13.5.13

Sarmiento - Facundo

EL RASTREADOR

- El más conspicuo de todos, el más extraordinario, es el rastreador. Todos los gauchos del interior son rastreadores.

- Es preciso saber seguir las huellas de un animal, y distinguirlas de entre mil, conocer si va despacio o ligero, suelto o tirado, cargado o de vacío: ésta es una ciencia casera y popular.
- El rastreador es un personaje grave, circunspecto, cuyas aseveraciones hacen fe en los tribunales inferiores. La conciencia del saber que posee le da cierta dignidad reservada y misteriosa.
- ¿Qué misterio es éste del rastreador? ¿Qué poder microscópico se desenvuelve en el órgano de la vista de estos hombres? ¡Cuán sublime criatura es la que Dios hizo a su imagen y semejanza!

EL BAQUEANO
- Después del rastreador, viene el baqueano, personaje eminente y que tiene en sus manos la suerte de los particulares y de las provincias. El baqueano es un gaucho grave y reservado, que conoce a palmos, veinte mil leguas cuadradas de llanuras, bosques y montañas. Es el topógrafo más completo, es el único mapa que lleva un general para dirigir los movimientos de su campaña.
- El baqueano anuncia también la proximidad del enemigo, esto es, diez leguas, y el rumbo por donde se acerca, por medio del movimiento de los avestruces, de los gamos y guanacos que huyen en cierta dirección. (…) él sabrá decir si hay gente escondida, o es un campamento recién abandonado, o un simple animal muerto. 
- El baqueano conoce la distancia que hay de un lugar a otro; los días y las horas necesarias para llegar a él, y a más, una senda extraviada e ignorada, por donde se puede llegar de sorpresa y en la mitad del tiempo. 

EL GAUCHO MALO
- Este es un tipo de ciertas localidades, un outlaw, un squatter, un misántropo particular.
- con toda su ciencia del desierto, con toda su aversión a las poblaciones de los blancos, pero sin su moral natural ,y sin sus conexiones con los salvajes. Llámanle el gaucho malo, sin que este epíteto le desfavorezca del todo. La justicia lo persigue desde muchos años; su nombre es temido, pronunciado en voz baja, pero sin odio y casi con respeto. Es un personaje misterioso;
- Este hombre divorciado con la sociedad, proscripto por las leyes; este salvaje de color blanco, no es en el fondo un ser mas depravado que los que habitan las poblaciones. El osado prófugo que acomete una partida entera, es inofensivo para con los viajeros.
- el ataque a la vida no entra en su idea
-  roba es cierto; pero esta es su profesion, su tráfico, su ciencia.

EL CANTOR.
- Aquí tenéis la idealización de aquella vida de revueltas, de civilizacion, de barbarie y de peligros. El gaucho cantor es el mismo bardo, el vate, el trovador de la edad-media, que se mueve .en la misma escena, entre las luchas de las ciudades y del feudalismo de los campos, entre la vida que se va y la vida que se acerca. El cantor anda de pago en pago, “de tapera en galpón,” cantando sus héroes de la Pampa, perseguidos por la justicia, los llantos de la viuda a quien los indios robaron sus hijos en un malón reciente,
- El cantor está haciendo candorosamente el mismo trabajo de crónica, costumbres, historia, biografía, que el bardo de la edad-media; y sus versos serian recojidos mas tarde como los documentos y datos en que habria de apoyarse el historiador futuro, si a su lado no estuviese otra sociedad culta con superior inteligencia de los acontecimientos, que la que el infeliz despliega en sus rapsodias injenuas.
- En la República Arjentina se ven a un tiempo dos civilizaciones distintas en un mismo suelo: una naciente, que sin conocimiento de lo que tiene sobre su cabeza, está remedando los esfuerzos ingénuos y populares de la edad-media; otra que sin cuidarse de lo que tiene a sus pies, intenta realizar los últimos resultados de la civilización europea: el siglo XIX  y el XII viven juntos; el uno dentro de las ciudades, el otro en las campañas.
- Por lo demás, la poesía original del cantor es pesada, monótona, irregular cuando se abandona a la inspiracion del momento. (…). Fuera de esto, el cantor posee su repertorio de poesías populares, quintillas, décimas i octavas, diversos géneros de versos octosílabos. Entre estas hay muchas composiciones de mérito, y que descubren inspiración y sentimiento.
Aun podría añadir a estos tipos originales muchos otros igualmente curiosos, igualmente locales, si tuviesen como los anteriores, la peculiaridad de revelar las costumbres nacionales, sin lo cual es imposible comprender nuestros personajes políticos, ni el carácter primordial y americano de la sangrienta lucha que despedaza a la República Argentina. Andando esta historia, el lector va a descubrir por sí solo dónde se encuentra el Rastreador, el Baqueano, el Gaucho Malo y el Cantor. Verá en los caudillos cuyos nombres han traspasado las fronteras argentinas, y aun en aquellos que llenan el mundo con el horror de su nombre, el reflejo vivo de la situación interior del pais, sus costumbres y su organización. 

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