13.5.13

Wolf - Harold Garfinkel o la evidencia no se cuestiona

La etnometodología
El contexto y el lenguaje, la escena social y la acciónà se determinan recíprocamente, están conectadas entre sí.

Reciprocidad y “provincias de realidad” son dos temas presentes en la etnometodología.
El termino “etno”à se refiere a la disponibilidad que un sujeto tiene de conocimientos y sentido común sobre su sociedad.
La “metodología”à está compuesta por las actividades prácticas y por sus propiedades formales, por los conocimientos de sentido común, por el razonamiento práctico.
La etnometodologíaà es el estudio de los modos en que se organiza el conocimiento que los individuos tienen de los cursos de acción normales, de sus asuntos habituales, de los escenarios acostumbrados.
Cuando a propósito de las actividades cotidianas se habla de algo que es “de hecho”, que es “fantasía”, que es “evidente”, o que representa una buena demostraciónà se entiende que todo esto se ha hecho visible y “comentable”, observable y contable.
La “metodología” que todo miembro social posee como fundamento de la propia competencia, está compuesta por las prácticas comunes con las que las propiedades racionales de la vida cotidiana y del sentido común permanecen como susceptibles de observación y se hacen objetos de informe.

Los hechos sociales como realizaciones prácticas.

La etnometodología tiene como objeto de estudio empírico las actividades prácticas, las circunstancias de cada día, el razonamiento sociológico que habitualmente desplegamos en los asuntos ordinarios: reserva para las actividades más comunes de la vida normalmente concedida a los sucesos extraordinarios.
El análisis por ella desarrollado es enfocado desde una máxima cognoscitiva de tipo: trata los hechos sociales como realizacionesà es aquello que normalmente se ve como “cosas”, “datos” o “hechos”.
El etnometodólogo ve y trata de ver los procesos mediante los cuales se crean y sostienen de manera constante las características de escenarios socialmente organizados.
Los ambientes en los que nos movemos, hablamos, las personas con las que estamos en interacciónà representan para nosotros un universo normal, al cual aplicamos conocimientos comunes, dadas por descontado.
Las practicas, los métodos con los que planteamos la normalidad, continuidad y estabilidad de la realidad social de la vida cotidiana, son el objeto del estudio etnometodológico.
La naturaleza regulada de las relaciones sociales es secundaria respecto al trabajo con el que se establece un mundo de sentido común, un escenario de apariencias normales, un conjunto de conocimientos dados por descontado.
La etnometodología:
àse presenta como un viaje por el mundo del sentido común.
àindica el estudio (conducido según algunas orientaciones específicas) de la actuación práctica en la vida cotidiana y de los fenómenos, problemas, resultados y métodos que acompañan el uso de tal actuación.
·        Propone analizar cualquier coyuntura social.
·        Los sujetos de una ordenación social organizada están continuamente comprometidos en el decidir, reconocer, evidenciar el carácter racional de su forma de actuar.
Toda observación sobre la racionalidad del comportamiento en la vida cotidiana no es sino una glosa acerca de fenómenos de organización sobre conjuntos de prácticas realizadas por los sujetos.
·        Rechaza el punto de vista según el cual la eficiencia, la concreción, la coherencia, la uniformidad, la reproductibilidad de las acciones son fijadas, categorizadas sirviéndose de una regla y de un modelo obtenido independientemente de la situación en que tales propiedades son reconocidas, usadas, etc.
Toda propiedad “racional” de la acción es considerada como una realización contingente de prácticas comunes organizadas socialmente.
·        Propone la hipótesis de que cada situación social ha de ser considerada como auto-organizada en cuanto al carácter inteligible de sus propias apariencias.
Los modos en que se organiza una situación coinciden con los métodos que utilizan los sujetos para poner de manifiesto que los caracteres de la situación consisten en conexiones claras, coherentes, coordinadas, reproducibles, etc.
·        Una constante realización de las actividades organizadas de la vida cotidiana es la de demostrar la racionalidad y comprensibilidad de las expresiones y de las acciones indexicales.
Lo que diferencia el estudio etnometodológico de otras (micro)sociologías es que el centro de su indagación es el proceso con que los miembros sociales producen y sostienen un sentido de la estructura social en la cual interaccionan.
El carácter “obvio” y “natural” del mundo social en que los actores operan es el resultado de prácticas sociales difundidas que constituyen el elemento esencial de la competencia de sujetos socialmente educados.

Lo que todos saben.

El mundo de la vida cotidiana (conocido en común con otros, y en conjunto con ellos dado por descontado) representa la escena de un orden social y moral en que el individuo se coloca.
El análisis etnometodológico de los conocimientos de sentido común y de la actitud natural trata de describir el punto de vista del sujeto, su percepción de la realidad socialà “el elemento crucial y más sutil del mundo cotidiano dado por descontado es el hecho de que éste se dé por descontado”.
Lo que cuenta no son las interacciones y sus momentos, sino todo ese conjunto pre-científico que hace reconocible un escenario social y lo que en él sucede.
Es una (micro)sociología que se concentra sobre el equipaje de conocimientos y operaciones mínimas, elementales, primarias que es necesario llevar en todo intercambio social.
La etnometodología es el estudio de los conocimientos de sentido-común que usamos en las prácticas cotidianas, incluidos los resúmenes, las explicaciones, las glosas con que reconstruimos la racionalidad de tales prácticas.
La “actitud natural ve los caracteres de las situaciones sociales particulares como productos de la sociedad que está alrededor /// mientras la actitud metodológica ve los elementos de la sociedad que hay alrededor como productos de particulares situaciones sociales”.
Actitud naturalà el mundo del sentido común, el mundo cotidiano como es conocido y visto por el sujeto en el alcance de los fines prácticos de sus acciones.
Cuando un acontecimiento/acción/estudio, se presenta como conocido en común con los otros, pertenece a lo que saben todosà se funda sobre algunos presupuestos que constituyen los caracteres decisivos de los acontecimientos del mundo de sentido común.
Frente a la ruptura de la actitud natural, el sujeto puede asumir otra actitud para restablecer la “cotidianeidad de los acontecimientos”à puede redefinir la realidad social, cambiar las reglas del juego estableciendo unas nuevas.
Hay dificultades:
p/e que el proceso de redefinición debe ser llevado a cabo en coordinación y de acuerdo con los otros, que requiere un cierto tiempo, y que el sujeto debe suponer y asumir la existencia de una validez consensual de la nueva realidad así definida.

La reflexividad.

Es una práctica cotidianaà el uso cotidiano, normal, del lenguaje, representa inevitablemente tanto una descripción de las escenas de interacción social como un elemento de estas mismas escenas que aquél consigue ordenar.
Un enunciado no “transmite” solo una cierta informaciónà sino que al mismo tiempo crea un contexto en el cual la información misma puede aparecer.
El conocimiento de sentido común de los hechos de la vida social es para los miembros de la sociedad un conocimiento institucionalizado del mundo real.
No sólo describe una sociedad que es real para los sujetos, sino que las características de la sociedad real son producidas por la adhesión motivada de las personas a tales expectativas de fondo.
Según esta perspectiva me parece útil recurrir al concepto de asunción incorregible para ilustrar el de la reflexividad: la actitud natural funciona incorregiblemente.
Es la incorregibilidad de las asunciones adoptadas por nosotros la que nos hace considerar la suya como fruto de superstición, ignorancia, atraso, ingenuidad, etc.
Las actividades con que los miembros producen y tratan escenas de acontecimientos cotidianos organizados son idénticas a los procedimientos que los sujetos usan para hacer tales escenas “explicables”.
El carácter reflexivo de las prácticas de resumen constituye el punto crucial de este enfoque.
Cuando se habla del carácter reflexivo de las prácticas de resumen se entiende que los resúmenes (las justificaciones, las explicaciones, las exposiciones) de los actores sociales son elementos constitutivos de aquello de lo que éstos son resúmenes, de aquella realidad a propósito de la cual estos resúmenes hablan, proporcionan descripciones, explicaciones, conexiones, etc.
Damos por descontado este “hecho” cada vez que asumimos y usamos recíprocamente este conocimiento para realizar cualquier secuencia de acción.
En el rendir de cuentas de las acciones (en el explicarlas de forma racional) los sujetos producen la racionalidad de tales acciones y a la vez convierten la vida social en una realidad comprensible.
El problema de la reflexibidad se deja sumergido en el saber común que nos enseña que “todos los hombres razonables actúan así”.
El tratamiento de la reflexividad en las interacciones y en el uso habitual del lenguaje la esconde, remarcando la asunción incorregible de una realidad social objetiva y compartidaà el interés etnometodológico es el de hacer observar el carácter reflexivo de las actividades prácticas.

La indexicalidad.

En el uso común del lenguaje, algunos términos dependen para su significado de la situación específica en que son empleados.
Personas/sucesos/hechos/procesosà son así indicados e identificados con relación a un tema particular.
Los pronombres personales son el primer punto de apoyo para esta aclaración de la subjetividad en el lenguaje.
Las expresiones indexicales son lógicamente las que marcan la inserción de las frases, de los textos y de su significado en la ocasión en que se enuncianà la naturaleza indexical del discurso indica que éste está marcado por las referencias de persona, espacio, tiempo que lo sitúan en un contexto.
La indexicalidad constituye uno de los mayores obstáculos que la elaboración metodológica en sociología está obligada a superar: los estudios metodológicos se han dedicado al intento de remediar, de sustituir las expresiones indexicales con términos objetivos no ligados al contexto de enunciación del discurso.
Pero esta preocupación metodológica es propia también de las situaciones normales de vida cotidiana, en que los participantes en una conversación están a menudo absortos en entenderse, en aclarar las ambigüedades e imperfecciones derivadas del uso de expresiones indexicales.
El hecho crucial es que la naturaleza indexical del discurso común y de las prácticas cotidianas es ineludible e ineliminableà cualquier actividad, acción o discurso es una actividad situada, realizada en un contexto cuyo significado es descriptible, solamente mediante el uso de elementos indexicales.
En la vida cotidiana nos encontramos frente a una tarea análoga a la del sociólogo o del investigador profesionalà superar la indexicalidad omnipresente e ineludible, para poder proporcionar una demostración adecuada del carácter racional, reconocible, típico del propio modo de actuar.
La etnometodología es el análisis de las propiedades racionales de las expresiones indexicales y de las acciones prácticas, entendidas como progresiva realización de prácticas organizadas de la vida cotidiana.
Lo que nos interesa no es cómo desarrollar construcciones racionales del actor, para explicar la regularidad del comportamiento humanoà sino cómo los componentes de las diversas organizaciones usan las ideas y el lenguaje de la racionalidad para encontrar y describir el carácter más o menos ordenado de esos ambientes organizados en que actúan.
La indexicalidad del lenguaje y de la acción adquiere consistencia y opacidad al presentarse como conocimientos de sentido común, como lo que es dado por descontado, por “todos saben”.
No se empieza desde cero cada vez, el lenguaje no es algo nuevo, ni el actuar contextual se presenta en cada acontecimiento “extraño”/incomprensibleà los resúmenes, las explicaciones, las justificaciones (que constituyen la mayor parte de nuestros razonamientos) establecen la posibilidad de reconocer, valorar, etc.
Tal posibilidad no se encuentra en el interior de las escenas y de los razonamientos, sino que es el resultado del trabajo con que se plantea la descriptibilidad, comprensibilidad de acciones y lenguaje.
Las observaciones sobre el carácter indexical del discurso y de la interacción son importantes por dos motivos:
·        Indican una radical atención hacia la importancia del lenguaje como elemento fundamental en el estudio de las relaciones sociales.
Es a partir de la consideración de la indexicalidad en el discurso cuando Garfinkel saca sus conclusiones sobre el carácter de “realizaciones prácticas” que asumen los elementos de la realidad socialà la indexicalidad no es una fastidiosa imperfección del lenguaje, sino un elemento que caracteriza el trabajo de construcción de la realidad social llevado a cabo por los sujetos.
·        Si se considera cierto que la naturaleza del discurso y de la acción en los escenarios sociales es irremediablemente indexical, cambiará con ello la forma de entender la norma social y la relación entre el actor social, la norma y el comportamiento.
La inadecuación de todo conjunto de reglas y la ligazón entre tal conjunto y el carácter permanentemente problemático de la contingencia de cada situación son los conceptos clave del término indexicalidad.

¿Qué orden social?

El uso que los miembros sociales hacen de las reglas muestra que hay un continuo trabajo de adaptación, ajuste e interpretación del significado y de las prescripciones de la regla a la situación actual.
Más que ser aplicadas, las reglas son invocadas y usadas para afirmar y describir la racionalidad, coherencia, justeza, etc., de los cursos de acción.
La etnometodología está particularmente atenta a este fenómenoà desde su punto de vista las normas son intenciones abstractas que (encalvadas en la indexicalidad de los contextos de uso) necesariamente deben ser especificadasà en cada situación contingente en que una norma social es aplicable, el sujeto la encuentra en pate vaga e inexplícita.
Las reglas tienen “contornos confusos” que son completados por los actores de acuerdo con sus actividades prácticasà sin este trabajo la regla no tiene significado: las reglas no hablan nunca por sí mismas.
Solamente en su conexión con escenarios específicos y en boca de actores específicos éstas encuentran una voz.
Un comportamiento acorde con las reglas manifiesta la existencia de un orden social explicable con el aprendizaje por parte de los sujetos de los modelos de comportamiento coherentes con el conjunto de reglas existentes.
Si el orden  existe “fuera de aquí” como realidad subsistente por sí misma, para comprenderlo es necesario dar cuenta de las reglas sociales que son llevadas a cabo en las interacciones.
El orden social es un orden descrito, una regla declaradaà un sentido en que un orden y una regla han sido seguidos al verificarse ciertos comportamientos: no es un orden encontrado, sino realizado.


Los procedimientos “ad hoc”

En la vida cotidiana poseen importancia las formulas de “etc”, “a menos que”, “déjalo así”à llama a estas consideraciones “ad hoc”.
Cuando se trata de seguir determinadas instrucciones, cuando se debe realizar un comportamiento regulado, las consideraciones “ad hoc” están siempre presentes.
Se tratan como residuos de imperfectas aplicaciones de las reglas. 
Se usan con el fin de reconocer aquello de que las instrucciones están hablando en última instancia.
Estas operan como las bases y los métodos para hacer avanzar y garantizar las pretensiones de los investigadores de haber codificado de acuerdo con criterios necesarios y suficientes.
No son fastidiosas imperfecciones que atentan contra la formalidad y carácter absoluto de la norma, sino más bien una condición de su reconocibilidad y practicabilidad.
Estas no describen los modos en que las reglas son infringidas, violadas, sino más bien el modo en que funcionan concretamente, el modo en que se reconoce la existencia de una norma y su significado.

La cláusula del etcétera.

Los procesos de comprensión que se realizan en la vida cotidiana funcionan como un acuerdo para las personas implicadas, solo en tanto en cuanto las condiciones estipuladas comportan una cláusula implícita, pero recíprocamente comprendida, que es la cláusula del etcétera.
Esta proporciona la certeza de que constantemente están disponibles condiciones no precisadas, por medio de las cuales un acuerdo puede ser leído retrospectivamente para hallar en él aquello en que consistía realmente el acuerdo en primer lugar y durante toda su vigencia.
La consistencia y relevancia de la regla del etcétera está generalizada y caracteriza el orden social en cuanto conjunto de actividades gobernadas por reglas.
Funciona como el ámbito de los términos no establecidos del contrato que toda norma plantea.
Coloca a las reglas en un “marco” de un acuerdo entre los sujetos de interactuar de acuerdo a ellas.
èSe puede reconocer en la cláusula del etcétera algo similar al concepto de frame (Goffman):
ambos ilustran la forma en que funcionan las interacciones reguladas en las escenas sociales, en el frame que establece los limites y el ámbito en que se sitúa la escena, representando el etcétera una parte implícita del funcionamiento del orden interaccional.

Las prácticas de glosa.

Los fenómenos explicables son de arriba abajo realizaciones prácticas.
Hablamos de trabajo a propósito de tales realizaciones para acentuar el énfasis sobre ellas como cursos de acción que se desarrolla progresivamente.
Tal trabajo es desempeñado como montaje de prácticas mediante las cuales los locutores, en las situaciones contingentes de discurso, significan algo distinto de aquello que ellos mismos pueden decir con ese número de palabras, es decir, como practicas de glosa:
-       Son métodos para producir comprensiones observables-referibles en el seno del lenguaje natural.
-       Constituyen múltiples modos de evidenciar que es comprendido el discurso y de que forma.
-       No son un fenómeno ocasional, raro, sino más bien son constantemente realizadas en cada situación de uso del lenguaje.
-       Son reconocidas por los miembros como elementos constitutivos de la conversación en que son realizadas.
èA través de las practicas de glosa, los resúmenes, las explicaciones, el interés de la etnometodología se concentra sobre los modos en que los sujetos afirman, reconocen y negocian la existencia de reglas y de normas sociales.

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