13.5.13

Módulo I - Tradiciones, polémicas y legitimación

Bloque A

Las tradiciones de la crítica cultural televisiva. Las perspectivas desde el cine, el teatro y la literatura. La ampliación del concepto de cultura en los años sesenta y setenta. La duradera influencia de Apocalípticos e integrados. El predominio de la crítica ideológica a la televisión. Los debates sobre la influencia de la televisión.

Sinopsis: el capítulo de U. Eco trabaja sobre las ponencias presentadas en una mesa redonda realizada en Italia, en 1962, bajo el título “Influencias recíprocas entre Cine y Televisión”. Más que un informe –aunque refiere lo debatido y cita publicaciones e investigaciones contemporáneas-, el texto resulta un ensayo donde Eco plantea sus posiciones. Básicamente: a) que la televisión debe ser considerada como un servicio (un medio antes que un género), b) que lo específico televisivo es la relación psicológica y social que entabla con el público (desde una pantalla reducida, a determinadas horas del día, etc.), c) que las investigaciones tienden a confirmar el efecto hipnótico de la televisión, d) que la comunicación visual (la imagen, el icono) tiene algo limitativo, reaccionario y ha acompañado pedagogías y políticas represivas, e) que los massmedia siguen el gusto medio y se esfuerzan en determinarlo estadísticamente, f) que ciertas políticas culturales pueden cumplir una función de “perfeccionamiento cultural” (ejemplo: la difusión de la canción popular francesa mejoró la canción italiana).
La conclusión del trabajo es una propuesta de “una prudente política cultural” que intente “compensar la recepción de imágenes con una rica recepción de informaciones escritas”. Es decir, que la civilización de la televisión sea complemento de la civilización de libro.

Apuntes sobre la televisión

En 1962 los organizadores del premio Groseto hicieron una mesa redonda sobre las influencias recíprocas entre el cine y la tv.

1° posición: en la TOMA DIRECTA la tv halló las características por las que se distingue de otras formas de comunicación. La diferencia con el film es que éste se estructuraba según un comienzo, desarrollo y fin; una alineación narrativa de lo esencial con exclusión de lo casual.  La toma directa de la tv afirmó un modo de narrar los acontecimientos diferente, en el cual el director ofrece una exposición lógica y ordenada de cuanto ocurre pero también introduce los acontecimientos imprevistos y aleatorios, distinto a lo que ocurre en el cine. De esta forma el público se habituó a un nuevo tipo de narración en el que predominan los acontecimientos cotidianos sin el proceso de depuración y selección narrativa. No es accidental que también el cine haya adoptado tras unos años un diverso tipo de narración.
             Objeción: es distinta la casualidad real de la toma televisiva que la de los films. Es impropio llamar narración a la toma directa puesto que narración presupone decantación y experiencia, la toma directa de la tv es una simple crónica reproductiva.

No es cierto que la toma directa sea una reproducción fiel e incontaminada de lo que ocurre, hay una selección por parte del director que elije entre diferentes tomas, instituye una forma de montaje improvisado, que equivale a decir interpretación y elección. Aunque la tv en toma directa narra sobre lo inmediato y lo simultáneo, la operación del director puede ser comparada con la narración en tanto se elabora un punto de vista personal sobre los hechos. De ahí la posibilidad de relacionar la experiencia televisiva con el cine actual. Cuando se habla de una analogía entre el nuevo cine y la tv se hace referencia también a la existencia de nuevos hábitos receptivos que la tv cultivó en el espectador.
           Objeción: no debe atribuirse al cine o la tv los descubrimientos que ya ha hecho la literatura.
ECO: los diversos géneros artísticos tienen fases diversas de desarrollo.

2° Posición: el cine permite expresarse mientras que la tv solamente comunica, ya que constituye como mucho, un fenómeno sociológico que resulta irrelevante desde el punto de vista estético.
            Objeción: es grave no darse cuenta que si bien la tv como fenómeno sociológico es incapaz de dar creaciones artísticas, aparece como algo capaz de instituir gustos y tendencias, crear necesidades y modalidades de apreciación determinantes en la evolución cultural, incluso en el campo estético. Las definiciones que una sociedad da de lo bello y lo artístico dependen del desarrollo de costumbres y modos de pensar. De esta forma, una reflexión sobre la tv como fenómeno sociológico le interesa a la estética.

Para ECO el equívoco de la discusión estaba en considerar a la tv como género artístico en lugar de un servicio, la tv es un instrumento técnico por el cual una organización hace llegar al público una serie de servicios. El medio es usado según sus características técnicas que imponen una gramática y sintaxis particulares. La tv posee sus posibilidades realizativas ligadas a su naturaleza técnica específica (toma directa y toma desde el estudio); pero puede ocurrir que la tv en cuanto “género artístico autónomo” se limite a estas dos posibilidades, pero como servicio presenta otras vías de desarrollo.
La tv como servicio es un fenómeno psicológico y sociológico, el hecho de que determinadas imágenes sean transmitidas a determinadas horas del día, para un público que se halla en determinadas condiciones no es un fenómeno accesorio, sino que es precisamente esta relación la que califica todo el discurso televisivo. No se puede hablar de un lenguaje televisivo si antes no se considera este fenómeno en relación con un espectador sociológica y psicológicamente caracterizado. Sólo haciendo una serie de investigaciones psico-sociológicas y técnicas se podrá alcanzar conclusiones válidas para el campo estético.
La tv como servicio es un medio técnico de comunicación a través del cual se emiten diversos géneros del discurso comunicativo, cada uno de los cuales responde tanto a las leyes técnico-comunicativas del servicio como a las típicas de aquel determinado discurso. La tv coordina diversas formas de expresión, desde el periodismo al teatro, pero para comprender cómo el servicio impone condiciones nuevas a cada uno de estos géneros, es necesario comprender a quién se dirige la tv y qué es lo que goza realmente el espectador cuando está frente a la pantalla. De ahí la importancia de los estudios psicológicos (situación del espectador) y sociológicos (modificación como consecuencia del ejercicio continuo de lo mismo en los grupos humanos). Sólo a la luz de este cuadro se podrá hablar de lo que significan los valores estéticos de una transmisión de televisión.

Investigación: la revista TV y Cultura de Italia (1961) afrontaba el problema de la tv desde una crítica severa a los peligros del nuevo medio en la sociedad italiana, ponía en discusión las posibilidades de desarrollo y aplicación de la comunicación televisiva en una sociedad democrática.
Gilbert Cohen Sant: los resultados de su investigación son apocalípticos, manifiesta la clara conciencia de vivir en un mundo en que los medios de comunicación visual constituirían el principal vehículo de las ideas.
Cuando el individuo se coloca ante la pantalla se produce la experiencia del fortuitismo inicial, nos ponemos tensos a la espera de algo que no sabemos qué será, pero que de todas formas es deseado y valorado por nuestra tensión. Desde que se perfila la imagen se pueden establecer diversas posibilidades de compromiso psicológico: separación, juicio, participación, evasión, hipnosis, fascinación. Cohen Seat cree poder demostrar con experimentos electroencefalográficos que el espectador culturalmente dotado oscila entre la vigilancia y la participación, mientras que la masa decanta un estado de participación-fascinación. La comunicación de una palabra pone en actividad todo un campo semántico que es inspeccionado por el cerebro y localiza a acepción deseada excluyendo a las demás. La imagen en cambio me comunica todo el complejo de emociones y significados a ella conexos, me obliga a capta un todo indiviso de significados sin poder aislar el que me sirve.

Sobre la relación hipnótica con la pantalla de tv, estudiosos plantearon el problema de una comunicación que se propone como experiencia cultural, cuando en realidad, no posee las connotaciones fundamentales de ésta. Una comunicación para convertirse en experiencia cultural exige una postura crítica, la clara conciencia de la relación en que se está inmerso. Las investigaciones psicológicas sobre la visión ante la pantalla de tv tienden en cambio a definirla como un particular tipo de recepción en la intimidad que se diferencia de la intimidad crítica del lector. Este tipo de intimidad pasiva no exige necesariamente el aislamiento (espectador de cine). En este tipo de reacción pasiva el espectador está relaxed, acepta sin reservas aquello que le es ofrecido. En este estado de ánimo relajado se establece un particular tipo de transacción por la que se tiende a atribuir al mensaje el significado que inconscientemente se desea, se habla de una autohipnosis o proyección. “La predisposición del público dirige el modo en que la transmisión es comprendida”.
En tv la presencia de las imágenes reduce la ambigüedad de las interpretaciones y hace más difícil ciertas sugestiones. Pero aún es un vehículo de las mismas, es vista como estímulo de una falsa participación, un falso sentido de lo inmediato y un falso sentido de lo dramático. La toma directa crea una impresión de participación inmediata en el acontecimiento, que en definitiva es engañoso.

Producto de una industria cultural sometida a la ley de la oferta y la demanda, el mass médium tiende a secundar el gusto medio del público y se esfuerza en determinarlo estadísticamente (ej. Rating). El rating es sólo un número, mide la cantidad de un auditorio pero no la eficacia ni el gusto de la gente.
La tv puede así convertirse en instrumento eficaz para una acción de pacificación y de control, en garantía de conservación del orden establecido a través de la repetición de aquellas opiniones y gustos medios que la clase dominante juzga más aptos para mantener el estatus quo. En una civilización en la que se respeta la autonomía individual se ejerce una dirección oculta de la opinión, la industria cultural al proponer al público su fácil e implícita visión del mundo, en lugar de dar al público lo que éste quiere, le sugiere lo que debe querer.
La tv sabe que puede determinar los gustos del público sin necesidad de adecuarse excesivamente a él. Se adapta a la ley de oferta y demanda peo no respecto al público sino respecto a los empresarios. Educa al público según los intereses de las firmas anunciantes.

Otra cuestión sobre la relación entre tv y gusto del público  es la influencia de los espectáculos televisivos sobre los hábitos de lectura. No es la tv en sí, sino un empleo especial de ella la que puede convertirla en un elemento cultural negativo. Encuestas de EE.UU. revelaron de forma general que la tv no retrajo la lectura de los diarios pero sí han sufrido los magazines populares y los semanarios de actualidad, mientras creció la tirada de revistas especializadas que respondían a curiosidades suscitadas por la tv. La tv parece haber retraído a los lectores superficiales de una serie de lecturas superficiales, sin haber minado la autoridad de los diarios.

Propuesta de ECO para superar el uso comercial de la tv y la relación de pasividad e hipnótica con su público: la tv puede ofrecer efectivas posibilidades de cultura, entendida como relación crítica con el ambiente. La tv será elemento de cultura para el ciudadano de las áreas subdesarrolladas, haciéndole conocer la realidad nacional, y será elemento de cultura para el hombre medio de una zona industrial obrando como elemento de provocación sobre sus tendencias pasivas.  Reconocer las posibilidades de cultura (que puede ser realizado dentro de la situación existente) y comprender la necesidad de integrar esos aspectos en una función de denuncia e invitación a la polémica (que requiere de una acción política consciente) es el cometido del hombre de cultura ante el nuevo medio. Quizás la tv nos esté llevando a una nueva civilización de la visión, quizás cagaremos gradualmente nuevos estímulos visuales de funciones simbólicas y nos dirigiremos a la estabilización de un lenguaje ideográfico. Pero el lenguaje de la imagen ha sido siempre el instrumento de las sociedades paternalistas que negaban el privilegio del cuerpo a cuerpo lúcido con el significado del comunicado, libre de la presencia de un ícono concreto, cómodo y persuasivo. Tras toda dirección del lenguaje por imágenes ha existido siempre una élite de estrategas de la cultura educados en el símbolo escrito y la noción abstracta. La civilización democrática se salvará únicamente si hace del lenguaje de la imagen una provocación a la reflexión crítica, no una invitación a la hipnosis.

Pérdida del sentido histórico: la información visual disminuye la vigilancia del espectador, lo fuerza a una participación; provoca en la masa cambios psicológicos que tienen su equivalente en la sociología y crean una nueva forma de civilización, una modificación de las relaciones entre el hombre y el mundo que lo rodea. La percepción del mundo circundante es fundamental para la formación del individuo y para la orientación de su conducta, esta percepción tiende a hacerse hipertrófica, masiva, superior a las posibilidades de asimilación e idéntica para todos los habitantes del mundo. El hombre de la era visual recibe una mole vertiginosa de informaciones sobre todo lo que ocurre en el espacio. Se trata de una pérdida del sentido histórico (relación Schmucler: pérdida del sentido histórico en “la voluntad del no querer”), pero Cohen Séat deja en la sombra que la información sobre todo lo que ocurre es siempre garantía de libertad, en tanto nos permite tomar partido sobre el curso de los acontecimientos.

El público de la civilización de la visión no renuncia a crearse modelos de conducta y puntos de referencia, pero las élites que elige como modelo son irresponsables. Alberoni propone la hipótesis de que en todo tipo de sociedad existen categorías de personajes detentadores de algún poder, cuyas decisiones y comportamientos influyen en la vida de la comunidad. Se ha ido perfilando la función de una élite irresponsable compuesta por personas cuyo poder institucional es nulo pero cuya postura se propone como modelo influyendo en el comportamiento, se trata del DIVO, cuyo comportamiento pasa a ser modelo de acción para las masas. Alberoni comprueba la hipótesis con detallados cuestionarios. El divo asume ciertas exigencias no especificadas, las amplifica, las promueve y así vemos a la tv operando como escuela de gusto, costumbres y cultura.

 Rechazo del intelectual: la civilización de imágenes es hoy un  hecho real e indiscutible. Mannucci es un autor que se lanza contra quienes explotan contra la bestia del hombre-masa e insiste en que la única y verdadera misión del intelectual es la de comprender y modificar la situación de los nuevos medios con el fin de no encasillarse en posiciones reaccionarias. Esta toma de posición implica una convicción: que no es cierto que un nuevo hecho técnico sea inevitablemente negativo. En realidad no existe ningún producto de la técnica humana que no pueda ser instrumentalizado cuando se posee verdaderamente una ideología en base a la cual programas nuestras operaciones.
Los famosos efectos negativos de la tv no se explican en valores absolutos sino que varían según las situaciones sociológicas y a menudo aparecen con contradicciones.
Klapper: ofrece una visión que parece desesperanzada (algunos tipos de comunicación, relativos a algunos tipos de problemas, dirigidos a algún tipo de personas bajo determinadas condiciones, producen ciertos efectos) pero que demuestra el trabajo que hay que realizar para determinar con exactitud todas las implicaciones del fenómeno.

Mannucci: rechaza la idea de que los hombres comunes son gente subdotada para quienes hay que preparar algo distinto. Al ideal de una democracia fundada en la igualdad de oportunidades, Mannucci opone una equivalencia de la formación, que presupone considerar a todos los ciudadanos como dotados en igual medida de bagaje cultural. Esto en la tv tiene sus consecuencias: la mayor parte de programas de tv distingue entre una élite que piensa y una masa subdotada y gobernada mediante la dosificación paternalista de bienes intelectuales. El autor perfila la visión ideal de un país democrático en que el ente televisivo no teme hacer saber las cosas a todos los ciudadanos en igual medida. Formula también una observación idónea para desconcertar a los que sostienen la incurable negatividad del medio. Sin embargo puede observarse que cada vez que surgen perspectivas para la mejora y elevación de los programas de tv, los remedios válidos son siempre se orden político; sólo la ideologización del medio técnico es capaz de cambiar su signo y su dirección. Ideologización significa imbuir a la administración del medio de una visión democrática del país.

Conclusión: las investigaciones de psicólogos y sociólogos nos muestran a la tv como algo semejante a la energía nuclear que sólo puede canalizarse hacia buen fin mediante claras decisiones culturales y morales.
Psicología: tener en cuenta el lenguaje televisivo. Sociopolítica: abrir dimensiones para el compromiso polémico.
La imagen es el resumen visible de una serie de conclusiones a las que se ha llegado a través de la elaboración cultural, y la elaboración cultural que se sirve de la palabra escrita pertenece a la élite dirigente, mientras que la imagen final es construida para la masa sojuzgada. Es en este sentido que la comunicación por imagen tiene algo limitativo. Sin embargo no podemos rechazar las impresiones y descubrimientos que el razonamiento por medio de las imágenes ha dado a los hombres.
Una prudente política cultural sería educar también a través de la tv a los ciudadanos futuros para que sepan compensar la recepción de imágenes con las informaciones escritas. La civilización de la tv como un complemento a la civilización del libro. Proponer a la tv una serie de transmisiones didácticas encaminadas a descondicionar al público, enseñar a no contemplar la tv, a dominar e identificar el momento en que la escucha ya no es voluntaria y aparece la hipnosis.





Objetivo del texto: Ubicar los orígenes de la crítica a la televisión a partir del surgimiento de la misma, un objeto producto de una investigación científica, hasta llegar a constituirse como una institución de la comunicación. El autor describe, en estas páginas, una sintética revisión de los principales desplazamientos en las líneas de investigación proveniente, fundamentalmente, de la corriente norteamericana: sus métodos cuantitativos, el abandono de los aspectos simbólicos y la influencia negativa de la crítica ideológica.  

Los orígenes de la crítica de la televisión

La tv caracterizada como un canal complejo de grandes dimensiones y por su simultaneidad de señales, provocó el interés regulador de los estados. Por su carácter de medio unidireccional y de aparato centralizado, el poder político hará de la tv uno de los medios más controlados en función de su propio provecho e incrementará su función publicitaria y económica. La cada vez mayor manipulación de la oferta de programas producirá enormes consecuencias en la distribución del propio tiempo libre de la sociedad donde la tv pasa a ser rápidamente un instrumento de recepción colectiva. Los valores sociales y culturales, junto con los políticos y económicos se convierten en las dimensiones más importantes generadas por la tv. Ésta se transforma en una institución de comunicación que constituye una sólida entidad organizativa, con reglas propias de producción, distribución y adscripción profesional. La tv nace sin tener que responder a una necesidad concreta. Es vista como un objeto de la tecnología eléctrica, en principio como una expansión del sistema económico y militar. Luego se le comienza a llamar significativamente broadcasting, se convierte en tecnología de mensajes específicos a personas específicas y sólo más tarde en una tecnología de mensajes variados a un público en general.

El origen de la tv y los condicionamientos tecnológicos son un elemento clave para entender las teorías que se han desarrollado en el marco de la comunicación de masas.
Williams propone dos tipos de hipótesis:

1) La tecnología de la tv responde a una investigación científica y técnica, pero su efecto es accidental. Sus proposiciones son:
- Su poder alteró al resto de los medios
- Su poder alteró las instituciones y relaciones sociales.
- Se alteró la percepción básica de la realidad.
- Alteración de la escala y forma de la sociedad.
- Consecuencias en la familia, la vida cultural y social.

2) La tv es de nuevo un accidente tecnológico, pero su significación ha sido determinada por su uso. Proposiciones:
- La tv fue seleccionada para ofrecer entretenimiento, opiniones y estilos de comportamientos centralizados.
- Fue seleccionada para la inversión y promoción de una nueva fase de consumo de la economía doméstica.
- Se explotan y enfatizan elementos de pasividad e inadecuación cultural y psicológica que la tv ha conseguido representar.
- Se sirven y explotan las necesidades de una nueva clase de sociedad amplia pero atomizada.

La utopía. La visión optimista de la tv cuya expresión más elaborada ha sido McLuhan, ha desarrollado el concepto de “ventana abierta al mundo”, según el cual la tv permitiría la consittución de la buena vecindad y traería comprensión y paz al mundo. Se considerabna que la tv traería cambios antropológicos a la familia, sustituyendo el espacio de la chimenea como el imaginario familiar y de las tradiciones. Para autores como éste, no son los contenidos sino el cómo la tv cambiará nuestras vidas lo que verdaderamente está en juego. McLuhan desarrolló el aforismo “el medio es el mensaje”. Los medios electrónicos involucran varios sentidos a la vez y siendo la tv el más dinámico de todos, establece una interacción con la gente donde lo menos importante es el contenido. La influencia de la tv aparece desde los más pequeños detalles de nuestra vida hasta los macro-cambios introducidos en la alimentación, en los automóviles y en todo lo que afecta a los niveles culturales en la sociedad. La tv es una de las fuerzas capaces de cambiar las sensibilidades y transformar la conciencia humana, sobre todo en el hogar donde ejerce su más potente influencia. Y ello no tanto por su contenido sino por lo que su presencia suscita en el entorno inmediato. Los medios tecnológicos como extensiones de nuestra conciencia nos devuelven al futuro, a una aldea global.
Las primeras investigaciones sobre tv estuvieron marcadas por el interés del medio en sí. Se cree que la función de la tv es por esencia la de un perfeccionamiento cultural. Para la segunda generación, las investigaciones se han de centrar sobre el comportamiento del público. Cómo actúa la audiencia cuando se encuentra expuesta al medio y cuáles son las sensaciones que causa.

La frustración y el desencanto por las promesas incumplidas de un nuevo mundo y una nueva conciencia a la que nos debía conducir la tv no se hizo esperar. Se verá cómo en la tv se cometen un número my grande de actos violentos. La solución es estudiar la tv en el terreno de la audiencia diaria y saber lo que ésta ve y piensa y con qué modelos. Pero todo esto se debe cuantificar y comparar. Los primeros estudios no fueron tan concluyentes. Se ejemplificó desde un punto de vista psicológico un estudio con adultos enfermos y el uso que hacen ellos de la tv, para quienes el medio parece satisfacer sus necesidades de cuidado, nutrición y confort. El medio se basta a sí mismo para responder las necesidades de la gente, porque las experiencias con los enfermos se pueden aplicar a la situación general. Este estudio aumentó la conciencia sobre la atracción psicológica que ejerce la tv.
A fines de los años 50 la tv se ha convertido en el medio más dominante de EEUU. La alarma relativa a los efectos sobre los niños marcará el final de la década y el comienzo de la proliferación de estudios sobre el tema. Los 60 invirtieron el punto de vista tradicional de “qué hace la tv a los niños” por el “qué hacen los niños a la tv”. La tv es una entre otras de las influencias que reciben los espectadores, pero no hay relación causal. Sería más sensato decir que la tv puede provocar efectos de pasividad en los niños, pero también efectos contrarios.
La investigación tanto como la crítica cultural a la tv se origina a partir de la influencia de las ciencias sociales y de la tradición humanístico-filosófica.





Ubicación contextual: este artículo se inscribe en La estrategia de la ilusión, libro que compila una serie de ensayos y artículos que salieron publicados en semanarios y revistas mensuales. La primera edición en español es de 1986 y la primera en Argentina, de 1987. Para Eco, y tal como lo propone en la introducción del libro, no existe una ruptura teórica entre la producción de libros y la de artículos periodísticos, sólo diferencias de tonos.
Eco asume, a través del libro, que su deber político es invitar a los lectores a adoptar una sospecha permanente frente a los discursos cotidianos. La intención es que cada lector aprenda a adquirir cierta conciencia crítica de su experiencia cotidiana.
Lo que permite el hecho de escribir en periódicos – a diferencia de los libros- es exponer ideas todavía imperfectas, observar y escuchar más inmediatamente las reacciones del público. “Si estos artículos tratan de denunciar algo a los ojos del lector, no se trata de que haya que descubrir las cosas bajo los discursos, a lo sumo discursos bajo las cosas. Por esto es perfectamente justo que hayan sido escritos para periódicos. Es una elección política criticar los mass-media a través de los mass-media. En el universo de la representación “mass-mediática”, es quizás la única elección de libertad que nos queda”. (Párrafo de la Introducción al libro).

Sinopsis: el artículo (de 1983) se ubica en la Parte IV del libro: Crónicas de la aldea global. Se escribe en el contexto de la privatización y la multiplicación de cadenas (es a mediados de los 80 que Berlusconi adquiere la licencia de la RAI). Esto lo lleva a diferenciar la Paleo de la Neo TV. Esta última asume como característica principal la autorreferencialidad (hablar de sí misma), es decir, la primacía de la enunciación (centrada en el cómo se dice) sobre el enunciado (lo que se dice).
La dicotomía presente en la TV entre información y ficción ha sido “neutralizada” por el propio discurso televisivo y la oposición entre mirar o no mirar a la cámara.  Por esta razón, Eco plantea que, en el caso del presentador que mira a la cámara, ya no está en cuestión la veracidad del enunciado sino la veracidad de la enunciación, la puesta en escena, la representación de sí mismo. Los programas informativos se encuentran relacionados con los de entretenimiento y lo relevante ya no es la relación entre enunciado y hechos sino la relación entre la verdad del acto de enunciación y la experiencia de recepción. Por lo tanto, en la Neo TV, la dicotomía información y ficción entró en crisis. La TV deja de ser un vehículo de hechos (neutral, transparente) sino que pasa a transformarse en un aparato para la producción de hechos (transparencia perdida). Los mecanismos de construcción televisiva que en la Paleo TV se ocultaban, se evidencian en la Neo TV: el micrófono, la cámara, el teléfono, el aplauso. Los hechos se transforman al ser puestos en escena. Si bien el hecho existe con independencia de la TV, la puesta en escena televisiva lo interpreta, destaca un punto de vista, lo “manipula” y lo “prepara” para la televisión, aun cuando se presente desde el “registro directo”.

TV: la transparencia perdida

La Paleotelevisión procuraba que el público aprendiera sólo cosas inocentes aun a costa de decir mentiras. Se trataba de un pequeño diccionario con los nombres de los protagonistas y títulos de las emisiones.

La Neotelevisión surgió con la multiplicación de cadenas, la privatización, el advenimiento de la electrónica, en donde los personajes y las rúbricas son infinitos, el mismo personaje desempeña diversos papeles según hable en pantallas estatales o privadas. Su principal característica es que cada vez habla menos del mundo exterior, habla de sí misma y de su contacto con el público. Debe sobrevivir al cambio de canal y trata de retener al espectador diciendo “estoy aquí, yo soy yo y yo soy tú”.

Los programas de tv se dividen en dos grandes categorías para definir lo real:
Programas de información: se ofrecen enunciados sobre hechos que se verifican independientemente de la tv. El público espera que la tv diga la verdad: el sentido común reconoce como verdadero un enunciado cuando por medio de fuentes alternativas se confirma que corresponde a un estado de hecho. Se protesta si o que la tv dice no se corresponde con los hechos. Que ofrezca la verdad según criterios de importancia y de proporción: se acusa a la tv cuando se cree que privilegia ciertas noticias en detrimento de otras, que omite consideraciones importantes o que sólo expone algunas opiniones con la exclusión de otras. Por último que separe la información del comentario: se trata de una consideración intuitiva, aun cuando determinada selección y montaje pueden conllevar un comentario implícito. Se cree posible lograr una valoración aceptable intersubjetivamente respecto de la concordancia entre noticia y hechos.
Programas de ficción: el espectador pone en práctica lo que se llama suspensión de la incredulidad y acepta el juego de tomar por cierto aquello que es efecto de construcción fantástica. Sin embargo se admite que vehiculan una verdad en forma parabólica. Se discute intersubjetivamente la verdad parabólica de los programas de ficción.

Rige la opinión generalizada de que los programas informativos poseen relevancia política, mientras que los de ficción sólo tienen importancia cultural.
Esta dicotomía ha sido neutralizada por un fenómeno que puede comprobarse tanto en los programas informativos como en los de ficción. Tiene que ver con la oposición entre quien habla mirando a cámara y quien habla sin mirar.
Con mirada a cámara: quien habla se representa así mismo y subraya el hecho de que allí está la tv. Se advierte al espectador de que se está hablando a él a través del medio televisivo. En este caso no está en cuestión la veracidad del enunciado sino la veracidad de la enunciación, que concierne a la cuota de realidad de todo lo que sucede en la pantalla. A mediados de los años 50 el problema se complicó con los programas de concursos, en los que hay una escena preestablecida pero los personajes que concursan son verdaderos. El problema de la veracidad de los enunciados empieza a ser ambiguo, mientras que la veracidad del acto de enunciación es indiscutible. El problema existía desde el principio, las transmisiones de información tendían a reducir al mínimo la presencia de personas que miraran a cámara. Salvo el anunciador, la información tendía a comportarse como ficción ya que se transmitía sólo en video y audio sin comentarios.

Sin mirada a cámara: quien habla representa a otro y hace algo que se considera que haría también si la tv no estuviese allí. En este sentido no miran a cámara los protagonistas reales de un hecho en tiempo real, tampoco lo hacen los participantes de un debate, ni los actores que quieren crear la ilusión de realidad. En este sentido se atenúan las diferencias entre información y espectáculo al querer mostrarse la espontaneidad de un acontecimiento. Se produce un fenómeno curioso: la tv aparentemente quiere desaparecer como sujeto del acto de enunciación pero sin engañar al público; la tv hace sentir su presencia sólo en tanto canal.

Estamos hoy ante unos programas en los que se entremezclan de modo indisoluble información y ficción, donde no importa que el público pueda distinguir entre noticias verdaderas e invenciones ficticias. Los programas ponen en escena el propio acto de la enunciación a través de simulacros de la enunciación, una estrategia de ficciones se pone al servicio de un efecto de verdad. El análisis de estas estrategias revela el parentesco que liga a los programas ficticios con los informativos. Nos encaminamos hacia una situación televisiva en que la relación entre el enunciado y los hechos resulta cada vez menos relevante.

Así entra en crisis la relación de verdad factual sobre la que reposaba la dicotomía entre información y ficción, esta crisis tiende cada vez más a transformar a la tv en un vehículo de hechos, en aparato para la producción de hechos, es decir, de espejo de la realidad pasa a ser productora de la realidad. Toman papel público y evidente ciertos aspectos que en la Paleotv debían permanecer ocultos:

La jirafa: el micrófono debía ser ocultado en la pretensión de la tv de presentarse como realidad, había que ocultar el objeto que denunciaba el artificio. Ahora su presencia da naturalidad al programa y justamente termina ocultando el artificio.
La cámara: antes no se veía y ahora sí, pero cada vez que se la ve se trata del dispositivo que no está filmando, por lo tanto de trata de otra ficción.
El teléfono: la paleotv mostraba personajes de comedia que hablaban por teléfono e informaban sobre hechos que sucedían fuera de la tv; en la neotv el periodista se comunica con la dirección, con su secreta intimidad.
Aplauso: en la paleotv era algo espontáneo y verdadero ya que el cartel luminoso que indicaba aplausos no era visto por el espectador en su casa. Con la neotv el presentador pide aplausos. Al espectador en su casa no le interesa que sea espontáneo sino que sea de veras televisivo.

Cada vez menos la tv muestra acontecimientos que ocurren por sí mismos independientemente de ella. El espectador de inteligencia media sabe que hay un montaje elegido y predispuesto cuando el actor besa a la actriz. Pero el sentido común se halla desarmado cuando hay una transmisión en directo, en este caso se sabe que la cámara transmite desde el lugar en donde ocurre el suceso. Desde el principio de la tv se sabe que incluso el directo presupone una elección.

Ejemplo: partido de fútbol. El evento ocurre independientemente de la transmisión, pero ésta interpreta el hecho autónomo y ofrece una visión, un punto de vista sobre la realidad extratelevisiva. También es afectada por una serie de fenómenos que se perciben: a) el hecho de saber que el acontecimiento será transmitido influye en su preparación; b) la presencia de las cámaras influye en el desarrollo del acontecimiento.  Podemos ver que se perfila ya un esbozo de puesta en escena.
Sin embargo, en la última década el directo ha sufrido cambios radicales respecto a la puesta en escena, nos hemos ido acercando cada vez más a una predisposición del acontecimiento natural para fines de la transmisión televisiva.

En contacto con una televisión que sólo habla de sí misma, privado del contacto con el mundo exterior, el espectador se repliega en sí mismo, se reconoce en este proceso y se gusta como televidente. La paleotv quería ser una ventana que mostrara el inmenso mundo; la neotv independiente apunta la cámara y muestra al público como si se estuviese mirando con un largavistas al revés. La paleotv era sometida a censura y concebida para un público ideal, moderado y católico, hablaba de manera depurada; la neotv en cambio quiere que el público se reconozca y se diga “somos nosotros mismos”.
La neotv explota al máximo el masoquismo del espectador; su tiempo es elástico con desgarrones, aceleraciones y ralentis, pero el espectador puede imprimir su propio ritmo seleccionando con el control. En la paleotv había poca cosa que ver hasta antes de la medianoche; en la neotv se ofrecen decenas de programas hasta horas avanzadas.




Sinopsis: el autor construye un mapa para analizar los diferentes elementos y dimensiones que conforman el medio televisivo. Primero, especifica cuáles son los objetos de estudio en los ámbitos de producción, oferta y consumo. Luego, detalla, para cada uno, las disciplinas a las que se recurre para llevar a cabo su estudio. A continuación, describe los instrumentos que cada disciplina utiliza en la investigación según se proponga registrar, observar, interrogar, inventariar, resumir o relacionar, qué prioriza –medio, mensaje, espectador, contexto, recepción- cada una de las tendencias en la investigación y los ámbitos donde esta se lleva a cabo. Finalmente describe cada una de las áreas de investigación que queda conformada.

¿Qué significa analizar la tv?

OBJETOS de estudio: se identifican tres grandes núcleos temáticos.

1 Núcleo. Producción: se distinguen 4 áreas de estudio que son por un lado los aspectos tecnológicos que se conectan con el hecho de hacer tv, las señales audiovisuales, técnicas de emisión, los soportes, etc. Se analizan también los aspectos económico-empresariales del hacer tv, como el estudio de la organización de las empresas televisivas, los criterios adoptados para tomar decisiones, la lógica comercial, etc. En tercer lugar, los aspectos culturales y sociales como el estudio de las tipologías de los canales que operan en un territorio determinado y los lazos funcionales que establecen con otros medios, los procesos culturales que se ponen en marcha. Por último, los aspectos político-institucionales como la legislación que regula la comunicación, las formas de control político sobre los medios, etc.

2 Núcleo. Oferta televisiva: se pueden analizar los programas y su contenido, la programación, es decir el modo de organización de la grilla y su coordinación dentro de una línea editorial. Y el mercado de los productos televisivos sumado a otros productos comunicacionales.

3 Núcleo. Consumo: se identifica el análisis de los índices de audiencia que incluye el número y la identidad de los espectadores; las elecciones de consumo (los gustos en las elecciones de programas); los modos de ver (cuándo, dónde, quién); los procesos de comprensión (los procesos en que se reconoce y se comprende lo que se ve); los procesos de valoración; los efectos (de lo que se ha visto en la tv); análisis de las dietas de medios (el modo en que el consumo televisivo se relaciona con el consumo cultural).

DISCIPLINAS: es importante tomar en consideración las teorías que nos sirven para el análisis:

1. Economía: el análisis de mercado, el marketing que afronta la lógica del encuentro entre la oferta y la demanda.
2. Sociología: interviene en el estudio de los aspectos estructurales del sistema televisivo, el análisis de la oferta y el consumo. La microsociología se centra en los diferentes modos de ver la tv y en los lazos entre dichos modos y las dinámicas sociales.
3. Estadísticas: aporta los enfoques cuantitativos.
4. Etnología: observa y describe las situaciones y dinámicas que se generan en torno a la tv, en los contextos de recepción específicos.
5. Psicología: reflexiona sobre la naturaleza de las relaciones que se instauran entre la tv y los individuos.
6. Pedagogía: trata la funcionalidad de la tv en cuanto a instrumento educativo.
7. Semiótica: se centra en los procesos de significación, las formas de discursos, los lenguajes, etc.

INSTRUMENTOS de análisis
Se agrupan en familias dependiendo del tipo de operación que realiza el analista.
Grupo 1. Se basa en un registro inmediato del fenómeno, por ejemplo el audímetro sobre las sintonizaciones y tiempos de recepciones. Son índices de reacción inmediata donde se señala la reacción de una actitud positiva o negativa hacia el programa.
Grupo 2. Se basa en la observación directa de los fenómenos, presencial, donde el investigador no puede eliminar su presencia (observación participante).
Grupo 3. Gira en torno a la interrogación; las entrevistas, los cuestionarios, etc. instituyen una relación explícita con el objeto de investigación.
Grupo 4. Gira en torno al inventario de los elementos implicados; el análisis del contenido a través del cual se pone en relieve determinados elementos del texto para medir su frecuencia y significación.
Grupo 5. Se basa en el resumen de los elementos implicados, para reconstruir las razones y efectos de determinadas presencias.
Grupo 6. Correlacionar los elementos recogidos, ordenar los datos de la investigación. Se trata de modelos, categorías, paradigmas o técnicas de análisis.

ORIENTACIONES teóricas de la investigación
El modo en que se plantea y se lleva a cabo el estudio y las convicciones fundamentales que lo sustentan. La elección de un método no constituye un gesto neutro. Hay que tener en cuenta que la historia de cada disciplina se caracteriza con paradigmas científicos diferentes entre sí. Las investigaciones sobre tv se realizan a partir de presupuestos, direcciones y prioridades que las condicionan. Toda investigación está en deuda con el contexto científico, cultural y social en el que se sitúa. En este sentido habría que trazar un cuadro histórico sobre los enfoques sobre la tv. Se determinan las orientaciones en base a la prioridad que se le otorgue a cada elemento de la comunicación televisiva:
Carácter central del medio: las características del medio condicionarían los procesos de reconstrucción de los mensajes y efectos. Esta convicción constituye la raíz común de aportaciones diferentes como la teoría crítica de Adorno, el enfoque sociocultural de McLuhan y Williams.
Carácter central del texto: el contenido, la forma y los diferentes modos en que funciona un mensaje constituyen la clave principal de acceso al fenómeno televisivo. Hay quienes se centran en los temas de transmisión (contenido); los valores que propone la tv (ideología); otros ponen de relieve los elementos expresivos que caracterizan el lenguaje (códigos); otros se detienen en las modalidades y los mecanismos comunicativos y estructurales de un programa (análisis textual y pragmático). En todos los casos el texto se presenta y constituye como protagonista.
Carácter central del espectador: el espectador es el elemento determinante, porque sus características sociodemográficas son capaces de imponer diferentes modalidades de descodificación de los mensajes televisivos. Por ejemplo la teoría de usos y gratificaciones en la cual el espectador utiliza la tv según sus fines y necesidades.
Carácter central del contexto: la estructura y dinámica del ambiente social constituyen el factor decisivo de la comunicación televisiva. Se sugiere que los mensajes adquieren sentido sólo si pasan a través de actividades de mediación social, como la teoría funcionalista de los líderes de opinión o como los estudios culturales que explican el impacto del medio en términos de procesos culturales activados. La tv no se puede entender fuera del contexto macrosocial que la alberga y produce. El espectador y el texto televisivo se encuentran y el resultado es una especie de negociación entre los significados que el primero propone y los significados que el segundo reconoce y atribuye al texto desde sus competencias.
Carácter central de la recepción: la recepción es el momento determinante entendida no sólo como un acto sino también como una situación
Asignar un papel central a un elemento en vez de asignárselo a otro implica realizar elecciones prácticas relevantes, no sólo por las disciplinas o los instrumentos sino también por la perspectiva desde donde se observan los fenómenos y la dirección que se imprime en la investigación.

ÁMBITOS de investigación

Centros especializados
Universidades
Investigación práctica
Investigación teórica




Los canales del GAN

Beatriz Sarlo toma como objeto de estudio el discurso televisivo que determinados programas generan sobre el Gran Acuerdo Nacional. Específicamente analiza los mensajes que, en un rango amplio de horarios, recibe el televidente porteño durante 10 días. Puntualmente se consideraron los 10 días comprendidos entre el martes 30 de mayo y el jueves ocho de junio de 1972. Para llevar a cabo este análisis del discurso televisivo analizó los programas de televisión de Neustadt, Mirtha Legrand, Mariano Grondona y la telenovela Rolando Rivas Taxista. Sarlo utiliza como marco teórico la crítica ideológica. Aquí se devela a través de determinados discursos televisivos como el GAN naturaliza la salida de un gobierno de facto a una semi democracia. Los discursos televisivos en este caso funcionan naturaliza dando este pasaje. Neustadt, Mirtha Legrand, Mariano Grondona y la telenovela Rolando Rivas Taxista, reproduce el discurso de la clase dominante a la que en verdad pertenecen. Los objetivos del medio televisivo en aquella época era el de mantener todo igual, pero con convocatoria a elecciones presidenciales.
Sarlo utiliza como método el empirismo y la metaforización. Mediante el empirismo realizará un relevamiento de fuente. A través de la metaforización, compara lo que el virus se en el discurso televisivo con algo que no está presente. Así queda expuesto como el supuesto debate televisivo, no es real.




¿El fin de una época?
1973 (Gob. De Lastiri) Caducidad de las licencias de los 3 canales privados de la tv. Perón: proyecto de estatización de este medio.
Existe una razón estructural que transforma al decreto que declara caduca las mencionadas licencias en una medida que implica la intervención indirecta de la industria de la tv como un todo. Estos 3 canales de tv recaudaron hasta el presente casi la mitad de los ingresos publicitarios de la industria de la tv y, por otra parte, las productoras asociadas a estos fabricaron casi el 80% de los programas emitidos por todos los canales del interior del país. Aunque falten algunos años para que se venzan las licencias de la mayoría de los canales privados del interior del país, parece muy difícil que estos puedan crear sus propias fuentes de producción de programas. Pocos empresarios del “show business” argentino estarían hoy tentados de montar una productora de programas sin respaldo de una licencia en la Capital Federal. Muraro defiende la estatización.

¿Qué significa estatizar la TV?
La red privada de la tv desde 1960 podia dividirse en 3 tipos de canales:
Los canales de cabecera: el 9, 11 y 13 que están asociados a otras productoras de tv (Telecenter, Telerama, Proartel).
Los canales del interior afiliados a algunas de dichas productoras que subsisten mediante acuerdo comercial por el cual comparten sus ingresos publicitarios a cambio de la provisión de programas.
Algunos pocos canales independientes que compran directamente su programación a dichas productoras a precios de mercado pero que no mantienen aquellas relaciones tan rígidas o permanentes como la de los canales afiliados.
Uno de los centros neurálgicos del negocio de la tv son las productoras. Han sido los verdaderos actores de la historia de la tv en nuestro país. Hacia 1960, los representantes de las 3 principales cadenas de tv de EEUU utilizaron a las productoras para introducirse en el mercado argentino y controlarlo en su beneficio. De esta manera consiguieron salvar las limitaciones de la Ley de Radiodifusión de 1958 que prohibía los licenciatarios de canales ser representantes de empresas extranjeras o bien ser individuos de nacionalidad no argentina. La estatización tiene grados distintos.
El caso de EEUU: tv está en manos privadas y el estado interviene solo para regular la competencia entre estas, otorgar licencias, etc.
El caso de Francia o de Italia: toda la tv, canales y productoras, está en manos del estado y no permite la participación de empresas privadas.
Entre ambos polos hay casos como la Argentina con una tv estatal débil en comparación con el área privada. Como el de Inglaterra, con un sistema basado en la propiedad estatal de todos los canales y con productoras estatales o privadas que proveen de programación a los primeros.
La estatización en la Argentina presenta 4 alternativas. El Gobierno puede:
1. Estatizar algunos canales y dejar otros en manos privadas. Generaría la aparición de productoras privadas.
2. Estatizar los canales pero mantener el actual sistema de productoras privadas.
3. Estatizar los canales y crear un sistema de productoras mixtas con mayor o menor control estatal de su estructura.
4. Estatizar totalmente los canales y las productoras.
Los puntos 3 y 4 revisten el carácter de verdaderos cambios al actual sistema. Los demás derivan en una tv mercantilizada de contenido antipopular. La alternativa más revolucionaria es la 4, aunque la más difícil de implantar dentro del actual equilibrio político. Cualquiera sea la medida adoptada, mucho del resultado final depende del carácter del Estado argentino que se haga cargo del control del sistema. Un buen ejemplo es el caso mexicano donde el Estado provee el 50% de los capitales dedicados a actividades industriales. No obstante, ha sido hasta el presente gobernado por una camarilla monopólica, asociada a los intereses extranjeros, de tal manera que las mismas inversiones estatales han servido, más que para elevar el estándar de vida de las masas y una verdadera independencia nacional, para robustecer las arcas de las empresas multinacionales.

El problema de la publicidad.
Otro factor fundamental: la industria de la tv privada se ha financiado hasta ahora fundamentalmente en base a la venta de tiempo publicitario a agencias y a anunciantes. Los anunciantes tienen un gran poder para presionar económicamente y políticamente sobre ellos. Los anunciantes y agencias están lejos de desear una tv al servicio de los intereses nacionales, no comercializada e ideológicamente esclarecedora. La publicidad nos plantea una nueva serie de alternativas.
Algunos países como Francia tienen en la actualidad una tv que, por respeto al público, no emite publicidad. Pero esto obliga al público a costear la tv en base a aportes o abonos y también con dinero del presupuesto estatal.
En el caso de Argentina, por un lado, si se elimina la publicidad en la tv, se verá obligado a montar un nuevo sistema de impuestos o bien deberá cargar al presupuesto nacional con una nueva partida, necesariamente abultada y contradictoria con la actual política de disminución de la tasa de inflación. Además, si se elimina la publicidad, se generará un problema social y gremial nada desdeñable. A la actual masa de trabajadores y artistas de tv, de la que deberá hacerse cargo el Estado, se sumarán las miles de personas que trabajan en agencias publicitarias. Por otra parte, aunque estamos plenamente convencidos de que la publicidad es un derroche institucionalizado que sólo favorece a los grandes monopolios en contra del consumidor y de los fabricantes nacionales, no vemos razón alguna para suponer que su eliminación de la tv logrará reducirla sustancialmente.
En un sistema mixto, lo más probable es que los anunciantes y agencias tiendan a reforzar el sector privado, poniendo así en situación de inferioridad y de déficit crónico el área estatal.
En un sistema estatal, es probable que los empresarios monopólicos que actualmente controlan el mercado publicitario dirijan sus inversiones a otros medios privados, saboteando así la tv estatal. Los empresarios no están contentos con los controles de precios y otras restricciones que el gobierno popular ha impuesto a sus actividades y tampoco están alegres de colaborar con una tv estatal. De orientación popular y nacional. La restricción de los presupuestos publicitarios tiene una razón financiera. Si un fabricante invierte dinero es muy difícil cancelarlo. En cambio, para anular un programa de inversiones publicitarias basta con un llamado y avisar que se levanten los avisos. Por lo tanto, cuando llegan épocas inciertas y/o el objetivo es manifestar resistencia al cambio, la actividad que primero resulta afectada es la publicidad. A estos problemas hay que sumarle otro. Es difícil que una nueva tv estatizada logre crear un estilo de comunicación a la vez popular y masivo y acorde con el proyecto de poner a ésta al servicio de los intereses populares. Creemos que el problema tiene solución, no hay que descontar un largo tiempo de búsqueda, de tanteo. Si este estilo a la vez masivo y nacional no se realiza de inmediato, cabe prever una baja en la audiencia del medio tv y, tal vez, un aumento de la audiencia de medios alternativos. Como el interés de los anunciantes reside en lograr una máxima audiencia al menor precio, esto obligará a la tv estatal, a lanzar al mercado tarifas de tiempos publicitarios bajas. Sumemos a lo anterior el hecho de que la administración de un canal está lejos de ser algo sencillo que puede arreglarse por decreto o improvisarse.

La cultura de la tv
Lo que impone la tv: acumulación de conocimientos y competencia, consideración de la cultura como algo separado de la práctica y de los otros planos de la experiencia del hombre. El peronismo defendió siempre una concepción de la cultura que, frente a la competencia y al individualismo, se afirmaba en la solidaridad; y que, frente a la acumulación de conocimiento, valoraba la actitud moral y la práctica social: una concepción de la cultura diametralmente opuesta a la que promueve la tv.

El problema de la cultura y la ideología.
Otro aspecto fundamental es que un proyecto de estatización nos dice muy poco sobre el futuro de un medio si no aclaramos qué tipo de contenidos queremos emitir, paralelamente, qué criticamos a la ideología y cultura de la tv anterior. La cultura, el estilo y la ideología a trasmitir, si bien pueden planificarse racionalmente, difícilmente podrán lograrse por decreto. Crear una tv nacional, masiva supone aceptar los costos de fracasos de algunos experimentos y, sobre todo, favorecer la participación popular en la vida del medio. Todo intento de elaborar una cultura desde arriba derivará no sólo en una esterilización del medio, sino también en una pérdida de audiencia y, a largo plazo, en un aumento de los problemas financieros del Estado. El quid de la cuestión reside en el hecho de que los estilos de comunicación basado en procedimientos autoritarios, en otras palabras, el estilo oficial clásico, suele estar sistemáticamente en desventaja con respecto a los productos comerciales de la industria cultural, por más deleznables que éstos sean.
Ej: Inglaterra tuvo hasta 1951 una tv estatal. Cuando el monopolio estatal fue parcialmente modificado, los especialistas vaticinaron que, debido a un alto nivel cultural de la programación que hasta ese momento había recibido el público, las nuevas productoras privadas independientes, de estilo más comercial y ligero, estarían condenadas al fracaso seguro. Los resultados fueron diferentes: la tv inglesa privada no tardó en sobrepasar la audiencia estatal y provocó un brusco incremento de la tasa de posesión de receptores.
En realidad, el problema anterior encubre una contradicción cultural profunda de nuestra época. La cultura de las sociedades industrializadas se ha ido disociando cada vez más en una cultura seria y una cultura comercial opuesta a la anterior, siguiendo lineamientos de clase. En la actualidad, carecemos de una tradición cultural, ni siquiera tenemos casi modelos para copiar, que logren conciliar la masividad y el nivel cultural, la masividad y la calidad estética y el esclarecimiento ideológico. Por otra parte, los modernos medios electrónicos han sido diseñados más para imponer al público una actitud pasiva e individual, que para provocar su socialización y participación política. Superar la tentación de crear una cultura desde arriba, por decreto, supone no sólo inventar un estilo sino también inventar desde la nada instituciones intermedias destinadas a ligar activamente las masas al aparato estatal de comunicaciones.

Relación con el público
La tv fomenta la seudo-participación. Pasividad, control, participación vicaria, pero no un acceso real y activo del pueblo a los medios tal como lo exige cualquier propuesta de cultura popular que no sea una simple coartada de la cultura dominante.

Control político y libertad de prensa.
Las productoras privadas de tv y ciertos sectores políticos de tradición liberal han argumentado a favor de la libertad de prensa y en contra del monopolio estatal.
Ante todo, nos parece que es totalmente falso invocar la libertad de prensa cuando estamos tratando de una industria cultural que permaneció hasta hoy bajo control de una minoría de individuos y empresas. La teoría liberal de la libertad de prensa sólo tiene vigencia en relación a un medio en el cual existe una verdadera multiplicidad de emisores que compiten entre sí económicamente y culturalmente. Trasladas esta doctrina al campo de la tv, altamente monopolizada por un puñado de empresas, es una mera treta ideológica. De la misma manera es una treta ideológica hablar de libre empresa en relación a un mercado donde los precios son fijados por un número limitado de vendedores y compradores.
Las productoras de la tv y los canales argentinos no tienen ningún derecho a invocar en la actualidad el principio de libertad de prensa o de empresa.
Conviene recordar aquí tres o cuatro datos elementales acerca de ésta para verificar cuán inadecuado y poco democrático puede ser el liberalismo en este contexto.
La tv local fue en buena parte controlada por no menos de 3 grandes productoras, asociadas a su vez, a cadenas internacionales de radio y tv que fabrican en todo el mundo equipos electrónicos.
Los duelos de las productoras y canales, de Capital y del interior, además de los representantes de las cadenas norteamericanas, pertenecían a sectores extranjeros y “argentinos” que están muy lejos de ser modestos empresarios de la industria cultural. Ej: en Proartel se registró la presencia del grupo Time-Life junto a la CBS. A estos grupos se le suman los intereses de personas como el doctor Roberto Lobos, funcionario de la ITT en este país y miembro de la oligarquía terrateniente. Un panorama similar se repite en el caso de los canales de tv del interior: en Salta aparecen en los directorios los representantes de la oligarquía terrateniente de esa provincia; en Tucumán, los personeros de la industria del azúcar, etc.
Otro aspecto que inhabilita la tesis del liberalismo clásico en el caso de la tv es la estrecha ligazón existente entre las productoras o canales y otras industrias culturales. Proartel está hoy asociada a Editorial Atlántida: canal 9 a la editorial Julio Korn y canal 11 a la Editorial Sarmiento que publica el diario Crónica. En el interior también hay monopolización de la información y de la opinión. Ej: el grupo La Nueva Provincia, que en Bahía Blanca controla el diario de ese nombre, una radio y un canal de tv, y está integrado por sectores terratenientes estrechamente ligados al grupo Alsogaray.
En este sentido, estatizar la tv argentina y explorar sus productoras no sólo es una medida de carácter totalitario sino un acto de justicia que está perfectamente encuadrado dentro de la política legal moderna de responsabilidad social del capital, cuyos antecedentes pueden encontrarse no sólo en la Constitución de 1949 sino en las encíclicas papales. Desde un punto de vista económico, es decir, considerando los sectores que resultarán afectados por una estatización de la tv, el avance del Estado sobre la propiedad de este medio representa un paso objetico en pos de una liberación nacional y reconstrucción del país.
A nuestro juicio, la estatización de la tv es también un paso importante, en dirección de una verdadera nacionalización de todo el sistema argentino de medios. La tv es hoy el mas importante medio de comunicación de masa del país: llega a cerca de 3 millones de hogares y es también el medio de información y diversión más barato. Por otra parte, la mayoría de las radios ya son estatales y, además, la actual crisis internacional del papel irá imponiendo límites más que rigurosos al desarrollo de los medios gráficos. La estatización de la tv va más allá del ámbito específico de este medio.
Naturalmente, nadie puede garantizar por adelantado si esta acumulación de poder en manos del estado (y en detrimento de los grupos monopólicos) será empleada o no a favor de una auténtica y profunda liberación nacional. Sin embargo, conviene correr el riesgo.
En primer lugar, una medida tal como la estatización de la tv, en América Latina, en un país subordinado como el nuestro, en el cual el liberalismo ha sido la principal encubridora del dominio extranjero, define inequivocadamente el gobierno dentro de una corriente antiimperialista.
En segundo lugar, el control de la comunicación de masas no puede ser sino una medida previa a cualquier cambio radical de estructuras. El proceso chileno ha demostrado que donde se intente desplazar de sus bastiones a los grupos monopólicos multinacionales, éstos saben muy bien cómo utilizar su poder sobre el sistema de comunicaciones para combatir los gobiernos populares, distorsionar deliberadamente la información y aún coordinar con su ayuda desde un golpe de estado hasta campañas de sabotaje económico.
Por todo lo anterior nos parece poco inteligente la crítica al proyecto de estatización que, bajo un manto de nacionalismo o de izquierdismo académico, estima que el gobierno debería intervenir la tv sólo después de adoptar medidas antimonopólicas o antiimperialistas tales como la Reforma Agraria o la expropiación de ciertas empresas multinacionales estratégicas.

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