13.5.13

Clifford / Contursi / Ford

CLIFFORD, JAMES (1995) “SOBRE LA AUTORIDAD ETNOGRÁFICA”.
Este capítulo rastrea la forma y la quiebra de la autoridad etnológica en la antropología social del siglo XX.

Ningún método científico puede garantizar la verdad.
El trabajo de campo etnográfico sigue siendo un método inusualmente sensitivo.
La observación participante obliga a sus participantes a experimentar traducción en un nivel corporal e intelectual requiere de un arduo aprendizaje del lenguaje.
La experiencia concreta rara vez está a la altura de lo ideal, pero como medio para producir conocimiento a partir de un compromiso intenso e intersubjetivo, la practica de la  etnografía conserva un status ejemplar.
La etnografía está (desde el principio al fin) atrapa por la red de la escritura.
Este proceso está complicado por la acción de múltiples subjetividades y de construcciones políticas que se encuentran más allá del control del escritor.
Sobre el fin del siglo XIX nada garantizaba el estatus del etnógrafo como el mejor intérprete de la vida nativa.
Durante la primer mitad del siglo XX Malinowsky desempeñó un papel central en el establecimiento del crédito del trabajo de campoà surgió una fusión de teoría general e investigación empírica.
El nuevo estilo de investigación era diferenteàconsistía en establecer una unión más estrecha entre los componentes empíricos y teóricos.
Estos nuevos etnógrafos no vivían en un solo sitio durante más de un año (dominando la lengua y llevando a cabo una experiencia personal) sino que retenían la instancia documental y observacional propia de los científicos.
Luego el nuevo trabajador incluyó una descripción cultural basada en la observación participante.
El nuevo estilo dependió de innovaciones institucionales y metodológicas que permitieron un rápido conocimiento de otras culturas:
El trabajador de campo debía vivir en la misma aldea nativa, usar su lengua, investigar ciertos temas clásicos, permanecer un tiempo suficiente.
El etnógrafo podía usar con eficacia los lenguajes nativos sin dominarlosà una base de 1 o 2 años de familiaridad con la lengua.
ƒÉnfasis en la observaciónà la cultura se hallaba construida como un conjunto de conductores, ceremonias, gestos, susceptibles de registro y explicación por parte de un observador entrenado.
Alcanzar el corazón de una cultura sin pasar años enteros tratando de conocer a los nativos.
La cultura era demasiado amplia para dominarlaà el nuevo etnógrafo procuraba focalizarse temáticamente. El propósito era alcanzar la totalidad a través de una o más de sus partes.

Estas innovaciones sirvieron para validar una etnografía eficiente basada en la observación participante.
La OP sigue siendo el principal rasgo de la antropología profesional.
Su compleja subjetividad se reproduce en la escritura y en la lectura de las etnografías.
La OP es una fórmula paradójica y equivoca.
Se trata de un estudioso observador–participante, que siendo extranjero entra en una cultura, tratando de crear el rapport (algo que se parece a la amistad).
De esta experiencia emerge de maneras no especificadas, un texto representación escrito por el observador participante.
La experiencia del investigador puede servir como fuente de la autoridad en el trabajo de campo.
La experiencia sirvió como una garantía efectiva de la autoridad etnográfica.
Este mundo cuando se lo concibe como una creación expirencial es subjetivo.
El etnógrafo acumula conocimiento personal sobre el campo.
La experiencia del investigador puede servir como fuente de la autoridad en el trabajo de campo.
En el campo se construye un mundo experimental compartido, en relación con el cual se constituirán todos los hechos, textos y sus interpretaciones.
La experiencia queda ligada estrechamente a la interpretación.
El discurso es el modo de comunicar, en el que la presencia del hablante y de la situación inmediata de la comunicación es intrínseca.
Está marcado  por deícticos (este/aquel/ahora) y por pronombres (yo tu ).
Para comprenderlo uno debe haber estado allí.
Pero este puede convertirse en texto el cual puede viajar.
Un mundo no puede ser aprendido directamenteà siempre infiere sobre la base de sus partes y esas partes deben ser arrancadas conceptual y perceptualmente de la experiencia.
El etnógrafo siempre termina llevándose textos para su interpretación última (memorias/sucesos/hechos simplificados y arrancados del contexto inmediato para ser interpretados en la reconstrucción y en la descripción posterior).
Con todo esto la escritura etnográfica busca nuevas formas para representar adecuadamente la autoridad de los informantes.
Una de estas nuevas formas es la de citar extensamente a los informantes.
Pero esta comienza a quebrar la autoridad monofónica del etnógrafo.
Estos son polifónicos, con varias voces en el texto.
Estos son los modos de autoridad expirencial, interpretativo, dialógico y polifónico.

El método etnográfico surge como técnica para recolectar datos sobre otras culturas o sociedades.
Comprender a las culturas en sus propios términos.
Malinowsky estaba preocupado por el problema de convencer a sus lectores que el de que los hechos que él ponía ante ellos habían sido adquiridos objetivamente y no unas creaciones subjetivas del etnógrafo

CONTURSI, MARÍA EUGENIA (2004) “ESTUDIOS DE LA COMUNICACIÓN DIRECTA: PERSPECTIVAS DISCIPLINARIAS”.
Diferentes corrientes del análisis de la interacción.

A comienzos de los 70 un campo de investigación emergente tomó la interacción social, y la interacción comunicativa en particular, como objeto de estudio.
Más que de un dominio homogéneo, podemos hablar de un “movimiento” que atraviesa diferentes disciplinas que se agrupan en torno del postulado de que el discurso es una construcción colectiva que funda el mundo social.

Hay 4 grupos de corrientes:
1.    El enfoque filosófico: estos estudios de la interacción comunicativa adoptan la noción de acto de habla de John Austin, en la cual “decir es hacer”.
La teoría de los actos de habla se nutre de la concepción de juegos del lenguaje (Wittgenstein) y del principio cooperativo y las máximas conversacionales (Grice).
2.    El enfoque psicológico y psiquiátrico: representado por la escuela de Palo Alto.
Sus investigaciones tienen una finalidad terapéutica pero también son aplicables a la comunicación “normal”, especialmente la distinción entre comunicación simétrica y complementaria; la diferenciación de los niveles del contenido y los de la relación entre los hablantes; la noción del doble vínculo; la incorporación del concepto de feedback.
3.    El enfoque lingüístico: analizan la interacción comunicativa desde el punto de vista del sistema de la lengua y su uso.
4.    Los enfoques etnosociológicos: son los más diversos y desarrollan:
·         La etnografía de la comunicación: (Hymes-Gumperz) desarrollan el concepto de competencia comunicativa, según la cual, para comunicarse no solo hace falta producir oraciones correctas gramaticalmente, sino manejar las condiciones de uso adecuado de las posibilidades que la lengua ofrece al hablante.
Los saberes lingüísticos se encuentran intrincados con saberes socioculturales.
Estudian las variaciones culturales del habla.
·         La sociolingüística: (Labov-Fischman-Tripp) forma de análisis de los discursos que emplea la metodología, los principios teóricos y los conceptos típicos de la lingüística. La idea es distinguir las propiedades formales de las secuencias bien formadas de las mal formadas aplicando la reflexión lingüística a unidades mayores que la oración.
La conversación es un tipo de discurso (se ocupan de la cohesión y coherencia de las secuencias conversacionales).
·         La etnometodología: (Garfinkel)
·         La microsociología: (Goffman)

Algunos conceptos y críticas: Goffman y Garfinkel.

La microsociología considera importantes los aspectos más rutinarios de nuestras interaccionesà ese trabajo que realizamos para reconstruir un ambiente que nos parezca normal y para sostener la mejor imagen de nosotros mismos frente a los demás.
Su punto de interés es la estructura de la interacción en tanto esta es la unidad fundamental de la vida social.
Le interesa el proceso en el que el individuo reconstruye una nueva definición de su propio ser, de su identidad social.
Las unidades de análisis que construye a tal fin son los encuentros, las ocasiones sociales cara a cara, ya que estos representan auténticos microsistemas sociales.
Lo importante para los actores es definir la situación: identificar la estructura de interacciones, expresiones, expectativas, etc.à definir la situación es estipular el significado del encuentro.
Interacciónà es la conducta o comportamiento intersubjetivo y es un fenómeno sociológico.
Comunicaciónà tiene que ver con el uso del lenguaje (verbal y no verbal) y es un fenómeno lingüístico.
Siempre que hay interacción hay comunicación (voluntaria o no) y viceversa.
El individuo tiene varias facetas:
-          el actor (soporte material, físico, biológico) y
-          el personaje (la imagen que el individuo tiene de sí mismo).
El individuo, en su naturaleza de ser interaccional, tiende a concentrarse todo él en el personaje.
El self (sí mismo) se atribuye al individuo sobre la base de la imagen social que representa su personaje a través de las fachadas que escoge como más apropiadas para cada situación o encuentro comunicativo.
El contexto restringido a la situación de comunicación determina relativamente la fachada que el individuo escogeà es decir, la imagen social que quiere proyectar para quedar lo mejor parado posible en esa situación.
La interacción está ordenada de acuerdo con reglas inconscientes, que constituyen niveles normativos diferentes que se cruzan, se superponen, atraviesan otras distinciones sociales más tradicionales y constituyen una parte de la competencia que un sujeto debe poseer para interactuar de forma apropiada a las circunstancias.
La competencia nos permite conocer las claves de los diferentes usos del discurso (serio, broma) que no siempre están explícitamente aclaradas.
Esta idea proviene del concepto de marco meta comunicativo de Batesonà el frame o marco, según Goffman, está organizado por las premisas que estructuran la actividad de los actores.
Se trata de las instrucciones necesarias para descifrar el flujo de los acontecimientos y adoptar la fachada más adecuada entre las disponibles.
Dentro de este marco se estipulan todas las acciones.
La relación entre el actor y las normas está vinculada a cada ocasión particular.
La desviación es parte del orden social, de sus procesos reales, y es su manifestación más significativa.

Críticas a la teoría de Goffman.

·         Desde la macrosociología:
-          Presta excesiva atención a los aspectos irrelevantes de las interacciones, con la consecuente desatención de la realidad de las estructuras que fundamentan la sociedad.
-          A su planteo le falta historicidad (perspectiva histórica).
-          Su trabajo es ideológicamente neutralà no toma posición explícitamente y a veces encontramos en sus textos frases como “gente inferior” o “culturas primitivas”, lo que nos permite inferir elementos de darwinismo social y relativismo cultural.
-          La dimensión del poder no se encuentra incorporada en sus análisis.
Sin embargo, el poder está en quién define la situación en curso.
Se trata de un micropoder, el poder de las pequeñas persuasiones que se necesitan para producir las interacciones.
-          Falta de sistematicidad y orden para exponer los conceptos.
-          Representa la sociología naturalista, en la que los detalles estructurales no se extienden del primer capítulo.
·         Desde la etnometodología:
-          No se sabe bien que es lo que determina, por parte del actor, la elección de un self en lugar de otro.
La respuesta de Goffman es que las elecciones son situacionales, no de los individuos, y todo lo que se le atribuye a éstos es propio de las reglas que estructuran los encuentros. Es el sentido común y no las reglas lo que hace que se opte por un self.
La determinación del comportamiento en Goffman es microsocial; en Garfinkel el sujeto está en el centro de su mundo social.
-          Su teoría adolece de categorías analíticas explícitas que permitan distinguir entre la perspectiva del actor y la del observador.

La etnometodología (Garfinkel) tuvo como principal objetivo describir los métodos (procedimientos, saberes) que usan los miembros de una sociedad dada para resolver el conjunto de problemas que se les presentan en la vida cotidiana.
Pretende describir el mundo social tal y como se construye continuamente, emergiendo como realidad objetiva, ordenada, inteligible y familiar.
Recomienda no tratar los hechos sociales como cosas, sino considerar su objetividad como una realización social.
Esta auto-organización del mundo social no se origina en el Estado, la política, cualquier superestructura abstracta, sino en las actividades prácticas de la vida cotidiana de los miembros de la sociedad.
Estas actividades se realizan conjuntamente en las interaccionesà y la gente las efectúa ateniéndose a los presupuestos y a los tipos de conocimiento propios de la actitud natural provista por el sentido común.
Estudia la racionalidad práctica de las actividades cotidianas y el tipo de conocimiento social que se pone implícitamente en práctica.
Pone en el centro de su investigación los procedimientos de los que se sirven los miembros para explicar las situaciones sociales.
Para analizarlos, el sociólogo observa el hecho social no como objeto estable sino como proceso contingente, como producción continua de los miembros a través de sus acciones e interacciones.
En esta construcción intersubjetiva del mundo los actores ponen en práctica una serie de procedimientos, reglas de conducta y recomendaciones, una metodología.
El lenguaje ocupa el primer lugar como elemento constituyente de las situaciones sociales.
La lógica de su empleo es fundamental para la lógica de toda constitución social del sentido.
Las actividades mediante las que los miembros de una colectividad producen y controlan sus actividades cotidianas son idénticas (reflexivas, hablan de la práctica y del actor al mismo tiempo) a los procedimientos que utilizan para hacer explicables esos contextos.
Aplicables (accountable)à quiere decir disponible, descriptible, inteligible, relatable, analizable.
Mediante esos “informes” o “glosas” de los actores se constituye el orden social, se hace visible el mundo.
El lenguaje es indexicalà es la capacidad que tiene el lenguaje en uso de llenarse de sentido solo en un contexto particular.
Si bien las palabras poseen un significado dentro del código, los miembros de un grupo dado se comunican y producen su representación del mundo a través de los sentidos que solo pueden asignarse en relación con el contexto.
Conocemos ese contexto a partir de su descripción.
Esta relación de producción recíproca entre (sentido de la) descripción y (descripción del) contexto es lo que se conoce como reflexividad.
Esta es una propiedad de la explicación que designa el proceso de auto constitución de las prácticas sociales, es decir, el hecho de que las prácticas sociales son producidas de manera de proveer a su propia inteligibilidad en tanto tales.
No se trata de un acto conciente de los actores, solo una crisis, una ruptura en el orden normal de los acontecimientos, puede volverla evidente para los miembros del grupo.
Las descripciones indexicales de los sujetos, por carácter reflexivo, funcionan para el analista como un reflejo del individuo mismo, una fuente de datos sobre como utiliza los métodos que el sentido común le provee para explicar el mundo según como él y su grupo de pertenencia lo conciben.

Algunos principios que fundan esta corriente son:
·         Todos los comportamientos observables en los intercambios cotidianos son rutinariosà se basan en normas implícitas, asumidas por los actores como externas pero que surgen como explicación (glosa) de sus propias acciones, y es sobre esas falsas evidencias que se construye nuestro medio ambiente más familiar.
·         Las normas que sostienen los comportamientos sociales son solo en parte preexistentesà son reactualizadas permanentemente y regeneradas por la práctica cotidiana en un movimiento sin fin de construcción interactiva del “orden social”.
(“La vida en sociedad aparece como una realización continua, como un trabajo permanente para construir la identidad social, para volver inteligible el conjunto de los comportamientos, para hacerse admitir como miembro habilitado de cada sociedad”)
·         La teoría etnometodológica es aplicable a todos los dominios de la actividad social.
·         Toda practica social, incluida la comunicación, es reflexiva e indexical.

Críticas a la etnometodología.

-          Llega a un relativismo sin salida que le impide producir alguna afirmación teórica sólidaà descubre lo obvio, es una teoría circular.
-          No toma en cuenta la perspectiva macrosociológica, llegando a negar su validez en el estudio de lo social.
-          No observa las reglas que se relacionan con la especificidad de los contextos y su carácter normativo. Hay una negación de toda posibilidad por encima del contexto actual de interacción.
-          Aunque sea el grupo en que crea las reglas y no al revés, son los propios actores los que consideran que son las reglas las que determinan la vida del grupo.
-          El sujeto aparece como un dios cultural que crea ex nihilo la realidad social y saca significados del vacío de una interacción no estructurada.
-          Se le critica una insuficiente elaboración del concepto de indexicalidad.

Una comparación: dos sociologías de la vida cotidiana.

Según Wolf, los puntos en común que tienen estas teorías sobre las relaciones sociales, además de poner el énfasis en las prácticas cotidianas y en el uso del lenguaje verbal y no verbal, son:
·        Toman como problema central la fundación social y lingüística del mundo, que es conocido intersubjetivamente.
·        Su objeto específico de análisis es la acción en la red de las relaciones intersubjetivasà no toman en cuenta los problemas del cambio institucional o de la interiorización de los valores, del conflicto o de la estratificación social; mucho menos la lucha de clases.
·        El lenguaje no es considerado como un elemento social marginal, sino más bien como factor cimentador de la forma socialà son estudios interdisciplinarios entre la teoría sociológica y el estudio lingüístico.
·        Dan por supuesta la existencia de una competencia socialmente adquirida y necesaria para interactuar en el seno de una sociedad.
·        Toman de la antropología y de la etología sus técnicas de investigación: observación y el registro de las acciones de los individuos.

Sin embargo, hay diferencias notables.
En el caso de Goffman se señala más intensamente la dimensión de acción del lenguaje, el valor de su uso en la interacción estratégica y su fundamento de polémica.
Se refiere a las ocasiones sociales, a las realidades pequeñas y transitorias que se transforman en su objeto de estudio privilegiado.
La etnometodología de Garfinkel subraya la constante relación entre el sentido de lo que se comunica y el contexto, la situación en la cual aparece el uso del lenguajeà es decir, el aspecto inevitablemente local y contingente de la comprensión del discurso y de la acción.
Su preocupación es cómo funciona el conocimiento implícito del sentido comúnà considerado como aquello que se da por supuesto, que no es necesario aclarar entre miembros de un grupo y que interviene en la comprensión y en la producción del mundo social.

Otra diferencia fundamental es la noción de indexicalidad.
Goffman asume la existencia de un sistema simbólico transituacional.
Considera los hechos sociales como el principal interés de la sociología y estudia las reacciones de los individuos ante ellos.
Para él, los actores negocian una definición de la situación, por lo tanto, las reglas que deben aplicarse en ella, mientras que lo que interesa a los etnometodológicos es cómo los actores llegan a identificar una ocasión como una situación en la que se aplica tal regla.
Las reglas serian un recurso para establecer la situación.
Goffman tiende a considerar los encuentros sociales como reproducción de un orden social que aparece como un universo normado (restrictivo o permisivo. Cuando unas personas mantienen relaciones reguladas con otras pasan a emplear rutinas o practicas sociales, adaptaciones estructuradas a las normas. Estas pautas de comportamiento constituyen sumadas el orden social).
La etnometodología considera que no existe un orden social previo a la misma interacción, ya que es en ella donde ese orden se produce gracias al conocimiento del sentido común que los interactuantes poseen por el mero hecho de ser miembros de un grupo social.
Las reglas son flexibles, fuertemente contextualizadas, provenientes del sentido común, que se ponen en funcionamiento cuando la normalidad de la acción es forzada por el investigador.

FORD, ANÍBAL (1994) “CULTURAS POPULARES Y (MEDIOS DE) COMUNICACIÓN”.
 Poner en contacto la (s) cultura (s) de las clases populares con los medios de comunicación es ponerlas en contacto consigo mismas.
Esto se debe a que los medios, la cultura de los medios “populares y baratos” nace en gran medida, marcada y enancada en las tradiciones, los géneros, los saberes y las necesidades cognitivas existentes en las clases populares.
En una etapa marcada por la aceleración de la revolución industrial, por un intenso desarrollo urbano, y por el peso, en la organización social, del pasaje de la razón iluminista a la razón positivista, los medios, que no sufren la sistematización de la educación, parecieran hacerse cargo de esas zonas desplazadas por la razón modernizadora.

Todas aquellas formaciones culturales, también objeto de preocupación de muchos intelectuales marginales o innovadores que desde otros lados chocan con la epistemología oficialà fueron en alguna medida, tomadas por los medios, es decir, por sus géneros y búsquedas.

ƒ Los medios avanzaron sobre esto desde una lógica que no era la del saber transmitido escolar, institucional o estatalmenteà sino desde la dinámica de pequeñas empresas “aventureras”, y desde los intelectuales pobres que trabajaban en ellas, que establecían (desde afuera de la legislación) un complejo y “negociado” diálogo con las culturas de las clases populares, con sus fuertes residuos y su reciclamiento en la urbe industrial, y también con las transformaciones que producían los nuevos espacios y tiempos de la vida cotidiana, el desarrollo tecnológico y las nuevas lecturas provenientes de las necesidades informacionales y comunicacionales que nacían de todo esto.

Estamos señalando que los medios nacen encadenados con las culturas populares anteriores y no sólo con sus génerosà sino también con sus saberes, con sus estrategias cognitivas; géneros y saberes que no pueden ser vistos como “tradicionales” pues son zonas constitutivas de la cultura del hombre reprimidas por las culturas oficiales del capitalismo.

En esta problemática actúan varias lógicas.
Lo que se está señalando no es una apología de los contenidos de los medios ni de la industria cultural del capitalismo, sino otro conflicto, que se inserta en sus figurasà su puesta en escena de formas de comunicación y conocimiento no jerarquizadas por las culturas institucionalizadas e incluso no tomadas en cuenta por las políticas culturales y comunicacionales progresistas como tampoco por las educativas.

Es bastante evidente que los Estados modernos jerarquizaron la escritura casi como forma única de comunicación y de información, desplazando otras formas.
De alguna manera nuestra cultura bloqueó la reflexión, el conocimiento sobre la percepción corporal, kinésica y proxémica, el rol de los sentidos en nuestra experiencia cotidiana.
Aclaramos que estamos hablando en el marco del desarrollo del capitalismo pero que estos problemas tienen tiempos históricos y antropológicos muy largos.
Muchas culturas tradicionales tenían un alto nivel de competencia sobre lo corporal, lo no verbal.
Lo cierto es que los medios rompen la hegemonía de la escritura.
Su función disparadora en el análisis de lo corporal, su función compensadora, tal vez coyuntural, frente a las ausencias en las culturas institucionalizadas, tal vez sea una de las razones de la popularidad de los medios.
Pero también algo no asumido.
Es curioso lo poco que se ha reflexionado sobre esto en los proyectos de políticas de comunicación progresistas en América Latina.

Estas reflexiones se disparan hacia varios lados.
Hay una pregunta: ¿cómo clasifica la gente la función “ver medios”?
La impresión de Ford es a partir de una lectura indirecta de ciertos trabajos sobre la vida cotidiana, es que no confunde al mapa con el territorio.
Es decir, no confunde a los medios con la sociedad de fomento, con el sindicato, con las instituciones por donde transita ni los ubica en esa zona de transición, ni totalmente subjetiva, ni totalmente objetiva.
Es obvio que todo implica:
-          romper modelos culturales puros;
-          reconocer que es imposible analizar la cultura de las clases populares sin reconocer su relación con los medios y viceversa;
-          romper el tubo shanoniano y entender la recepción como acción y eminentemente cultural, asimétrica, activa;
-          analizar la constitución y la historia de los medios desde sus conflictos internos y no sólo desde el punto de vista de los intelectuales agredidos por ella; es decir, como señala Barbero, “ver la constitución de lo masivo por fuera del chantaje culturalista que los convierte inevitablemente en procesos de degradación cultural”.
ð  Poner en relación la lectura popular de los medios con la recuperación simbólica de lo corporal o con la persistencia de saberes que no por tradicionales hayan sido desjerarquizados son pistas abiertas, entre muchas otras, para repensar no sólo la crisis de la modernidad sino también una cultura que revalorice las densidades de los cotidiano y la riqueza cultural del hombre común.

FORD, ANÍBAL (1999) “LA HONDA DE DAVID. ANTROPOLOGÍA, COMUNICOLOGÍA, CULTUROLOGÍA EN EL TERCER MUNDO”.

El juego bifronte de lo estudios culturales

La relación entre la antropología y los estudios comunicacionales y/o semiológicos está produciendo hoy una explosión de trabajos e investigaciones.
No podemos separar esto del intenso tráfico inter y transdisciplinario.
Esto forma parte de un proceso mayor, común a varios campos de investigación, pero también a la relación de esta con la política que puso sobre la mesa la necesidad de recurrir a diversos saberes para explicar las complejidades de la crisis contemporánea.
Pero este proceso, en parte, también es producto de la reacomodación y crisis del campo intelectual y del mercado académico.
Y de sus conflictivas relaciones con la política y las transformaciones sociales y económicas.

Micro / macro: un falso binarismo

Si bien lo micro es un dispositivo fundamental en la elaboración de hipótesis y conjeturas, y aún en la exploración de los conflictos estructurales, puede transformarse en una coartada cuando no es acompañado por lecturas del mismo objeto desde otras escalas.
El binarismo micro/macro es falso.
Un mismo objeto puede estudiarse desde diversas escalas (con microscopio o desde un satélite) y cada una nos presentará problemas específicos, pero no contradictorios con los otros niveles.

De cómo la reina Victoria aportó al tercermundismo


Esta estructura bifronte de los estudios culturales, o de la sociocultura, no es nada nueva.
De la sociedad victoriana que generó la antropología, no para verse a sí misma sino para estudiara a los demás, como dijera ya desde hace muchos años Parkinson, emergió el concepto de cultura tyloriano.
Todo esto tenía una función netamente administrativa.
Ver a las sociedades coloniales como conjuntos sistémicos, formalizados, permitía manejarlas mejor.
Y para esto era necesario entender la cultura como el conjunto de creencias, hábitos, destrezas, vida cotidiana, etc.
Ahora bien, fueron utilizados por los intelectuales del Tercer Mundo no sólo para fundamentar su derecho a ser naciones autónomas en la era de la modernidad (o en su crepúsculo)à sino también para señalar los valores de la creatividad social de sus pueblos, muchas veces degradados por el evolucionismo racista, más allá de que hubieran accedido o no a la “alta cultura”.
Este efecto bumerán del concepto de cultura bien puede darse en muchas de las investigaciones que se están realizando actualmente.
Es peligroso que los estudios culturales se desenganchen del compromiso político macro.
No se puede seguir avanzando en la problemática multicultural, muchas veces hiperdesagregada, sin tener en cuenta que su origen está en las migraciones que éstas a su vez, son el producto de las nuevas estrategias de los poderes.
Esto que dice Ford, señala que no es una desacreditación de lo estudios socioculturales sino algunas preocupaciones que cree lícito plantear en el momento en que estos creen y se institucionalizan.

Dónde estoy, dónde me pongo


Dentro de este marco las relaciones entre los estudios antropológicos y etnográficos, los comunicacionales, se los entiende como pragmática o interacción cara a cara o como relación con los medios de comunicación y las nuevas tecnologías, y los culturales que hoy pueden absorber a diferentes disciplinas plantean diversos tipos de problemas.
Ford menciona:
-          los que se refieren a la auto-observación,
-          a la pérdida de ingenuidad ante el lenguaje,
-          y por fin a los que, cruzados por los anteriores, se relacionan con la “decisión” de sobre qué hay que hablar o investigar, es decir de cómo intervenir en la sociedad y no quedar encerrado en la problemática, desestructurando el propio discurso ad infinitum.
Si Bateson descubrió que nos comunicamos en diversos niveles a la vez, quedó en claro que nos comunicamos en diversos planos, verbales y corporales; y que estamos rodeados de “doble vínculo”.
Semiótica y semiología, pragmática comunicacional, interaccionismo simbólico, problemáticas estructuralistas y postestructuralistas, epistemología y sociología de la ciencia y del conocimientoà aportaron mucho a la desmitificación de discursos y retóricas del conocimiento.
Pero, en muchos casos, llevaron a un rizoma desestructurador o desagregador que hicieron casi imposible hablar sobre los problemas sociales concretos.
La pobreza se transformó en el discurso sobre la pobreza.
No hay duda de que fue necesario hiperobservar el lenguaje o los lenguajes, las formas en que hablábamos de los hechos o los construíamos, para poder observar en la comunicación y el conocimiento.
Todo es necesario en el análisis cultural: los enfoques sistémicos y estructuralistas, las desagregaciones postestructuralistas, los intentos de formalizar el azar por las ciencias de lo aleatorio, los desarrollos cuantitativos y cualitativos en sus múltiples variantes.

Los hechos

Los investigadores de América Latina poco aportaron a la explicación de por qué mientras nos democratizamos, más nos empobrecemos y nos endeudamos, o más retroceden las instituciones básicas de la modernidad en nuestros países.
También parecieran desconocerse cómo estos procesos no pueden ser leídos fuera de los reacomodamientos de la economía internacional y de las políticas del New Order de sus metarelatos: migraciones ilegales, racismo en todas sus variantes, desempleo y flexibilidades de 24 hs., transformaciones en la estructura familiar, crecimiento de las economías informales y cuentapropistas, fragmentación de las ciudades, violencia marginal, crecimiento de la sociedad de la vigilancia y el control, de la sociedad policial, crisis y anomia en la noción de futuro, globalizaciones, pero también localismos extremos, hiperfragmentación religiosa o cultural que, a veces, se disfraza de heterogeneidad, y tantos procesos tienen, por momentos, una presencia social más fuerte en la industria cultural, aunque ésta los transforme rápidamente en commodities, que en las investigaciones socioculturales.
No está señalando la ausencia de este tipo de investigaciones o encuadres sino su debilidad para intervenir en la sociedad.
Por momentos, parecería que frente a los enormes desafíos que nos plantea la cultura contemporánea, nuestra respuesta, es light, desactualizada, retórica, indiferente, nostálgica, provinciana.

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