La noticia
permite un acceso a la realidad que el individuo no puede conocer por la
experiencia, lo que sucede fuera del ámbito privado y social inmediato se
produce por el producto noticioso. Una narrativa predominante es el género
policial.
La
reflexión científica sobre la noticia periodística se inscribe en una teoría de
los medios y en el campo de la ciencia de la comunicación. Como proceso
históricamente situado, la comunicación tiene lugar “a través de discursos
verbales y no verbales, y atravieza de manera transversal las prácticas de las
sociedades.
Wolton da
tres sentidos al término comunicación, que están ligados por un punto en común,
la interacción. Es un intercambio y una interacción con un otro para
comprender y compartir acciones que hacen de la comunicación una “realidad y un
modelo cultural”, por ello afirma que condensa la historia de una cultura y una
sociedad (sentido antropológico). La comunicación es un conjunto de técnicas
que rompieron con las condiciones de la comunicación directa, para imponer
comunicaciones a distancia y permitió la metáfora de la aldea global.
La noticia
y los mensajes que se difunden en los medios, se contruyen en una trama
cultural donde adquieren sentido, y tienen relación con formas, géneros,
retóricas de la cultura en general y de la cultura popular en particular.
Se asume
que el relato periodístico, que pertenece al campo de la información
especializada, reúne las memorias culturales genéricas y apela a los mecanismos
perceptivos sociales, la noticia adquiere legitimación: el individuo que
consume la información de los medios reconoce su autoridad porque culturalmente
de ese modo accede al conocimiento de hechos diversos y él también cuenta lo
que le sucede.
La
información se explica en el circuito de la comunicación como la construcción
del sentido del mundo, en los niveles social e individual, construcción que
incluye la producción, la circulación y la recepción de mensajes en un grupo.
Los medios tiene autoridad para hablar de la realidad, a pesar de que las
agendas periodísticas sin selectivas y las noticias producen diferentes grados
de visibilidad de los problemas y hechos.
En la
naturalización del sentido común, fragmentario, acrítico y multiforme, tal cono
define Gramsci, el discurso periodístico encuentra fundamento, anclaje y
sostén. El problema de la inseguridad permite verificar la selección informativa
de los medios. Cuando los periodistas dicen que su tarea es un “servicio
público” recurren a un sentido común instalado en la prensa. En el caso de la
agenda policial, la credibilidad peridística aumenta en relación directa con la
inacción o ineficacia de las fuerzas de seguridad y de la justicia.
Temporalidad, tecnología y mercado
Los individuos conoces la realidad no sólo por la noticia,
sino también por su propia experiencia, y por géneros y soportes, pero en el
intercambio simbólico del circuito de la comunicación, la información
periodística tiene un significado social y una legitimidad privilegiados. La
masividad y el efecto que posibilita la tecnología aseguran la percepción,
visibilidad, reconocimiento y memoria.
La marca
temporal es una invariante de todo relato y refiere a la condición de verdad
(verosímil) pretendida, por eso la ubicación precede el hilo de la historia. En
la primera etapa de la prensa moderna se remitía a un pasado cercano. Con la TV
la noticia es lo que está sucediendo, el directo televisivo. La imagen
televisiva es en occidente el valor más alto de verdad.
La
mercantilización de la noticia, que la tranforma en una commodity más
trabaja en la anulación del extrañamiento de la mediación técnica y las
distancias espacio-temporales, e instala la lógica del aquí y ahora, esto es,
mayor cercanía y un presente continuo. El tiempo policial es el del presente
reciente y en la reiteración y redundancia de las series, el del estado de la
seguridad en la vida cotidiana.
La noticia, un mundo verosímil
La
distancia entre noticia y hecho = mapa y territorio. Pero con la prensa moderna
los medios diluyen la distancia y aseguran la “verdad” de sus enunciados,
mediante tácticas del arte de la oratoria antigua. El marketing afirma que se
hace “periodismo independiente” o “puro” y garantizan objetividad. La prensa
gráfica recurre a la presunta confiabilidad de las fuentes y la tv a la imagen
de la camara. Pero la noticia puede ser vista como una versión del estado del
mundo, aunque la intención de legitimar la propia verosimilitud es recurrente y
lógica.
Tres
órbitas se pueden indentificar en el circuito de producción y reconocimiento de
toda noticia, el mundo real, fuente productora de acontecimientos; el mundo de
referencia, contexto del acontecimiento “real” y modelo en el que “se encuadran
los hechos conocidos para una mejor comprensión de los mismos”; y el mundo
representado que es la noticia.
En la
articulación entre lo creible y lo esperable, esto es en el contexto de la
historia de las noticias producidas y consumidas y en el sentido de mundo
compartido, se establece el contrato de lectura entre un medio y su público.
Después del reconocimiento de que el estudio del nivel de la producción de la
noticia incluye el plano de la noticiabilidad y el del discurso, se integran
dos categorías que están renidas en la práctica periodística: la construcción
de la noticia y las modalidades discursivas. La construcción de la noticia se
sustenta en la noticiabilidad de un acontecimiento; las rutinas de producción
implican el contrato de lectura que incluye la figura discursiva del lector
modelo o ideal, y el abordaje de las modalidades discursivas propias de cada
soporte informativo.
El contrato
de lectura, acuñado por Verón, está basado en la fe, o fidelización a una
“marca” en términos de consumo, y lo sostienen las modalidades del discurso. Es
la noticia/relato social , el lugar de articulación de las categorías del
enunciador y enunciatario que hace que el texto periodístico se constituya “en
el lugar de pasaje que soporta la circulación social de los significados,
trabajo en varios niveles a modo de red”.
La noticia
es una versión de la realidad tal como el lector habitual está acostumbrado a
leerla, y en el caso de la crónica sobre el delito, el verosímil se sustenta en
el conjunto de noticias de una misma serie y del conjunto de noticias del
género.
La
verosimilitud en la noticia policial es singular: si el horror del crimes es
posible y real, también lo son las explicaciones, sus circunstancias y los
modos en que tuvo lugar. El periodismo se caracteriza por “su tendencia a
relatar los acontecimientos como si el observador estuviera en el momento y el
lugar en el cual ocurren. El uso de recursos dirgidos a provocar la ilusión de
realidad también muestra que la función de los medios es satisfacer esa
necesidad de ver por sí mismos”.
Agendas policiales, el crimen ¿no paga?
La noticia
sobre el crimen es altamente noticiable. La noticiabilidad es el valor con que
se carga un acontecimiento para su construcción como noticia. Sintetizados en
la novedad del hecho, su gravedad y el impacto futuro sobre la sociedad, los
criterios de noticibilidad sumas otros como relevantes, la proximidad
geográfica, la reiteración de la modalidad criminal y los personajes
victimizados. Hay un supuesto que domina esta agenda: el “otro”, delincuente, o
la delincuencia en general parecen casi imbatibles. La prensa se plantea
acciones de prevención y represión. La explicación sociopolítica está casi
ausente. Los sectores más conservadores y los medios en general aseguran que
“la gente no cree en las instituciones”. Sin embargo, grandes sectores de
opinión exigen mayor vigilancia policial en las calles o claman por justicia.
El nosotros
inclusivo apela en el nivel horizontal a la ciudadanía, y en un nivel
diferente, a los sectores gubernamentales. Esto es, el lugar común del
descreimiento en la institución.
La noticia
policial sostiene y justifica su énfasis y legitima su verosimilitud en otras
construcciones, como los resultados de sondeos de opinión y la construcción de
mapas del delito. Y también en lo que publican los otros medios. La tv y la
prensa gráfica de referencia se constituyen en fuentes de información e
instaladores de agenda. La agenda policial en todos los medios se resuleve con
retóricas altamente sensacionalistas que alimentan las representaciones del
horror, el miedo y la ausencia del derecho de las que hablan los resultados de
ciertas encuestas públicas sobre la percepción de la inseguridad.
Crítica, en
la sección Policial propone el cruce entre la realidad y la ficción que
sintetizan los orígenes de este tipo de noticia y las marcas genériicas que
provienen de la cultura popular. Los casos policiales se completan con
descripciones y anécdotas ficticias, hacen uso de la parodia y el humor, y en
la complicidad del contrato de lectura, el diario pide a su interlocutor que
sugiera la resolución de un caso.
La noticia
sobre delitos, apuntando al orden social, lleva desde siempre la impronta
admonitoria: la exhortación para alejarse de la “mala vida”, la ejemplificación
que atemoriza y la distinción que discrimina entre “buenos” y “malos”. El
discurso dominante, que reúne la tradición religiosa con la modernización
política liberal, es herramienta para la domesticación de los sectores
populares y el resguardo de posibles desvíos por los propios hijos del poder.
La delincuencia es objeto tanto de la criminología como de la noticia policial.
En la noticia se retoman todos los discursos que circulan en la sociedad en un
momento determinado y se construye el gran relato del desvío, el temor y el
conflicto social.
El delito en el circuito de la comunicación política
En el
abordaje de la comunicación política del delito en la actualidad se impone el
reconocimiento del valor de la tv, que instala la agenda atributiva o las
modalidades estilísticas de decir la información sobre conflictos. En el
proceso de construcción de la noticia, la tv define su noticia como ventana a
la realidad, mensajera y testigo de los hechos. Cuando aparece la violencia
explícita, la pantalla confirma su función especular. La prensa gráfica ha
transformado sus modos narrativos en nuestro país y ha crecido en
espectacularidad y sensacionalismo.
La
inseguridad es la agenda de los crímenes cometidos por la delincuencia, los
“otros”, victimarios anónimos que provienen de fuera del entorno familiar y
vecinal, pero también por aquellos que pertenecen al adentro del entorno.
La agenda
responde a la clasificación de las noticias. Las noticias policiales tienen una
alta movilidad, se desplazan de sección a sección, fenómenos que se verifica
especialmente en la prensa gráfica. En tv, aunque la rutina es similar, se rige
por la gravedad de los hechos en el sumario, y las clafisicaciones son temáticamente
explícitas, por casos o áreas problemáticas (inseguridad, robos a jubilados), y
responden al manejo de las prioridades informativas. Pero en ambos soportes el
proceso de newsmaking sigue una normativa similar: el hecho nuevo, o sus
consecuencias en otras noticias que continúan el caso ya ubicado en una serie,
es noticia de 24 horas en la gráfica y de último momento en tv y el periodismo
on line y lleva la etiqueta de policial.
Hay otro
efecto velado que aporta directamente a la percepción del miedo y a la
exigencia de mayor control. La noticia sobre hechos criminales sigue los
formatos y el procedimiento de estereotipificación habituales del género, la
noticia es el hecho mismo.
Es la
noticia en que se despliegan las formas básicas del relato policial, el
sometimiento de los buenos a los malos, y las representaciones no sólo de
deshumanización del delincuente sino de la criminalización de sus familias, sus
enclaves geográficos, su clase.
Las
tácticas productivas de mayor efecto son el sensacionalismo, como modalidad
retórica dominante, la hipérbole descriptiva y la narrativa de
pseudorrevelación. Las formas de la hipérbole la rigen y colabora en la
incentivación de la denuncia, que se convierte en denuncismo, con la retórica
de la queja.
En la tv
argentina, la reducción de los efectos de la política a la poética del
melodrama es retórica habitual. Se recurre a la fuerza testimonial de la imagen
y se presenta el dolor, miedo, rencor de las vícticmas, familiares, vecinos,
que como fuentes y testigos privilegiados narran el hecho entre lágrimas,
mientras la cámara muestra una corporalidad en sufrimiento.
Como efecto
directo del crimen, la noticia televisiva registra y construye mosaicos de
vidas destrozadas a las que la ley y el orden no garantizaron el goce de sus
derechos. Los diarios y revistas acompañan este sentido con la estética de la
exposición violenta. En este soporte, la imagen es una foto del lugar del hecho
o una infografía que ilustra cómo o dónde se cometió la victimización, y el
relato es con la palabta. Como única retórica para relatar el delito, el
sensacionalismo adquiere un valor casi argumentativo. Los relatos sobre el
crimen en algún punto deben interpretarse como los relatos sobre el deterioro
de las relaciones sociales. Con la pretensión de resguardar la salud social de
la población y afianzar la democratización, son sin embargo la noticia para la
fragmentación, la instalación de denuncia y la duda sobre las instituciones y
una propuesta de mayor vigilancia y represión.
En el
contexto de la crisis de los modelos de representatividad tradicionales y el
estado de incertidumbre y de riesgos globales, los verosímiles informativos
difunden imágenes de la amenaza con argumentos que defienden el orden y que se
sustentan en discursos sociales en circulación que exacerban las diferencias,
agudizan una renovada lucha de clases y establecen el disenso como antisocial y
hasta antipatriótico. Hay una relativa coincidencia en los relatos, por tanto,
no hay crisis de verosimilitud en los mensajes mediáticos, que acuerdan con los
discursos de sectores hegemónicos conservadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario