En este capítulo Ford hace una crítica a Ginzburg por su excesivo
binarismo (paradigma galileano vs paradigma indiciario).
Ataca a la modernidad desde el punto que ésta y más que nada la cultura
occidental dejó de lado formas de percepción, encasillándolas en el arte o lo
estético o en los medios o saberes marginados de la vida cotidiana como en el
caso de método indiciario que fue dejado de lado por el uso del método
galileano.
Además, indica que estos desplazamientos culturales, están vigentes en
las estrategias discursivas de muchos análisis actuales de la cultura
contemporánea.
Esta problemática perceptiva y cognitiva que se analiza en el conjunto
índices/abducción/cuerpo se planteó en los comienzos de la modernidadà lo que señala una importante zona de conflictos producidos
por el cambio sociocultural.
De la conceptualización de los índices (de la función o del momento
indiciario en la semiosis), realizada por Peirce, salen estrechamente
relacionadas, dos líneas de reflexión:
- la relación índices/abducción
- la relación índices/cuerpo.
Un índice es un signo que se remite a su objeto, no tanto porque tenga
alguna semejanza o analogía con él, ni porque se lo asocie con los caracteres
generales que posee, cuanto porque está en conexión dinámica con el objeto
individual, por un lado, y con los sentidos o la memoria de la persona para
quien sirve como signo, por el otro.
Esta semiosis por conexión dinámica, por contigüidad y que está en todo
proceso de construcción del sentido, se estructura en relación con un
interpretante que permite que ese índice símbolo latente pueda ser elaborado
lógicamente mediante la abducción.
La abducción constituye una zona central en la construcción de las
hipótesis que utilizamos para vivir.
Una gran parte de nuestra vida se estructura sobre la lectura de
índices, sobre la comunicación corporal y sobre la constante elaboración de
conjeturas y abduccionesà que esto -que es
tan obvio como demostrable-, no sea tomado en cuenta, es parte de la metafísica
binarista con que se ha plantado la modernidad.
Es casi obvio que en nuestra vida cotidiana nos movemos seleccionando
índices y elaborando abducciones y conjeturasà es el enorme banco de datos del inconsciente el que es
gatillado por estos procesos en los cuales actúan los cinco sentidos, es decir,
el cuerpo en su totalidad.
Pero no sólo como equipamiento biológico de la especie, sino también
con su carga cultural e histórica y operando como conjunto.
Este conjunto como campo de análisis, permite entrar en zonas críticas
de importantes procesos culturales.
De hecho, ha estado presente como campo de reflexión desde tiempos
inmemoriales en la cultura del hombre. Sin embargo, es un territorio
descuidado.
En los comienzos de la fallida modernidad, se plantearon algunos
tópicos y temas que indagaban complejos conflictos cognitivos en medio de ese
proceso de transformación.
Pero estos conflictos, los choques de saberes que entran en juego,
entre muchos otros, el conjunto que se eligió, son parte también de los campos
de reflexión, análisis, construcción de hipótesis sobre los comportamientos y
procesos culturales de la crisis, por lo que tienen ellas como etapas de reclasificación
y de constitución de nuevos saberes a partir de todas las potencialidades
cognitivas del hombre en sus estrategias de supervivencia individual y social.
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