Condenado a 20 años de prisión en 1928, con dolores físicos, aislado por sus compañeros por criticar los giros tácticos sectarios de la internacional comunista, escribirá más de 33 cuadernos.
Las hipótesis gramscianas que se
desarrollaran en los cuadernos carcelarios giran en torno de 3 ejes temáticos en los que logra
incorporar elementos renovadores dentro del marxismo sea en su variante
socialdemócrata o leninista. Estos conceptos son los de dominación, crisis y
cambio social. Su punto de partida es una reformulación del modelo
determinista de relación entre base económica y superestructura a fin de
depurar el marxismo de sus incrustaciones economicistas que le impiden apreciar la diversidad de los
hechos históricos. Para Gramsci la dominación social (referida a
posiciones de clase) solo puede ser entendida con una redefinición de concepto de
estado que supere la visión unilateral de instrumento directo de control y
reproducción de la sociedad por una clase económicamente dominante.
Rehabilitara la distinción hegeliana entre sociedad civil y sociedad política y
propondrá una definición mas amplia del estado-dominación como articulación
entre instituciones privadas de la sociedad civil (familia, escuela, medios de
comunicación) e instituciones publicas de la sociedad política que conforman al
estado como aparato de gobierno.
La dominación seria para este
autor la articulación entre ambas instancias que en conjunto formarían un
modelo de hegemonía como dirección moral y cultural de la sociedad. Conformaría
un bloque histórico orgánicamente interrelacionado en sus rasgos materiales y
culturales.
Una crisis de dominación solo puede ser
entendida como crisis de hegemonía, crisis orgánica, (crisis del estado en su
conjunto) y no como efecto mecánico de una crisis económica sobre los otros
subsistemas sociales. La lucha por el
cambio revolucionario es para Gramsci un conflicto que nace en las
instituciones de la sociedad civil para
ir construyendo una voluntad contra hegemónica que unifique cultural y
políticamente a las clases subordinadas como alternativa a la dominación en
curso. Dicha voluntad debe encararse en el Nuevo Príncipe, el partido político
moderno que proyectará los elementos dispersos de las luchas de clases en el
marco de una revolución intelectual y
moral.
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