14.5.13

Martini - La comunicación es interacción

El planteo básico del interaccionismo simbólico, que es una teoría individualista, es que el hombre se constituye socialmente en su relación o interacción con los otros hombres, y considerando cualquier objeto con el que se encuentra como un símbolo que significa o representa la relación de un sistema más general de significado con su particular circunstancia.

El individuo conoce y constituye su subjetividad según su propia interpretación de la interacción de sí mismo con los otros, y también de la actuación e interpretación de los otros.
Para Goffman, “la interacción posee sus mecanismos autorreguladores, que mantienen el orden: el orden de la interacción; pero estos mecanismos autorreguladores son tan frágiles como el orden que protegen. El mundo social es precario: nunca tiene garantizado el orden. En el caso de la interacción, los actores harán cualquier cosa para evitar la sanción que afecta tanto a las víctimas como a los causantes cuando éstos infringen   las reglas, provocando el desorden. Y así, con preferencia a sanciones que podrían precipitar a todos los participantes a una desorganización mayor aún, las víctimas de una ofensa adoptan una actitud indulgente “compromiso de conveniencias”
Para Goffman, es preferible entender la interacción como un orden que permite librar una guerra fría". Habla sólo de un tipo de orden social, el que ve en la interacción.
Se ocupa en especial de la interacción a la que llama “conversacional”; se fija como objeto el lenguaje como conducta, no como producto, es decir, no el enunciado de un discurso sino la forma de producirlo, en la medida en que sostiene que comunicar es una forma de hacer.
Para Goffman, cuando fija como objeto de análisis el lenguaje en acto, no es para limitarlo al lenguaje oral, referencial e intencional: incluye también las diversas formas de la “conducta expresiva”, a la que se podría calificar de “espontanea”, y cuyo soporte es el propio cuerpo hablante. El lenguaje oral y el lenguaje no oral se encuentran dentro de una misma entidad, la conducta comunicativa”.

Tradicionalmente, lenguaje verbal o comunicación y acción estaban separados.
En 1916, Saussure expone como premisa fundamental del posterior edificio lingüístico la concepción binaria del lenguaje, con la distinción entre lengua y habla. Asegura que sólo la lengua, ordenada y expuesta, puede ser objeto de estudio, ya que el habla, no aparece como objeto seguro.
En1962 Austin se plantea “como hacer cosas con palabras”: cuando digo  “prometo” o “juro” no solo emito un enunciado verbal: también se trata de una acción, el acto mismo de prometer. Austin llama a este tipo de enunciados, que realizan a la vez una acción, enunciados performativos. En1969, subraya la dimensión performativa de la comunicación verbal y considera que la teoría del lenguaje tiene que estar integrada a la teoría de la acción: todos los enunciados tienen valor ilocutorio. El objeto ahora será el sentido comunicado.

La comunicación es comunicación social

En el acto comunicativo se produce una interacción entre varios individuos, interacción del orden de lo simbólico que construye las diversas instancias de las redes sociales. Cuando se concibe la comunicación como actividad social, se coloca un mecanismo de orden superior por encima de la comunicación (inter) individual.
Comunicación social, constituye el conjunto de los códigos y las reglas que hacen posible y mantienen en la regularidad y la previsibilidad de las interacciones y las relaciones entre los miembros de una misma cultura. La comunicación en la sociedad es permanente: no se sostiene en la acción de un individuo, permite que la acción individual se inserte en una continuidad. El individuo es visto como un “actor social”, como un participante de una entidad que lo subsume.
Las actividades comunicativas son actividades de control, de confirmación, de “integración”, donde la redundancia juega un papel importante.
En la medida en que el individuo es un actor social, el contexto situacional adquiere un estatus fundamental. Por ello, lo que interesa es trabajar sobre el contexto y el significado. Ningún significado es fijo; ningún elemento es unívoco.


Metáforas de la interacción: juego y ritual

En la teoría de la comunicación como interacción la metáfora fuerte es la del juego: así se fijan las reglas, el rol de los interlocutores y las apuestas, las ganancias, se establece qué es lo que está en juego.

Bateson (1956) la actividad lúdica requiere la posibilidad de usar un marcador metacomunicativo, el mensaje “esto es un juego”.
Para Bateson, toda comunicación implica la existencia de un mensaje metacomunicativo que da las indicaciones sobre la forma de comprender el mensaje de base. La metacomunicacion  provee un contexto simultáneo a la comunicación, a medida que aquella se va produciendo.
Pero al considerar a la comunicación como un juego, donde las apuestas varían según los individuos y las situaciones, la vida social toda aparece como el gran juego donde no sólo importa competir sino también ganar. Lo que esta en juego en una interacción tiene que ver con las gratificaciones y el poder, por ello se hace uso de las reglas apropiadas.
Las reglas que organizan la interacción remiten a la idea del ritual, del rito, términos empleados para designar una formalización de la actividad social. Goffman retoma la oposición clásica entre rituales positivos (de homenaje o celebración)  y rituales negativos (de conjuro y reparación) y expone que las interacciones son como pequeñas ceremonias con las mismas funciones sociales que las grandes ceremonias religiosas.
Ellas son las que confirman las relaciones sociales y reparan las ofensas que se han hecho a sus miembros. Hay situaciones en que la interacción toma la estatura del rito; presentaciones formales; ciertos conciertos de rock, y hasta algunas formas de la interacción masmediática.
Goffman considera el ritual tanto en su dimensión simbólica, como en su dimensión conductual. Winkin señala, sin embargo, que aparece en esta propuesta un cierto viraje teórico en Goffman, en la medida en que cuando observa que lo cotidiano puede interpretarse como hechos sagrados, parece establecer una relación entre lo macroestructural social y la microestructura interaccional, de la que en general, poco se ocupa en su obra.

Hacia un ordenamiento de la interacción: las reglas del intercambio comunicacional


Cualquier enunciado incluye no sólo lo dicho sino también las condiciones de enunciación (modos de producción y situación de concreción) las modalidades del decir ese enunciado. Analizando las elecciones de los modos de expresión, cada grupo social permite a sus miembros una posible explicación de su comportamiento. Por ello, se puede hablar de reglas que organizan el intercambio comunicacional; que son enunciados: constituyen el conjunto de conductas permitidas, preferidas, esperadas, y/o proscriptas en una variedad de situaciones de comunicación.

La vida comunicativa está basada en reglas que permiten la existencia de cierta regularidad en las interacciones. Las reglas son pues estatutos y exigencias culturales implícitos de comportamiento social.
La relación entre los individuos y las reglas es normativa, casi imperativa: las reglas constituirían una fuerza que ciñe la vida de cada uno. Aparecen en consecuencia formuladas a menudo en forma imperativa. Tales fórmulas tratan de dar cuenta de las regularidades que parecerían desprenderse del comportamiento social de la comunidad en estudio.
Las reglas normativas tienen un carácter prescriptivo, es decir que los miembros de una comunidad están sujetos a ciertas obligaciones relacionadas con el respeto de las reglas, por ejemplo: los saludos, las presentaciones y lo que en general se denomina la conducta pública.
Las reglas normativas son también situacionales, exigen el conocimiento del contexto en el que rigen; definen una conducta apropiada en los diferentes contextos, aunque los sentimientos y las emociones no pueden sujetarse de manera estricta a reglas.

La relación entre los individuos y las reglas que ordenan la comunicación es de utilidad, en el sentido del empleo estratégico de las reglas. Es decir, es posible la existencia de formulas prescriptivas fijas, pero cada individuo hará uso de ellas según la estrategia que construya para moverse, y a la vez, queda implícita la facilidad de adecuar las normas a la situación y a la propia conveniencia. No hay una correspondencia directa entre regla y situación, ya que un individuo utilizará y/o exigirá el cumplimiento de determinadas reglas según la intencionalidad de su conducta.
Se plantea pues la noción de preexistencia de situaciones con respecto a los comportamientos humanos, que implica que los actores sociales sólo tienen que reconocer una situación y actuar en consecuencia. Los individuos pueden así usar reglas en beneficio propio para manipular o definir el significado de ciertas situaciones y hasta crear situaciones sociales por medio del comportamiento que eligen producir con respecto a las reglas.

La interacción comunicativa presupone un contacto entre los interlocutores

La existencia de reglas implícitas permite hablar de la noción de contrato, pacto o acuerdo de comunicación, también por lo general, implícito en el juego de la interacción.
Para entender a qué refiere un contrato de comunicación hay que recordar la diferenciación entre lo dicho (enunciado) y las modalidades del decir (enunciación), donde las modalidades del decir construyen el dispositivo de enunciación, a saber: la imagen del que habla, o sea, el enunciador; la imagen del destinatario del discurso; la relación entre enunciador y destinatario, que son entidades discursivas a las que hay que distinguir del emisor real y del receptor real. Todo soporte de interacción contiene su dispositivo de enunciación, al que se denomina contrato o pacto de comunicación. El contrato de comunicación dice sobre los modos de relación entre los individuos interactuantes y establece un lazo en el tiempo entre ellos.

De saberes y competencias

 La idea de códigos preexistentes y compartidos remiten al concepto de competencia comunicacional. La competencia comunicacional es la capacidad de un individuo de mantener una comunicación coherente, es la aptitud que implica el conocimiento de los códigos y de su uso y el manejo creativo de situaciones de comunicación y de reglas implícitas en la sociedad en que se desenvuelve.
P. Bourdieu, opone a la categoría de competencia, la de capacidad estatutaria. Se trata de una aptitud determinada por la pertenencia de clase del sujeto, por el estatuto o status en el interior del sistema social.
Goffman estudia la capacidad de interacción subyacente en la conducta de los individuos que está normada por reglas sociales.
También el concepto de competencia está presente en los trabajos de la etnometodología orientada por Harold Garfinkel y que se interesa por la facultad de interpretación que cualquier individuo tiene y pone en práctica en sus actividades cotidianas.

Los “ruidos” en la interacción: el estigma

Cada interlocutor en su comportamiento comunicacional cotidiano busca el mejor lugar o al menos no el peor. Hay circunstancias, marcas contextuales que pueden desfavorecer y hasta entorpecer, torcer y/o cambiar una interacción comunicacional.
Una de esas marcas es lo que Goffman llama estigma, término que utiliza para designar un atributo que arroja un descrédito profundo sobre aquel que lo lleva. Distingue tres tipos de estigmas, las deformidades físicas, las deficiencias del carácter y los estigmas tribales como la raza, la nacionalidad y la religión. (Todo individuo que no sea portador de algún estigma es considerado un hombre “normal”)
Cuando en una interacción, alguno de los interlocutores es portador de un estigma, introduce con él una diferencia en la situación que perturba a la persona normal, y la obliga a salir de las normas habituales, se produce una cierta quiebra en el contacto de comunicación.
Los contextos que rodean a la modalidad del estigma son esenciales. El portador del estigma debe luchar consigo mismo y con su handicap.
Al referirse a la “desviación” de la norma, Goffman señala que “en muchos grupos y comunidades muy cerradas hay ejemplos de un miembro que se desvía, ya sea en los hechos o en los atributos que posee, o en ambos, y que, en consecuencia, llega a representar un rol especial, convirtiéndose en un símbolo del grupo y en actor de determinadas funciones bufonescas, aunque se le niegue el respeto que se otorga a otros miembros maduros. Este individuo (…) es a menudo el centro de atención que congrega a los otros en un círculo de participación entorno de él (…).
El estigma resulta un analizador de la comunicación, en tanto se manifiesta como un desafío a las reglas y escapa, a pesar de él, a la normalización que rige todo intercambio comunicacional.
 El concepto de estigma, definido por Goffman como “desviación de”, nos permite desplazarnos en primera instancia hacia la realidad de la diferencia, la diversidad, al Otro, y se engancha con el gran tema del multiculturalismo. Aparece en las situaciones de globalización “no elegida” y es excusa en el caso de agudos conflictos étnicos, por ejemplo.

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