas diferentes de los demás, las lealtades humanas en base a jerarquías y el gobernante como la escritura sagrada era un nudo de acceso al ser y a algo inherente a el. La tercera, la concepción de la temporalidad donde la cosmología y la historia eran indistinguibles, mientras el origen del hombre y del mundo eran idénticos en esencia. Combinadas estas ideas arraigaban firmemente las vidas humanas a la naturaleza misma de las cosas, dando cierto sentido  a las fatalidades de la existencia diaria y ofreciendo la redención de tales fatalidades.

La declinación lenta y desigual de estas certezas conectadas primero en Europa occidental y luego en otras partes bajo el efecto del cambio económico, los descubrimientos sociales y científicos y el desarrollo de las comunicaciones , introdujeron una cuña dura entre la cosmología y la historia. . Se buscara así una nueva forma de unión de  la comunidad, el poder y el tiempo, dotada de sentido. El capitalismo  impreso facilitó esta búsqueda  e hizo que muchas personas pensaran acerca de  si mismos y se relacionaran con otros bajo  formas nuevas

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