13.5.13

Ford - Los medios. Tráfico y accidentes transdisciplinarios

1- Introducción
Sería importante tipificar las formas en que se describe la crisis contemporánea.
Crisis que no es sólo comunicacional y cultural sino también, y fundamentalmente, económica, política y social (esto tiene su centro en el paso a la sociedad contemporánea).
Esto pone en escena:
-       la crisis de la modernidad pensada política, económica y socialmente,
-       la imposibilidad de la aldea global homeostática, funcionalista, armónica, tramada por las tecnologías de la comunicación, o por una cultura pensada desde la comunicación.
Es difícil hablar de los medios, de sus géneros, de sus formas de construcción de sentido, de su producción o recepción, de la creciente segmentación de la demanda y la oferta, o de los procesos de globalización simbólica, de sus “efectos y usos”, aislándolos de su complejo entramado con las transformaciones socioculturales y económicas.
Al entrar en este producto massmediático se entra también en problemas que exceden, que están más allá de los medios: las identidades, las memorias, los desarraigos, las nuevas culturas urbanas, las relaciones y los conflictos interétnicos, la brecha cada vez más profunda entre la riqueza y la pobreza.
Con todo no es sorprendente que al ingresar en un mensaje massmediático para analizarlo se necesite un complejo conjunto de disciplinasà este fenómeno actual de hiperobservación de los medios por un amplísimo conjunto de disciplinas es de alguna manera no una crisis, sino una reparación.
No hay que confundir comunicación con medios.
Del mismo que se puede decir que no debemos enfrentar cultura con medios.
Más allá de esto, la producción cultural y social pasa tanto por los medios como por fuera de ellos.
Son tan erróneas las tesis de la massmediatización social como su reverso alternativista, negador de los mediosà los medios son poderosos pero también es poderosa la producción social cultural que pasa por afuera de ellos.
Junto con esto, hay que separar metodológicamente, lo comunicacional de lo cultural en otro planoà una cosa es el territorio duro desde donde escribimos lógica y semiológicamente la conformación de sistemas de construcción de sentido, de retóricas y géneros /// y otro aquel donde esto pasa a funcionar, a tener un sentido claro, dentro de un contexto, una cultura, una etnia, una situación histórica. /// Dos territorios no fácilmente separables.
El territorio de los medios, y especialmente el de sus “contenidos”, no se recorta con tanta claridad de lo que sucede afuera. Difícil entender la telenovela sin inscribirla en la larga tradición del melodrama y el drama social que antecede a los medios.
Este desdibujamiento de los límites se da no sólo en el que observa académicamente la evolución sociocultural y el lugar de los medios en ella, sino en la misma producción de estos.
P/e: los estudios cuantitativos y cualitativos de la prensa escrita señalan un corrimiento del interés de los lectores hacia la zona de información general, en detrimento de la lectura de las secciones de política, economía e internacionales. Y esto presiona sobre los medios que ven que se debilita una clasificación y una jerarquización típica de la modernidad.
Este proceso está produciendo movimientos en el interior de los medios, en la reformulación de las zonas tradicionales duras, y en la profundización de la información general que comienza a necesitar, cada vez más, el aporte de las disciplinas sociales y humanas (comienza a necesitar de la transdisciplinariedad).
Los problemas que se van planteando tienen dos niveles:
-       El primero es el referido a ciertas distinciones. No confundir comunicación con medios, no enfrentar medios con cultura, inscribir el estudio de los medios en una problemática más amplia, exterior y anterior a estos, muy relacionada con la historia de los géneros o de otras series culturales.
Hay que agregar otros lugares comunes que desestructurar: la confusión entre comunicación e información es uno, y la oposición entre cultura y ciencia o tecnología es otro.
-       Lo segundo es que ese campo que de manera nada clara se llama en América Latina “comunicación y cultura” es un campo típicamente transdisciplinario. Esto implica el estudio de los medios enmarcado no en una teoría de los medios sino en una teoría de la cultura.
Lo cierto es que este campo de la “comunicación y cultura”, dentro del cual ubicamos el estudio de los medios, implica diversos niveles de análisis.

El debate por señas
Existe una reflexión sobre la construcción de sentido en las culturas de la vida cotidianaà la reflexión sobre la comunicación y la cultura, lo metacomunicacional y lo metacultural, no es sólo patrimonio de los comunicólogos o los culturólogos.
Tanto la semiología como la comunicología -encuadradas en las variables socioculturales-, nos llevan a la lección de que el sentido, la recepción, sólo pueden ser comprendidos contextual y culturalmente.
El análisis comunicacional y cultural siempre tiende a focalizar procesos de interacción simbólica, sólo explicables en el marco de un contexto específico.

Cierre
¿Hasta dónde llega la importancia de los medios? Es claro que el desarrollo de los medios está produciendo complejas transformaciones en la cultura, las formas de percepción, los sistemas de construcción de sentido.
La fragmentación o segmentación, el cable o el video actúan en esto, y a su vez influyen en la transformación y clasificación de los medios.
Es importante la ampliación y reestructuración de los medios, más importante aún es la manera como las nuevas tecnologías afectan los sistemas perceptivos y de construcción del sentido.
A veces por su aplicación a los medios tradicionales. Exige el desarrollo de nuevas competencias en el receptor.

Post scriptum
Como no hay ninguna teoría unitaria sobre los medios que parezca tener consenso, las numerosas investigaciones se desarrollan en las más diversas direcciones.
El deseo de descubrir un paradigma universal de comunicación ha sido reemplazado por una confortable aceptación del pluralismo.
La ciencia de la comunicación es incapaz de influir tanto en la práctica del periodismo, como en la formulación de políticas comunicacionalesà esta misma carece de status disciplinario porque no tiene un núcleo de conocimiento y su legitimidad institucional y académica sigue siendo una quimera.
En su seno continúan las batallas entre determinismos psicológicos, culturales, económicos, textuales y tecnológicos fragmentando el campo.
La cuestión de los efectos de los medios sigue siendo la caja negra perpetua de la investigación en comunicación y aún plantea la mayoría de las preguntas por contestar.
Si por un lado indica la persistencia de la confusión entre comunicación y medios, por otro pone en escena la crisis de los estudios comunicacionales pensados al margen de los estudios humanísticos, semióticos y de las ciencias cognitivas.
Hay que indicar que el campo de la comunicación se constituye, pero por otro lado lo hace navegando en un conjunto de disciplinas caótico, inabarcable, sin un horizonte transdisciplinario claro.
Su “semiosis” es infinita.
Lo cierto es que detrás de esto queda sepultada la communication research, o la visión ingenua, aislada e instrumental de los medios como también el imperialismo semiológico, aunque con más vida, como lo demuestra la incorporación de la semiología a varias disciplinas.
Como las ciencias del conocimiento, las ciencias de la comunicación se expanden transversalmente y nos dicen hoy más sobre la reformulación de los estudios sobre la sociedad, la cultura, el conocimiento, sobre la crisis contemporánea que sobre ese rubro aparentemente inocuo: la teoría de los medios.
No es raro que la mayoría de los trabajos que aportan realmente al estudio de los medios vengan de especialistas formados en otras disciplinas o de las reflexiones que sobre su propia práctica realizan los “actores” de los propios medios. 

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