La legitimación del consumo de masas como usos y gratificaciones. La institucionalización de los saberes y la construcción multimediática como contexto de los cambios de puntos de vista. El exorcismo de los tres grandes géneros anteriormente demonizados: el noticiero, la publicidad y el melodrama. Las polémicas de los noventa, una excusa de integración masmediática o de intervención intelectual. El cambio de la crítica cultural televisiva a partir de la hegemonía videocultural. Relativismo crítico y ausencia de juicio de valor. De aquella doble moral progresista de los sesenta y setenta a la nueva doble moral del neopopulismo de mercado de los noventa.
BARBERO - De
los medios a las mediaciones (1987)
Si bien el medio televisión
está sufriendo transformaciones, las mediaciones desde las que opera social y
culturalmente no parecen estar sufriendo en América Latina modificaciones de
fondo. Nada está afectando al modelo de producción de tv que conocemos, lo
único que parece importar es la innovación tecnológica mientras que el uso
social de aquellas potencialidades técnicas parece caer fuera del interés. La
modificación que parece afectar más en profundidad iría en la línea que busca
nuestra propuesta: hay que abandonar el mediacentrismo ya que el sistema de los
media está perdiendo en parte su especificidad para convertirse en elemento
integrante de otros sistemas de mayor envergadura.
Barbero propone
que en lugar de partir la investigación del análisis de las lógicas de
producción y recepción para buscar después sus relaciones, se debería partir de
las mediaciones, es decir, de los lugares de los que provienen las
constricciones que delimitan y configuran la materialidad social y la
expresividad cultural de la tv. Se proponen tres lugares de mediación:
1)
La cotidianidad familiar:
la tv en AL tiene a la familia como unidad básica de audiencia porque
representa para las mayorías la situación primordial de reconocimiento. El
análisis crítico de la familia ha sido incapaz de pensar la mediación social
que ella constituye; es al mismo tiempo donde los individuos se confrontan y
manifiestan sus ansias y frustraciones. Empieza a abrirse paso una concepción
donde se ve a la familia como uno de los espacios clave de lectura y de
codificación de la tv. Sin embargo esta mediación no se limita a la recepción
ya que inscribe sus marcas en el discurso televisivo mismo. De la F como
espacio de relaciones cortas y de proximidad, la tv asume y forja dos
dispositivos: la simulación del contacto; son los mecanismos mediante
los cuales la tv especifica su modo de comunicación y la organiza sobre el eje de la función fática
(mantenimiento del contacto). Se trata de una función que juega por la
dispersión de la atención en la cotidianidad privad y la irrupción del mundo de
la ficción y el espectáculo en la misma. Los dos intermediarios básicos de este
trayecto son un personaje presentador y un tono coloquial. Se sospecha que la
predominancia de lo verbal en la tv se inscribe en la necesidad de supeditar a
lógica visual a la lógica del contacto. El segundo dispositivo es la retórica
de lo directo; que organiza el espacio de la tv sobre el eje de la proximidad y
la magia del ver, en oposición a la distancia del cine. El espacio de la tv
está dominado por la magia de ver, por una proximidad construida mediante un
montaje no expresivo sino funcional y sostenida en base a la toma directa real
o simulada. En la tv lo que predomina es la sensación de inmediatez, que es uno
de los rasgos que hacen la forma de lo cotidiano y posee un discurso que lo
familiariza todo. La publicidad aparece como una síntesis de lo cotidiano y el
espectáculo. La marca de la hegemonía trabaja en la construcción de una
interpelación que habla a la gente desde los dispositivos que dan forma a una cotidianidad
familiar.
2)
La temporalidad social:
se diferencia el tiempo productivo y valorado por el capital, del tiempo de la
cotidianidad que es repetitivo hecho no de unidades contables sino de
fragmentos. El tiempo que organiza a la tv contiene la forma de rentabilidad y
palinsesto de un entramado de géneros. Podría hablarse de una estética de la
repetición que conjuga la discontinuidad del tiempo del relato con la
continuidad del tiempo relatado. Foucault: el poder se articula sobre el tiempo
porque en él de hace más visible el movimiento de unificación que atraviesa la
diversidad de lo social.
3)
La competencia cultural:
en la relación tv-cultura el peor enredo es el que acaba tapando el
culturalismo en el que se mueven las propuestas y visiones al situarse por
fuera del sentido social que tienen las diferencias culturales y encubriendo
los intereses de la idea de cultura que manejan. Como planteó Benjamin con la
fotografía: los mandatarios de la cultura se preguntarán si la tv puede ser
considerada cultura, mientras es la noción misma de cultura, su significación
social la que está siendo modificada por lo que se produce en y el modo de
reproducir de la tv. Fabri propuso claves para comprender la especificidad
cultural de lo masivo; mientras en la cultura culta la obra está en
contradicción dialéctica con su género, en la cultura de masa la regla estética
es aquella de mayor adecuación al género. Se puede afirmar que el género es la
unidad mínima del contenido de la comunicación de masa y que la demanda del público
se hace al nivel de género. Para los investigadores es a través de la
percepción del género como se accede al sentido latente de los textos
massmediáticos. Lotman diferencia entre la cultura gramaticalizada (la obra
remite a su gramática de producción) y la cultura textualizada (el sentido
remite siempre a otro texto). Los géneros constituyen una mediación fundamental
entre la lógica del sistema productivo y del sistema de consumo.
La lógica de los usos
Para que la
entrada de la estructura de la dinámica de producción televisiva no caiga en
una generalidad, lo que importa debe ser lo que configura las condiciones
específicas de producción, lo que deja huellas en el formato. Aparecen entonces
una serie de instancias a estudiar:
-
La competitividad industrial,
como capacidad de producción expresada en el grado de desarrollo tecnológico.
-
La competencia
comunicativa, lograda en términos de reconocimiento por los públicos.
-
Los niveles y fases de
decisión en la producción de cada género.
-
Las ideologías profesionales
como componentes y tensión con las exigencias del sistema productivo.
-
Las rutinas productivas,
exigencias de rentabilidad sobre tiempo de producción y donde el estilo se
incorpora a las prácticas de trabajo.
-
Las estrategias de
comercialización que pone sus huellas en el formato ya sea en la publicidad o
en los ingredientes.
Barbero diferencia
su propuesta, la lógica de los usos de los usos y gratificaciones.
Se trata de sacar el estudio de la recepción del espacio acotado por una
comunicación pensada en términos de mensajes que circulan, efectos y
reacciones, para reubicar la problemática en el campo de la cultura: de los
conflictos que articula la cultura, los mensajes que la tejen, las anacronías
que la sostienen y del modo en que trabaja la hegemonía y las resistencias que
moviliza. El plural de las lógicas de usos no se agota en la diferencia social
de clases, pero esta diferencia es la que articula a las otras: los habitus de
clase atraviesan los usos de la tv, los modos de ver y se hacen manifiestos en
la organización del tiempo y del espacio cotidianos. En los usos no sólo habla
la clase social sino también la competencia cultural que atraviesa las clases,
que conviven en la memoria y los imaginarios actuales que alimentan al sujeto
social.
GÉNEROS. Entre la
lógica del sistema productivo y la lógica de los usos median los géneros. Son
sus reglas las que configuran básicamente los formatos y es en ellos donde
ancla el reconocimiento cultural de los grupos. En este sentido en género no es
una propiedad ni algo que le pasa al texto, sino aquello que pasa por el texto,
es ante todo una estrategia de comunicabilidad y es como marca de ello que un
género se hace presente y analizable en el texto.
En las estrategias
de interacción el estudio de loa géneros nos replantean la concepción de
comunicación. Su funcionamiento nos coloca ante el hecho de que la competencia
textual, narrativa, no se halla sólo presente, no es condición de la emisión
sino también de la recepción. Lo que a su vez implica replantear el modo de
aproximación a los textos de la tv; momentos de negociación, los géneros no son
abordables en términos de semántica o sintaxis: exigen la construcción de una
pragmática que puede dar cuenta de cómo era su reconocimiento en una comunidad
cultural. El texto del género es analizable buscando la arquitectura que
vincula los diferentes contenidos semánticos, un género funciona constituyendo
un mundo en el que cada elemento no tiene valencias fijas, más aún en el caso
de la tv donde cada género se define tanto por la arquitectura interna como por
su lugar en la programación.
MELODRAMA. Este
género sigue constituyendo un terreno digno para estudiar la no
contemporaneidad y los mestizajes de los que estamos hechos. En él está todo
revuelto, las estructuras sociales con las del sentimiento; el melodrama
trabaja una veta profunda de nuestro imaginario colectivo. Se trata de aquella
veta en que se hace visible la matriz cultural que alimenta el reconocimiento
popular en la cultura de masa, lo que está allí en juego es el drama del
reconocimiento. Lo que mueve la trama es siempre el desconocimiento de una
identidad y una lucha por hacerse reconocer. Frente a una forma de vivencia,
las transformaciones del capitalismo parecen haber abolido una forma de
socialidad, tornarla anacrónica, pero se trata de una anacronía que le da
sentido hoy al melodrama en América Latina, la que le permite mediar entre el
tiempo de la vida, de una socialidad negada y el tiempo del relato que la
afirma y hace posible a las clases populares reconocerse en ella. Y así
vengarse de la abstracción impuesta por la mercantilización a la vida.
Se habla del
desconcertante placer que a la gente del pueblo le procura el melodrama.
Mattelart: comenzamos a sospechar que el poder de las industrias culturales no
reside totalmente en los temas que tratan, lo que hace la fuerza de la
industria cultural y lo que da sentido a esos relatos no se halla sólo en la
ideología sino en la cultura, en la dinámica profunda de la memoria y del imaginario.
MANGONE – Entre cordiales y diletantes (1985)
La
programación televisiva nos entrega la información de un neto predominio del
20% de los programas definidos como conversacionales. Se plantea el
interrogante de cuánto de un discurso específicamente televisivo hay en la tv y
cuál es la causa de la distorsión discursiva. En realidad hay una verdadera
distorsión de lo que cada medio entrega como aporte específico de las prácticas
y discursos de las comunicaciones sociales masivas. En la radio predomina la
lectura de diarios y revistas y en la tv se hace radio, los programas se
articulan sobre el diálogo y la palabra, la imagen queda reducida al rostro de
los protagonistas. Los programas conversacionales son verdaderas tribunas de
definiciones ideológicas, políticas y culturales que funcionan en la mayoría de
los casos con emisiones diarias, por lo tanto, la influencia que ejerce sobre
parte de la opinión pública no puede ser contrarrestada por ningún otro medio
con este privilegio técnico y su frecuencia. Se distribuyen por todo es
espectro horario y se dirigen a distintos públicos. Una previsible objeción
podría ser la situación económica y la falta de presupuesto. Pero no puede
resultar el justificativo de una tv que pierde identidad como discurso específico
y que como todo mensaje distorsionado reduce el canal perceptivo y valorativo
de su público.
Se debe
aclarar qué se entiende por especificidad discursiva. En primera instancia se
reconocen ejes clasificativos: los hechos de tv donde el medio técnico,
el ambiente que lo produce y sus personajes son tematizados; los hechos en
la tv como programas de piso de transmisión directa y en gran parte
conversacionales; los hechos que se realizan a través de la tv que la
adoptan como medio de transmisión. La co-presencia de estas tres formas
estructurarán un discurso que distingue a la tv.
Pero es
necesario hacer un poco de historia para comprender el verdadero sentido que
adquiere el espacio televisivo. A fines de los 70 Olmedo incorpora una variante
que trajo consecuencias en el espacio de la tv, comenzó a ser referencial con
quienes estaba detrás de cámara y a mostrar el espacio de la cuarta pared, que
había ficcionalizado el espacio televisivo y al espectador de ese espacio, se
produce también la socialización de los aspectos que rodean a la tarea
televisiva como producción. De allí en más los hechos de la tv empezaron a ser
tematizados progresivamente en el espacio de la tv. El objeto de la
socialización y ruptura del pacto con espectador es familiarizar al televidente
con la tv y también mostrar a la tv como una gran familia y al edificio como la
casa. En este espacio de espectacularización del universo televisivose ubica
una gran parte de los programas conversacionales, muchos encubiertos bajo la
fachada de shows, homenajes, etc.
Este
hablar (televisar) sobre la tv dispone un metalenguaje que va abarcando cada
vez más espacio horario desplazando la posibilidad de que la tv trabaje sobe la
realidad. Si dejamos aparte los noticieros, la reflexión televisiva sobre el
mundo exterior a los estudios se canaliza a través de programas que se pueden
definir como periodísticos-políticos, que no contienen una apelación constante
a la intervención del telespectador y se clausura en el cotejo de argumentos.
En realidad, se plantea una nueva ficcionalización o dos: en los políticos la
ficcionalidad del pluralismo y en los restantes la de la participación social.
PARTICIPACIÓN.
En los programas que presentan en el piso a un grupo de personas que
representan al público se reconoce la ficcionalización de la participación
social. La estrategia que se impone es la del espectro, la sociedad es el
espacio donde funciona el abanico de posibilidades que superan en complejidad a
la partición en clases, por lo tanto se apelará al muestreo en el que se
privilegian el sexo, ocupación, edad, etc.
En nuestra
tv funciona esta concepción como una imposición de la ideología burguesa
dominante. El horario televisivo se articula sobre la base de una recepción
prefigurada. El problema de la clase social a la cual pertenecen los
telespectadores no interesa, todo nivela una clase media-alta con expectativas
ascendentes. La clase obrera no fotografía bien.
Otra
cuestión que plantean los programas que salen del piso-estudio y efectúan
relevamientos sobre las condiciones de vida, es que se ingresa a una villa pero
no a las fábricas. La tarea periodística se instala en un laboratorio de
estudios que trata de recuperar la cultura creada a partir de nuevas
situaciones, pero que deja de lado las causas que le dieron origen,
tendenciando en definitiva hacia una convivencia amistosa.
En el
plano de los programas políticos ocurre algo similar: hay una ruptura de la
teoría del espectro pero con el mismo objetivo de la aplicación de la lucha
política en el espacio de las ideas, es decir, el discurso oficial democrático
burgués, en los hechos es la ratificación permanente del bipartidismo. Este
oficialismo del sistema más que del gobierno no respeta el espectro
ideológico-político.
No sólo la
selección de los que participan en los programas conversacionales sugiere la
ausencia del conflicto social sino que la neutralización del mismo está
presente desde los títulos.
Se podrían
tomar cuatro ejemplos en los cuales el discurso democrático burgués de la
participación tiene los mismos efectos que la propuesta participativa en la tv;
y que por otra parte, la tv los espectaculariza: 1) el Congreso: el lugar del
pluralismo y la participación pierde de vista el funcionamiento social; 2)
concejos vecinales: donde el predominio bipartidista despliega aparatos para la
canalización de las inquietudes ciudadanas; 3) plan austral: había un
“nosotros” que incluía a toda la población pero el debate parlamentario fue
dirigido por técnicos y economistas; 4) la política cultural: la ideología que
opera en las prácticas culturales auspiciadas desde el estado.
“A solas”.
A modo de ejemplo, el programa conversacional se espectaculariza desde sus
mismas formas, se trata de un programa de radio televisado que instala la
ficcionalización de la intimidad en el instante en el que el televidente
sorprende el diálogo. La palabra y el silenciio adquieren un carácter casi
mágico; es allí en esas palabras iniciales en donde se puede explicar la
sentenciosidad y el tono de discurso parlamentario que impone la retórica del conductor. En las
conversaciones que realiza Guerrero con sus invitados no se opina sino que se
afirma. La absolutización de la escena conversacional transforma esa apariencia
en “lo importante se está diciendo allí”.
Además de
reflexionar sobre las estructuras y formas que ayudan a la eficacia del mensaje
ideológico, nos referimos a la estrategia discursiva que impone el conductor.
Guerrero dispone de una pregunta inicial que es neutralizada o contestada por
él mismo para luego cerrarla con una nueva pregunta que modaliza, transforma el
interrogante inicial. El interlocutor focaliza su atención en la pregunta final
y sólo en contadas veces vuelve al discurso inicial. El hecho de no recuperar
esos tramos produce un doble efecto: da por válidas las definiciones del
conductor y mantiene en la percepción del televidente la falsa condición de
reportero neutral. Se trata de una formulación argumental en donde la
concatenación de juicios definitorios prepara la legitimidad de su relación lógica
con el que sigue. La sola interrupción de esta cadena derribaría toda la
concepción.
DILETANTE.
La estrategia discursiva del programa está al servicio de la difusión de una
determinada ideología que se relaciona con una tradición, la del pensamiento
que reflexiona sobre las características peculiares de nuestra sociedad. Aunque
los temas tratados en “A solas” son de carácter general, predominan los
sociológicos vulgarizados; es ahí donde se instala la pregunta central que
predetermina las definiciones de las emisiones: por qué somos subdesarrollados.
Nuestra posición de inferioridad se explica porque no respetamos el orden,
cruzamos los semáforos en rojo, en general porque nos falta instrucción. Esta
tendencia al sociologismo vulgar de deducir de la anarquía del tránsito la
inestabilidad política es ejercer el más crudo diletantismo sobre algunos
temas. Todos ayudan a convencernos de que somos nosotros los únicos culpables
de nuestra situación, de que no hay una conspiración externa que nos perjudica,
que por nuestras características no podemos romper con esa ficticia
dependencia. “La culpa es nuestra” que blanquea al imperialismo es el correlato
de “todos somos culpables” que mitiga y neutraliza la condena política a la
dictadura militar.
QUEVEDO – Acerca de lo olmédico (1989)
Explique de qué modo el autor suprime todo
distanciamiento crítico a la hora de analizar el caso Olmedo y el
funcionamiento de la televisión.
El autor hace un recorte de una serie
de notas periodísticas que se publicaron en torno a la muerte de Alberto
Olmedo. Sostiene que todas estas notas en un principio tienden a plantear el debate
sobre si la muerte se trató de un accidente o un suicidio.
Las notas hacen principal referencia
a cómo en los medios argentinos se le da tanta transcendía a los ídolos en
lugar de tratar temas más importantes para la sociedad como lo son la economía,
las privatizaciones o la deuda externa. Lo que sostiene Quevedo es que en
realidad la muerte de Olmedo fue utilizada para hablar de otros temas ya que
cada nota periodísticas encerraba como tema principal al que al autor de esa
nota realmente le importaba; como señala el caso de Roberto Harari quien
sostenía al psicoanálisis como tema fundamental.
Quevedo realiza un análisis de esas
notas y va dejando al descubierto de cómo la muerte de Olmedo dio lugar para
que los medios puedan “hablar sobre Olmedo para hablar de otra cosa”; ahí es
donde reside el malentendido que resalta el autor.
¿Cuáles son los valores que
recupera de la figura de Olmedo (lo olmédico) y cuáles de esos valores son
correlativos al lenguaje televisivo?
Los valores que Quevedo recupera de la
figura de Olmedo están enteramente relacionados con su actuación. El autor
sostiene que algunos rasgos de la televisión, mostrar el manejo de su lenguaje,
requiere de un talento especial y que justamente Olmedo es quien mejor la
entendía ya que estaba siempre esperando lo imprevisto para hacerse de ello y
crear alguna genialidad.
Olmedo lograba mostrar la televisión por
dentro a través de cosas que pasaban en el propio estudio de grabación que
llegaban para romper con una escena o generar un cambio en el libreto y al
hacer esto mostraba que, según el autor, la magia de la tv no reside en sus
recursos técnicos sino en las posibilidades creativas que le ofrece al actor. Afirma
que no lograba entenderse con el cine justamente porque es ahí donde perdía o
se ahogaba su originalidad, su humor instantáneo, lo propiamente ólmedico: un
provocador que se desafiaba siempre a sí mismo y que por eso desafiaba a todos
sus personajes.
La televisión se consume de manera
privada y esto abre una relación especial con el público al que se intenta
retener de modos específicos. Cada vez que se prendía la luz de una cámara, en
Olmedo se encendía el genio que supo aprovechar todo lo que la TV le podía dar y a partir de
eso un tipo de humor que no todos eran capaces de entender.
VACCHIERI – El medio es la TV (1992)
En papel
MANGONE – Tinelli, blooper provocado (1992)
Es muy
poco probable que se grabe alguno de los programas de Tinelli para inmortalizar
lo ocurrido, porque está instalado un juicio de valor sobre las calidades
artístico televisivas del programa y se espectaculariza un tipo de consumo que
caracteriza a este tipo de emisiones, que Eco denomina “fruición desatenta”. En
un programa diario de cinco horas semanales sería insólito que no se produjera
ningún acierto.
Las
explicaciones deben buscarse en las tradiciones televisivas en las que el
programa se inscribe y en las culturas que integra. Videomatch y ritmo de la
noche se inscriben en los cambios que la oferta televisiva experimentó en los
último años; las variantes del humor con el predominio de la parodia y la
dramatización televisiva. Por primera vez los protagonistas del fenómeno
televisivo son hijos de la tv, por lo que sus mecanismos perceptivos están
entrenados para una decodificación activa de los mensajes televisivos. Los
programas se fueron reubicando en el sistema de programación para en definitiva
reivindicar ciertas tradiciones de la propia tv.
GÉNERO. La
tendencia televisiva de convertir toda la programación en un megagénero no deja
de lado las distinciones que se ejercen para el consumo. En la programación
televisiva los géneros no van más allá de organizar la banda horaria, pero al
interior de los programas cada vez son más estrechas las relaciones entre todos
los géneros. La mezcla nos habla de una madurez de la propia tv que no sólo se
vuelve autorreferencial sino que espectaculariza el hecho de que se hace cargo
de los géneros que aporta al sistema cultural. En otras palabras es el triunfo
de una tv de géneros sobre una tv de contenidos.
Videomatch
es un programa que reorganiza el sistema de géneros existentes bajo la forma
paródica y cambia la relación comunicativa con el televidente. La más importante
experiencia cultural de quienes lo protagonizan es la pertenencia a una
generación televisiva. Videomatch se planteaba como el comentario informal en
el que los periodistas más dialogar con las imágenes, dialogaban entre sí,
había un diálogo entre comentaristas con la excusa de las imágenes y con un
Tinelli omnipresente. Esto generó una expectativa sobre el grupo: ritmo de la
noche apareció para brindar un escenario al grupo y el género del programa
cambió, pasó a ser un magazine nocturno con el grupo como tema central y con
códigos expresivos que apuntan a la tv.
Otra
cuestión referida al género es la adscripción al espacio juvenil. El programa
cumple en parte las expectativas juveniles pero nos e circunscribe exactamente
a ese espacio. Lo que vuelve juvenil un programa son los códigos expresivos que
manejan, que en Tinelli abarcan un espectro mucho más amplio. El género de
Tinelli se define más por su lugar en la programación que por tematizar algo en
particular. Es en los códigos expresivos donde hay que buscar el televidente
virtual de sus emisiones.
BLOOPER.
El efímero pero importante éxito del blooper se entiende si lo contrastamos con
la propia tradición televisiva en la que se incorpora. La propuesta televisiva
pre Olmedo ofrecía la apariencia de la perfección. El tránsito de Olmedo sobre
los cableados ayudó a humanizar el espacio televisivo, era un blooper
provocado. Hubo un cambio en la concepción de lo que se debe grabar, como
contrapeso natural a difusión masiva de los virtuosismos, el blooper puede
servir a los fines de una catarsis saludable de nuestros errores. El blooper
ejerce mayor influencia porque trasladó muchas de sus características y efectos
de sentido a la propia estructuración de los programas. La transmisión de
situaciones azarosas, equivocaciones, informalidad, son formas que organizan el
mensaje del programa. Se podría decir que los integrantes y las situaciones se
asemejan a un gigantesco blooper televisivo provocado que hace centro en el
error. Para Videomatch el blooper provocado, el programa mismo, es el lugar de
blooper en la programación televisiva general. El error no querido se convierte
en el núcleo de una estética estructurante de la emisión y deja en cierta
manera de ser blooper.
Se va
instalando como un género que convencionaliza sus elementos. El blooper es el
marco adecuado para que cometan todos los errores posibles sin castigo ni
crítica. No deja de ser otra manera de advertir la autorreferencialidad de la
tv la forma de mostrarse ella misma como objeto y tema.
Tradición hop
Aunque
Tinelli comienza Videomatch con tono deportivo, la presencia cada vez más
fuerte del grupo va transformando el programa de manera diversa. La búsqueda de
un público juvenil lo acerca a trabajar más con la tribuna, la cual a su vez
está determinada por la actitud y postura del conductor. La tradición hop
encuentra sus límites en los condicionamientos empresariales o ideológicos: VM
no trata ninguna cuestión conflictiva que pueda derivar en posiciones
explícitamente ideológicas o morales. Tanto la tradición hop como sus límites
se explican dentro de una lógica empresarial, una imagen de mercado que se
opondrá al melodrama de Canal 9 y al conflicto social de Canal 13.
Olmedismo
En la tv
posolmediana se produce una suerte de disputa por apropiarse de su tradición.
Mangone menciona tres posibilidades: Carámbula, Francella y Pergollini. Los
aportes televisivos más importantes de Olmedo se inscriben en el desarrollo de
la improvisación y en la ruptura del convencional telón de adelante; el diálogo
que ficcionaliza un lugar de trabajo, humaniza la propuesta y al romper la
escena, reconvierte el mundo representado de la tv.
El sueño del pibe
La noción
de equipo se maneja con el sistema de solidaridades de un equipo de fútbol. El
fútbol entonces no sólo es el deseo más importante sino también es el principal
código para consolidar un espacio común de percepción con los televidentes. El
fútbol es una estructura de imágenes y metáforas que articulan la comunicación
interna del programa; es un código que economiza la relación con el televidente
y que necesita de la apoyatura de estereotipos que le amplíen la franja de
público; aparece como el centro de organización de sentidos. Como apunta
Barbero es útil preguntarse si para advertir este funcionamiento de oferta
televisiva y de consumo cultural no hay que investigar algunos cambios en el
propio funcionamiento cultural de la sociedad. Es allí donde el tejido
sociocultural nos explica el nuevo lugar de esta práctica. La experiencia
social y la cotidianeidad de la práctica del papi-fútbol amplían el mundo
representado y facilitan el consumo de un producto cultural que hasta hace poco
era adorno en los programas. El papi-fútbol también es una mediación, un tejido
significativo que permite inscribir las actitudes de los integrantes del equipo
de VM en el maravilloso mundo de las canchitas.
Dentro de
este marco ideológico que funcionaliza los roles, no resulta insólito que el
mundo del fútbol y el del cabaret como imágenes y discursos congelados,
construyan el sentido en este espacio.
Grupo de amigos
El grupo
motor de VM ficcionaliza una mística de solidaridad, instala un estereotipo de
funcionamiento grupal amistoso donde cada uno de los integrantes funcionaliza
un aspecto de su personalidad. El carácter arquetípico del grupo se demuestra
en que cada nuevo integrante incorporado responde a una nueva característica.
Innumerables relatos
En el
propio desarrollo de VM observamos una creciente presencia de la palabra a
través de Tinelli como el gran narrador. La tv se hace cargo de contar
historias; la propia mixtura de géneros que entrega la tv y que se proyecta al
interior de los programas, hace que la narración no tenga un lugar fijo o
previsible; la necesidad de escuchar abarca toda la programación. Lo que
mantiene el interés y organiza la percepción es el relato verbal; se produce
una suerte de cotidianización del espectáculo. Aparece de este modo utilizado
un concepto de espectáculo no como reglas y espacios específicos en donde se
producen acontecimientos, ni espectacularización, sino en todo caso aquello que
entra en el campo de la observación o de escucha de un actor social. La palabra
espectáculo se hace sinónimo de vida o naturaleza.
EL OTRO
Los
programas de Tinelli y de Pergollini comparten muchas características en
función de su incorporación al sistema televisivo. P aparece como un ganador,
líder de banda; T da una imagen de solidaridad para los momentos en que las
cosas no se concretan. Para T se sobredimensiona lo que se ofrece fuera del
grupo; para P cuesta más elogiar lo que se ofrece. La postura de Tin sentado
frente al mostrador estático y distribuidor, se opone al dinamismo de Per. Tin
se destaca por narrar y Per apunta a valorizar la producción de imágenes. Ambos
pertenecen a universos juveniles diferentes; Tin hereda a Portal y representa
al grupo de amigos del papi-fútbol del viernes a la noche. El mostrador de Tin
y el gabinete de acero de Per no son solamente posturas escenográficas sino el
síntoma espacial y objetual de una propuesta cultural. A pesar de lo dicho y
por pertenecer ambos a una reformulación de la oferta televisiva, comparten
algunas características:
-
Una fuerte semiotización del hecho
televisivo. Programas que hablan tv.
-
Mayor autoconciencia del hecho
televisivo en los protagonistas.
-
El intento de acentuar la
oposición Tin-Per a través de signos distintivos. Oposición que además de
plantear diferencias de públicos, estéticas e intenciones, también es producto
de las dicotomías que nuestra televisión tuvo en toda su historia. Los dos
tratan de polarizar y oponer características, lo que en definitiva significa
que hay un público para los dos: es la única lucha de clases que se permiten
los programas.
-
No se hace eco de una crítica
moral.
La tv se
cita cada vez más a sí misma. En Per el rock es estructurante dentro de los
límites que le plantea la tv, mientras que en Tin ya ni siquiera es adorno. A
esta cultura rockera básica, hay que agregarle la influencia de otras
estéticas, como la publicidad y el video clip. Esta cultura es la que le da
consenso a los programas y les va a permitir resistir los embates de la derecha
política y cultural. Hoy lo que ingresa a la tv, principalmente a través de los
programas de Per, ya no como información o espectáculo, sino como cultura
estructurante, es el rock. Esto demuestra la fortaleza del medio televisivo y
su capacidad de absorción.
El hecho
de que el programa de Tin sea más integrativo y tenga más rating demuestra que
la propia tv no tolera por mucho tiempo ofertas que recorren el público de
forma tan estricta. La transgresión aparece como una valoración cultural y
moral de una época determinada; su recorte está determinado por los
condicionamientos que el medio le produce a la nueva propuesta televisiva
cultural.
PROMOCIÓN
Se maneja
habitualmente la noción de fragmentación para hablar de la oferta televisiva.
Sin embargo esta fragmentación no impide reconocer un orden discursivo superior
que cohesiona y articula todas estas partes. Los programas son partes pero la
programación es una estructura funcional. La pregunta es cómo funciona Tin en
relación a la estrategia de construcción de identidad de Telefe. Se ha
puntualizado que la búsqueda de signos distintivos lo suficientemente flexibles
como para que no anclen un sentido predominante. El contrapunto quizás más
importante es entre la actitud olmediana de manifestar su desprecio por las
cualidades de los protagonistas y el énfasis puesto en exagerar las cualidades
de lo que se ofrece. Obviamente el sistema promocional se sostiene en una multimedia
potente que retroalimenta el supuesto éxito del programa. La promoción de los
artistas que actuarán en Ritmo de la Noche cumple la función del
posicionamiento; dar a conocer el nombre unos meses antes y reiterarlo hasta el
momento en que aparece el videoclip.
ÚLTIMO BLOQUE
La
propuesta es parodiar todos los géneros conocidos; Tinelli dispone lo que se ve
y lo que se hace. No hay deslumbramiento tecnológico sino ilusionismo. VM es
una marca fuerte que golpea, que incluye la modernidad de “video” y la tradición
de “match”. Tin se convierte en un joven rebelde que no respeta ninguna regla
de urbanidad. La transgresión se reduce entonces al gesto que tenga alguna
repercusión aunque no agregue nada nuevo desde el punto de vista artístico o
televisivo.
BARBERO – Secularización, desencanto y reencantamiento massmediático
(1997)
Los procesos de comunicación no son
sólo nunca fenómenos económicos, sino que son fenómenos de producción de
identidad, de reconstrucción de sujetos y de actores sociales. Barbero piensa
la relación entre modernidad, religiosidad y medios.
La modernidad ha incumplido muchas de
sus promesas (de liberación social, política y cultural), pero ha cumplido con
la promesa de desencantar el mundo.
LA MODERNIDAD HA DESENCANTADO EL
MUNDO. LO HA RACIONALIZADO.
El empobrecimiento de la experiencia
y el desencantamiento han dejado una huella muy fuerte en la experiencia
cotidiana, especialmente en la gente joven. Sin embargo la gente necesita
reencantar al mundo. Las experiencias de desencanto hay que ligar con los
fenómenos fundamentalistas. Plantear la relación entre MODERNIDAD, RELIGIÓN Y
MEDIOS exige contextualizar el concepto de secularización.
Por un lado la modernidad es
identificada con el triunfo de la razón y el progreso; para quienes piensan
así, la religión no es más que una parte del pasado irracional. Por otro lado
están quienes poseen un punto de vista religioso e identifican a la modernidad
con el ateísmo. En América Latina se vivió esta oposición como algo
irreductible.
Para Weber el mundo moderno no es un
mundo sin dioses sino racionalizado, regido por la ciencia, lo que en
definitiva rige el mundo es la racionalidad instrumental. Para W secular
significa una ruptura en las viejas certidumbres en que se apoyaba la
integración comunitaria de una ciudad. La matriz del concepto de secularización
sería un mundo regido por la racionalidad instrumental; a la cual habría que
añadir otros dos elementos:
-Para Hegel un mundo secular es uno
creado a imagen del hombre, producto de la objetivación de la conciencia.
-Para la sociología religiosa un
mundo secular es uno autónomo, en el que el estado, la sociedad, la cultura y
el arte se han independizado de las religiones como poder social.
En América Latina se ha pensado la
secularización desde dos concepciones:
-
Historicista: la modernidad en AL tiene de específico, en
cuanto secularidad, la politización de la fe. El sociólogo Morande entiende la
identificación de la historia de estos pueblos con la historia de los estados
nacionales y se ha olvidado que ha habido otros núcleos. AL se ha olvidado
radicalmente del papel profundo que la iglesia ha efectuado como espacio
específico de encuentro social. Para Morande, la religiosidad latinoamericana
es el eslabón más fuerte de continuidad cultural; ese eslabón es justamente el
que expresa la diferencia, la particularidad de lo latinoamericano frente al
universalismo abstracto de la racionalidad moderna. Es en la religiosidad
popular donde estos países vivirían con todas sus contradicciones, la especificidad
de la diferencia cultural latinoamericana. La secularización sería la tendencia
a disolver esa religiosidad a favor de la institucionalidad funcional de las
iglesias.
-
Populista: el teólogo Díaz plantea que la secularización, en
cuanto ateísmo, es algo que sólo ha afectado a las minorías, a las elites de
las clases dominantes. La secularización ha sabido afectar a los grupos
hegemónicos, mientras que en las masas populares la religiosidad ha seguido
siendo una fuente de sentido para la vida. El autor se preocupa específicamente
por la incapacidad de la iglesia católica de hacer un discurso que capte el
interés de la juventud; es decir, ve en la diferencia juvenil una presencia
tardía pero importante de la secularización.
Ambas
concepciones latinoamericanas del fenómeno de la secularización, dejan de lado
la dimensión última que plantea Bourdieu, que es la autonomía del mundo social
y cultural en relación con las iglesias como poder. Estas concepciones tienden
a no diferenciar lo que históricamente significó la identificación de la razón
crítica con el racionalismo ateo que hoy está superada. Hay una dificultad en
la mayoría de los autores para superar aquella identificación de
secularización=racionalismo ateo. Una sociedad más moderna no es hoy una
sociedad más indiferente a la religión, sino aquella que defiende la separación
entre lo temporal y lo espiritual, desarrollando conjuntamente la afirmación
del sujeto personal, de la libertad de su conciencia, de la libertad de sus
convicciones y las resistencias a la destrucción de las identidades colectivas.
Reencantamiento del mundo
Bourdieu parte de que los medios de
comunicación no son puramente un fenómeno comercial sino que son también un
fenómeno cultural, al través del cual la gente vive la constitución del sentido
de su vida. La pregunta que se plantea es qué
queda de rito, de celebración comunitaria, en los nuevos modos massmediáticos
de juntarse la gente. Es a partir de esta pregunta que podríamos entender
el fenómeno de la iglesia electrónica.
La iglesia electrónica es el fenómeno
que se expandió por medio de las iglesias pentecostales y su uso intensivo de
los medios masivos, constituyéndose en una revolución cultural. A partir de
esto, las iglesias no se limitan a utilizar los medios para ampliar la llegada
de los sermones, sino que hacen de ellos un elemento fundamental del contacto
religioso y de celebración. Bourdieu considera que las iglesias electrónicas
están devolviendo la magia a las religiones que se habían intelectualizado y
desencantado. Considera que si las iglesias fundamentalistas han tomado a los
medios como una mediación fundamental de las nuevas experiencias religiosas,
las iglesias protestantes están teniendo una sintonía con los sectores
populares latinoamericanos que ha perdido la iglesia católica. Los protestantes
han entendido que los medios de comunicación también son reencantadores del
mundo, que por ellos pasa una forma de devolverle magia a la experiencia
cotidiana de la gente. Para la mayoría de la gente la experiencia de la
desaparición de la distancia, la supresión del tiempo, son un fenómeno mágico y
reencantador. Los medios han acarreado una eliminación de la distancia entre lo
sagrado y lo profano. Aquella distancia que durante tiempos las religiones
mantuvieron, los medios han desplazado, has desarticulado la separación y han
metido magia donde antes no había sino profanidad, y han metido profanidad
donde antes había magia. La magia tecnológica es capaz de volver encantadoras
las tareas más humillantes y rutinarias de la vida cotidiana.
La tv está haciendo hoy día el lugar
de visibilización de los mitos comunes. La tv tiene una honda resonancia en la
capacidad y en la necesidad de que la gente se sienta alguien; y la gente se
siente alguien en la medida en que se identifica con alguien, alguien en quien
proyectar sus miedos, alguien capaz de asumirlos y quitárselos.
Si esto fuera realmente así, si los
medios y las religiones se han encontrado porque ambos son mediaciones
fundamentales de la necesidad que la gente siente de devolverle la magia, nos
encontramos con que ha sucedido algo curioso: frente a la promesa moderna de
desaparición de la religión, lo que encontraríamos es que la religión se ha
modernizado, la religión ha sido capaz de apropiarse de la modernidad y de
transformarla en alimento y en elemento de su propio proyecto. A lo que
asistiríamos entonces no es a un enfrentamiento entre religiosidad y
modernidad, sino a una puesta en moderno de las religiones, un moderno ligado a
los medios de comunicación.
GÁNDARA – CQC (1997)
MP se ha constituido en los 90 como
una de las figuras de la denominada neotv, como un representante típico de la
juventud rebelde. Tres relatos vinculados a su itinerario construyen la imagen
de Per.
-
Uno está referido a sus orígenes: su trabajo en Radio
Belgrano, es decir, la tópica del que “se hace desde abajo”. También que supo
estar en el lugar justo donde estaba la persona adecuada; la ubicuidad también
resulta del estereotipo. La suerte y su correlato, el saber aprovecharla.
-
El segundo se relaciona con la actitud de rebeldía. Se
subrayan dos instancias: la del estudiante expulsado de un colegio privado por
golpear al rector; y su rechazo de la oferta televisiva propuesta por Sofovich
como conductor de la noche del domingo (gesto de independencia).
-
El tercero alude a su inserción en los medios masivos. Per se
autodefine como un hombre de radio. La difusión del rock, el uso del humor
negro y el desparpajo apuntalaron esa caracterización.
Estos relatos, además de construir
una imagen, cumplen la función de legitimar una posición en los medios: la del
outsider. El encuentro de Per con la pantalla fue descripto por él mismo como
conflictivo. Su insistencia con que nadie sale vivo de ahí fue una de sus
primeras estrategias o astucias. Hablar como si estuviera fuera de la tv en el
precio instante en que mejor se insertaba en ella. La explotación del recurso
del distanciamiento actuó como refuerzo de la imagen del marginal y para
acentuar la onda antisistema de su programa.
Si ya la lectura de lo joven supone
un aplanamiento o borramiento de las diferencias sociales, la tv de los 90 no
hizo sino reproducir esa imagen en dos variantes más complementarias que
antagónicas: la de Tin como el muchacho dde barrio y la de Per como la joven transgresor.
Géneros
Entre Hacelo por mí y CQC se advierte
la elección de géneros televisivos diferentes, de pactos de lectura y
destinatarios diferentes. Si HXM era un programa ómnibus (una versión mejorada
de los programas de los domingos), CQC en cambio se reconoce como un programa
periodístico de humor. Los cambios en las estéticas y en loa formatos suponen
modos diferentes de inscribirse en la propia tv. Se trata de observar cómo en
CQC Per ha decidido ocupar otro lugar en el medio, porque si a principios de
los 90, entrar significaba un simulacro de ataque, a mediados de la misma
década, ya en el límite del target adolescente, parece suponer algo más módico,
una toma en broma de la realidad informativa. Del líder de la banda al
periodista estrella. Gándara trata de desmontar la agrucia que permite que CQC
sea considerado como “acción, rebeldía”. Se intenta analizar el recurso de la
rebeldía con la que los medios han tipificado la figura de Per.
Desplazamiento
CQC se fragmenta en algunas de las
secciones canónicas de los telenoticieros. En las secciones del programa se
encuentran Zapping y Reportes. En el primero, acomodados en
un sofá, de espaldas al público se disponen a mirar a programación y a burlarse
de lo que ven. Los periodistas abandonan su personaje; el juego de simulación
pretende reproducir la actitud del receptor capaz de llevar a cabo una
interpretación, una lectura aberrante de esos fragmentos que impone la
programación. La burla se realiza en directo, en el transcurso de la propia
emisión. Las otras dos secciones que se realizan en el piso no son sino
variaciones de este mismo recurso: fragmentar la ya fragmentada discursividad
del medio. Así planteadas, las secciones de proponen como la zona crítica a los
medios televisivos y gráfico. O más bien, como una satirización del discurso de
los medios, puesto que su estructura y funcionamiento no son tematizados. La
segunda sección, la de Reportes, ocurre en exteriores, en donde se elige un
personaje para ser enfrentado con preguntas de rigor. Surge un efecto cómico a
partir de tres procedimientos: primero el contraste entre lo protocolar y la
situación provocada por el periodista. Segundo, el tipo de entrevistado y lugar
que éste ocupa en la entrevista; en general son personajes de la política por
lo que el carácter de víctima refuerza la comicidad. El tercero tiene que ver
con el lugar del periodista, quien se desplaza para constituirse en el centro
como organizador de la escena. Al entrevistado se le plantea una situación a
partir de la cual éste actúa con la lógica previsible. El sujeto participa
activa e involuntariamente en otra situación en la cual termina tomado por
sorpresa. El periodista espectaculariza su presencia en el acontecimiento;
primero simula una familiaridad con el entrevistado, que se manifiesta en el
tono y el registro de la conversación que se crea. Al trasladar la entrevista
de la farándula al ámbito político, no hace sino espectacularizar un fenómeno
que ocurrió en los 90: la denominada “farandulización de lo público”. El reportaje
se convierte en espectáculo y al mismo tiempo el medio espectaculariza su
presencia. El tema no es el entrevistado sino que el medio esté allí para
descubrirlo ante nuestra mirada.
Ambiguedades
La parodia como modalidad y como
género, y la ironía como figura predominante, constituyen las marcas
distintivas del programa. CQC introduce el género telenoticiero. El objeto de
risa constituye precisamente la parodia del telenoticiero clásico. El hecho de
que se haya elegido un género en su versión más clásica y estandarizada, por
una parte subraya el efecto y por la otra supone la elección de un objeto
demasiado abstracto como para que se corra el riesgo de una identificación muy
precisa del objeto parodiado. Lo que se parodia son las convenciones de un género;
si a esto le sumamos la existencia de una tradición genérica de la parodia de
informativos, podríamos afirmar que lo que constituye CQC es una parodia de
segundo grado. La parodia más que exponer su objeto, lo diluye.
El piso también es el lugar donde circula
información que recibe un tratamiento serio por parte de los protagonistas.
Finalmente destacamos un episodio que define la posición del programa en el
medio televisivo. En las nominaciones al Martín Fierro, el programa fue
nominado como programa periodístico.
En CQC podemos advertir, en la
elección de un objeto estereotipado y en la tendencia a subrayar lo
periodístico, la disolución de la parodia propuesta. Podríamos preguntarnos en
dónde reside la acidez y la rebeldía del producto Pergolini; y entendemos que
la ironía es una de las figuras del
programa que le permite burlarse de ciertos discursos televisivos y de
personaje públicos. Ironizar significa decir lo contrario de lo que se quiere
hacer entender. La ironía funciona en complicidad con el espectador que
advierte el doble juego porque ya está instalado desde el principio. Esos
desplazamientos de sentido sin embargo, platean ciertas dificultades que
relativizan su eficacia como recurso o instrumento crítico. En primer lugar la
ambigüedad de la ironía establece que el verdadero sentido de lo que se dice no
es el que está explícitamente sino el que se deduce, sin embargo, no siempre se
deduce el sentido opuesto, sino que se puede generar una diversidad de
lecturas. En segundo lugar esa misma ambigüedad supone un enmascaramiento. Se
puede advertir que la ironía pierde su eficacia por dos mecanismos: cuando el
afectado finge ignorar la ironía o cuando quienes la provocan la instalan en
otro lugar.
Para cerrar, hay una doble lectura:
en los sucesivos desplazamientos y máscaras (la parodia que imprecisa su objeto
y su perspectiva; la ironía que pierde su eficacia) pueden encontrarse gestos
críticos o rebeldes, pero como simulación.
Liquidación
En la consigna del programa se puede
leer una actitud confrontativa o rebelde que es el resultado de la construcción
de la imagen de outsider de su conductor, a partir de esos desplazamientos que
le permiten fingir no estar allí cuando mejor está; y de la utilización del
género de la parodia y del recurso de la ironía, que enmascaran una intención
que finalmente se atenúa o niega.
La vuelta de Per a CQC supuso el
abandono de géneros y estéticas que lo identificaron en su entrada a la tv; el
intento de ocupar un nuevo lugar. CQC implica en este sentido, la institucionalización
del lugar de su conductor en el espacio televisivo. El estereotipo del
adolescente deja lugar al estereotipo del joven adulto. El modo en que CQC
traduce las notas esenciales de ese estilo juvenil-rebelde, se advierten no
sólo los límites que fija la tv sino también la manipulación de la propia idea
de rebeldía. Lo crítico del programa se presenta en clave de parodia
humorística y a través del recurso de la ironía. Como planteamos, el efecto de
ambas se ve relativizado por el hecho de que el objeto parodiado es difuso y la
ironía se vuelve ineficaz cuando es admitida por aquellos contra quienes se
dirige. Entendemos que estas acciones constituyen un juego inofensivo. El joven
rebelde puede tomarse en broma casi todo, en la medida en que no cuestione los
fundamentos de aquello de lo que se burla. Por otro lado, además de comprender
la rebeldía, la tv ha logrado revitalizarse en la traducción de lo joven como
estilo, la conversión de esa rebeldía en estilo. De ahí que debamos hablar de
una tv que ha podido asumir sin costos esos otros discursos juveniles que, e
principio, eran resistentes y hostiles a la integración mediática.
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