Este concepto se
vincula a un modo de concebir lo social en tanto construcción cultural de consensos
y simultáneos procesos de resistencia. En tanto enfrentamientos y negociaciones
en los que la legitimidad del orden social se actualiza y se hace posible.
Permite
a su vez, pensar en proceso de conformación de subjetividades compartidas que
no se cosifican ni se acaban. Al mismo tiempo sugiere la ineludible necesidad
de reforzar constantemente su credibilidad y legitimidad, porque hegemonía
implica siempre resistencias estratégicas o tácticas.
La
noción de hegemonía remite a las nociones de consenso y conflicto. O en todo
caso a la lucha por el mantenimiento o la conquista de un control intelectual
y/ o simbólico nivel social. Dominio que implica la movilización de grupos
dispuestos a conservar, negociar o tergiversar las formas de producción y redistribución
de los recursos sociales. Implica también, la negativa de pensar el poder en
términos exclusivos de coerción, es decir, la imposición del poder puramente
por la fuerza.
Un
proyecto hegemónico se construye a partir de la persuasión, de la articulación
ideológica, y de la transformación de la filosofía (de la cultura) en fuerza
material.
La
lucha por la hegemonía no es más que un conflicto por la imposición, la
difusión, la generalización – o incluso la prohibición- de formas de entender,
juzgar y percibir el mundo. Implica una construcción político cultural en
ciertas ocasiones autónomas de las estructuras económicas. La hegemonía, según
Gramsci, se construye. Los procesos
hegemónicos son construidos a diario. Dentro de la sociedad civil es donde la
hegemonía se conforma y se conquista en forma cotidiana. Algo que debe ser
constantemente reafirmado y definido.
SENTIDO COMÚN:
En las sociedades
donde el aspecto “civil” se encuentra desarrollado, la hegemonía es el
resultado de múltiples convergencias de sentidos. No todos ellos ideológicos o
discursivos.
Gramsci plantea que
el sentido común es elaborado pluralmente y no es el efecto de una imposición verticalizada.
Habla
de una conflictividad constante por la apropiación de la legitimidad y el sentido
común. Confrontación no sólo en el campo de la política, sino que se
encuentra en el ámbito de lo cotidiano. El sentido común aparece desde esta
visión como el resultado o la expresión de complejas luchas que se desparraman
en todo el ámbito social. No existe un único sentido común.
CULTURA:
Gramsci
le adjudica a la cultura una concepción totalmente dinámica. Esta
cultura puede ser moral, laboral, estética; permite comprender y analizar
racionalmente diversas manifestaciones. Admite examinar el folklore (la cultura
popular), como parte de una consmovición del mundo donde están latentes ciertas
rebeliones que conviven con autorizaciones al poder hegemónico. Permite
analizar la cultura desde su producción y reproducción.
Aleja
su concepción de cultura del idealismo romántico que supone al pueblo como un
eterno e inmóvil repetidor de tradiciones y la aleja también de la cultura
entendida como aquello culto.
BLOQUE HISTORICO: es decir, la
hegemonía entendida como un orden controlado por un grupo o un conjunto de
grupos sociales a lo largo de un período. Estos están siempre amenazados y
hostigados por sectores disconformes.
LA CUESTION DE LA INFORMACION tiene
una importancia fundamental en la articulación entre Estado y sociedad, porque
se refiere a la construcción del consenso, ligada íntimamente con la hegemonía.
Puesto que no sólo hay dirección de las clases aliadas sino también dominación
de la subalternas, tratando de obtener la dominación por vía de consenso
pasivo, que se obtendría entre otros, a través de mensajes que podrían adoptar
formas verbales, gráficas o de imágenes. Este logro del consenso tiene una
íntima relación con el aparto comunicacional, regulado estatalmente. Allí es
donde encontraríamos la vinculación entre el estado, la sociedad y los medios.
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