14.5.13

Martini - La sociedad y sus imaginarios

El tema desde un caso
Martini sostiene que la consigna "que se vayan todos" es producto tanto de la opinión pública como de los imaginarios de país acuñados por la sociedad.
El imaginario social opera en la construcción de la opinión pública. La opinión pública es la voz que se expresa en los espacios públicos y que está basada en juicios compartidos, aunque no necesariamente opiniones teóricas, compartidas por una parte considerable de la población, no determinada individualmente. Al ser públicamente manifestada se convierte en un hecho independiente de la opinión que se expresa en un reducido círculo de personas.
Los imaginarios están en la base misma de los procesos de construcción de identidades. Los imaginarios insisten en la recuperación material y simbólica de la misma nación y su territorio, el cual está representado por sus espacios públicos, como por ejemplo las sedes concretas del poder público. En este sentido, el reclamo popular es un reclamo por absolutos. Es que las crisis activan de modo más fuerte el mecanismo de los imaginarios sociales.
Castoriadis señala que los valores, como la igualdad y la justicia, "no son 'conceptos' que se podrían fundar o construir en y por la teoría. Son ideas/significados políticos relativos a la institución de la sociedad tal como ella podría ser y nosotros quisiéramos que fuera...".

Constitución de los imaginarios

Los imaginarios sociales cruzan momentos de la memoria con cuadros de un proyecto futuro, con lo utópico, con los deseos colectivos. Se define por su diferencia con la realidad. Es producto de la imaginación pero que es creíble y verosímil para este grupo que lo ha cristalizado. La categoría “imaginarios o representaciones sociales” comprende los efectos de “sentido” producto del discurso, entendiendo el discurso como lazo social, regulado por leyes de intercambio que se corresponden con el orden simbólico y ordenan la relación con lo real (Di Tella). Verón dice que la realidad es una “experiencia colectiva” donde se realiza la articulación entre la experiencia de lo simbólico y de lo imaginario.
La utilización del término imaginario como una categoría explicativa y descriptiva, presupone la consideración del hecho social como “hecho de discurso”. (Durkheim)
Al concepto de imaginario que utiliza Martini contribuyeron las nociones de Durkheim, Saussure, Lévi-Strauss ("lo simbólico"), Lacan y Marx ("fetichismo de la mercancía"). Lacan había analizado la presencia simultánea de tres dimensiones: lo imaginario (inconsciente), lo real y lo simbólico (lenguaje).

 

Estudio de las representaciones sociales

El imaginario resulta una imagen cristalizada del pensamiento que se produce en una sociedad determinada en un momento dado de la historia. Si bien los imaginarios no son directamente aprehensibles ni cuantificables ni medibles (como sí lo es la opinión pública a través de encuestas), su presencia puede rastrearse en los discursos sociales. Ese rastreo exige una entrada oblicua, una identificación e interpretación exhaustiva de las diferentes capas de densidad significativa.
Martini cita el ejemplo de la obra de teatro Gente bien, de Federico Mertens (1909). La obra pone en escena las aspiraciones de figuración social de ciertos sectores medios empobrecidos de la época, por ejemplo los valores que privilegiaban aparentar ser "gente decente", "gente bien". Estas categorías hacen emerger una cierta imagen de sociedad y de lugares sociales.
El imaginario es una categoría marcada fuertemente por el sello de o tradicional, en el sentido que perdura y cambia de manera más lenta que la opinión pública. En la memoria colectiva no importa tanto qué pasa realmente sino qué representación se construye de eso que pasa, es decir, qué interpretación se hace. Es por eso que los acontecimientos cuentan menos que las representaciones imaginarias.
Hablar de imaginario social es referirse a los sentidos presentes en un grupo social y que dan cuenta de la percepción del mundo social. Dicha percepción supone una organización imaginaria, que tiene una cierta función ordenadora de la relación entre los agente sociales. En su interacción el grupo social construye la representación, la imagen de sí misma.
Es en estas imágenes que se interpone una frontera y se articula un "nosotros"/"ellos". A través de estos discursos se realiza una operatoria contextual de inclusión/exclusión y se naturalizan las identidades.
La filosofía del conocimiento reconoce al imaginario como la posibilidad de que dispone la imaginación de crear un producto diferente de lo real, como una vía de sustitución del conocimiento científico o filosófico. Síntesis de la intuición.

 

Los estados de los imaginarios

El imaginario de un grupo social actúa en las formas en que éste construye el sentido en un momento determinado. Así, por ejemplo, las consignas "Todos somos aerolíneas" o "Compre argentino" están expresando un estado en la imagen de país. Según Martini, estos reclamos recién tuvieron acogida en la sociedad cuando pudieron inscribirse en una línea histórica de dependencia, es decir, cuando cambiaron las categorías de lo ajeno y lo propio.
Los sistemas simbólicos sobre los cuales se apoya y a través de los que trabaja la imaginación social se construyen a partir de las experiencias, aspiraciones e intereses de los agentes sociales (todo campo de experiencias sociales está rodeado de un horizonte de expectativas y recuerdos, temores y esperanzas).

Un aporte a los relatos de control social

El dispositivo imaginario provoca la adhesión a un sistema de valores que marca la distribución de los papeles y las posiciones sociales, en definitiva, define lo que está bien y lo que está mal. El imaginario social resulta de este modo un dispositivo de control de la vida colectiva, un mecanismo para ejercitar el poder. En él se encuentra el problema del poder legítimo o de las representaciones fundadores de la legitimidad.
En los períodos de crisis, según Martini, se intensifica la producción de imaginarios sociales competidores, las representaciones de una nueva legitimidad y de un futuro distinto proliferan: ganan tanto en difusión como en agresividad.
Los medios de comunicación aportan con su producción de información y de  sentido a la construcción que esa sociedad o ese grupo hace de sus imaginarios. Brindan datos e interpretaciones de los mismo, singulares formas de construcción de la realidad, con su propio imaginario, que es el de la sociedad en la que están insertos, pero que incluye la propia imagen del periodismo como tarea y como filosofía y la misma naturalización del sentido del mundo.
La instauración de mitos a partir de la información emanada desde diferentes centros de poder, las autoridades gubernamentales o las empresas trasnacionales, el marketing y hasta los medios y la escuela contribuye a la tarea de construcción del imaginario.

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