Este capítulo
rastrea la forma y la quiebra de la autoridad etnológica en la antropología
social del siglo XX.
Ningún método
científico puede garantizar la verdad.
El trabajo de
campo etnográfico sigue siendo un método inusualmente sensitivo.
La observación
participante obliga a sus participantes a experimentar traducción en un nivel
corporal e intelectual requiere de un arduo aprendizaje del lenguaje.
La experiencia
concreta rara vez está a la altura de lo ideal, pero como medio para producir
conocimiento a partir de un compromiso intenso e intersubjetivo, la practica de
la etnografía conserva un status
ejemplar.
La etnografía
está (desde el principio al fin) atrapa por la red de la escritura.
Este proceso
está complicado por la acción de múltiples subjetividades y de construcciones
políticas que se encuentran más allá del control del escritor.
Sobre el fin
del siglo XIX nada garantizaba el estatus del etnógrafo como el mejor intérprete
de la vida nativa.
Durante la
primer mitad del siglo XX Malinowsky desempeñó un papel central en el
establecimiento del crédito del trabajo de campoà surgió una fusión de teoría general e investigación empírica.
El nuevo estilo
de investigación era diferenteàconsistía en
establecer una unión más estrecha entre los componentes empíricos y teóricos.
Estos nuevos
etnógrafos no vivían en un solo sitio durante más de un año (dominando la
lengua y llevando a cabo una experiencia personal) sino que retenían la
instancia documental y observacional propia de los científicos.
Luego el nuevo
trabajador incluyó una descripción cultural basada en la observación
participante.
El nuevo estilo
dependió de innovaciones institucionales y metodológicas que permitieron un
rápido conocimiento de otras culturas:
El trabajador de campo debía vivir en la misma aldea
nativa, usar su lengua, investigar ciertos temas clásicos, permanecer un tiempo
suficiente.
El etnógrafo podía usar con eficacia los lenguajes
nativos sin dominarlosà una base de 1
o 2 años de familiaridad con la lengua.
Énfasis en la observaciónà la cultura se hallaba construida como un conjunto de
conductores, ceremonias, gestos, susceptibles de registro y explicación por
parte de un observador entrenado.
Alcanzar el corazón de una cultura sin pasar años
enteros tratando de conocer a los nativos.
La cultura era demasiado amplia para dominarlaà el nuevo etnógrafo procuraba focalizarse
temáticamente. El propósito era alcanzar la totalidad a través de una o más de
sus partes.
Estas
innovaciones sirvieron para validar una etnografía eficiente basada en la
observación participante.
La OP sigue
siendo el principal rasgo de la antropología profesional.
Su compleja
subjetividad se reproduce en la escritura y en la lectura de las etnografías.
La OP es una fórmula
paradójica y equivoca.
Se trata de un
estudioso observador–participante, que siendo extranjero entra en una cultura,
tratando de crear el rapport (algo que se parece a la amistad).
De esta
experiencia emerge de maneras no especificadas, un texto representación escrito
por el observador participante.
La experiencia
del investigador puede servir como fuente de la autoridad en el trabajo de
campo.
La experiencia
sirvió como una garantía efectiva de la autoridad etnográfica.
Este mundo
cuando se lo concibe como una creación expirencial es subjetivo.
El etnógrafo
acumula conocimiento personal sobre el campo.
La experiencia
del investigador puede servir como fuente de la autoridad en el trabajo de
campo.
En el campo se
construye un mundo experimental compartido, en relación con el cual se
constituirán todos los hechos, textos y sus interpretaciones.
La experiencia
queda ligada estrechamente a la interpretación.
El discurso es
el modo de comunicar, en el que la presencia del hablante y de la situación inmediata
de la comunicación es intrínseca.
Está
marcado por deícticos (este/aquel/ahora)
y por pronombres (yo tu ).
Para
comprenderlo uno debe haber estado allí.
Pero este puede
convertirse en texto el cual puede viajar.
Un mundo no
puede ser aprendido directamenteà siempre
infiere sobre la base de sus partes y esas partes deben ser arrancadas conceptual
y perceptualmente de la experiencia.
El etnógrafo
siempre termina llevándose textos para su interpretación última (memorias/sucesos/hechos
simplificados y arrancados del contexto inmediato para ser interpretados en la
reconstrucción y en la descripción posterior).
Con todo esto
la escritura etnográfica busca nuevas formas para representar adecuadamente la
autoridad de los informantes.
Una de estas
nuevas formas es la de citar extensamente a los informantes.
Pero esta
comienza a quebrar la autoridad monofónica del etnógrafo.
Estos son
polifónicos, con varias voces en el texto.
Estos son los
modos de autoridad expirencial, interpretativo, dialógico y polifónico.
El método
etnográfico surge como técnica para recolectar datos sobre otras culturas o
sociedades.
Comprender a
las culturas en sus propios términos.
Malinowsky
estaba preocupado por el problema de convencer a sus lectores que el de que los
hechos que él ponía ante ellos habían sido adquiridos objetivamente y no unas
creaciones subjetivas del etnógrafo
CONTURSI, MARÍA EUGENIA (2004) “ESTUDIOS DE LA
COMUNICACIÓN DIRECTA: PERSPECTIVAS DISCIPLINARIAS”.
Diferentes corrientes del análisis de la interacción.
A comienzos de
los 70 un campo de investigación emergente tomó la interacción social, y la
interacción comunicativa en particular, como objeto de estudio.
Más que de un
dominio homogéneo, podemos hablar de un “movimiento” que atraviesa diferentes
disciplinas que se agrupan en torno del postulado de que el discurso es
una construcción colectiva que funda el mundo social.
Hay 4 grupos de
corrientes:
1.
El enfoque filosófico: estos estudios de la interacción comunicativa adoptan
la noción de acto de habla de John Austin, en la cual “decir es hacer”.
La teoría de los actos de habla se nutre de la concepción de juegos del
lenguaje (Wittgenstein) y del principio cooperativo y las máximas
conversacionales (Grice).
2.
El enfoque psicológico y psiquiátrico: representado por la escuela de Palo Alto.
Sus investigaciones tienen una finalidad terapéutica pero también son
aplicables a la comunicación “normal”, especialmente la distinción entre
comunicación simétrica y complementaria; la diferenciación de los niveles del
contenido y los de la relación entre los hablantes; la noción del doble
vínculo; la incorporación del concepto de feedback.
3.
El enfoque lingüístico: analizan la interacción comunicativa desde el punto de
vista del sistema de la lengua y su uso.
4.
Los enfoques etnosociológicos: son los más diversos y desarrollan:
·
La etnografía
de la comunicación:
(Hymes-Gumperz) desarrollan el concepto de competencia comunicativa, según la
cual, para comunicarse no solo hace falta producir oraciones correctas
gramaticalmente, sino manejar las condiciones de uso adecuado de las
posibilidades que la lengua ofrece al hablante.
Los saberes lingüísticos se encuentran intrincados con
saberes socioculturales.
Estudian las variaciones culturales del habla.
·
La
sociolingüística:
(Labov-Fischman-Tripp) forma de análisis de los discursos que emplea la
metodología, los principios teóricos y los conceptos típicos de la lingüística.
La idea es distinguir las propiedades formales de las secuencias bien formadas
de las mal formadas aplicando la reflexión lingüística a unidades mayores que
la oración.
La conversación es un tipo de discurso (se ocupan de la
cohesión y coherencia de las secuencias conversacionales).
·
La
etnometodología: (Garfinkel)
·
La microsociología: (Goffman)
Algunos conceptos y críticas: Goffman y Garfinkel.
La microsociología
considera importantes los aspectos
más rutinarios de nuestras interaccionesà ese trabajo
que realizamos para reconstruir un ambiente que nos parezca normal y para sostener
la mejor imagen de nosotros mismos frente a los demás.
Su punto de
interés es la estructura de la interacción en tanto esta es la unidad
fundamental de la vida social.
Le interesa el
proceso en el que el individuo reconstruye una nueva definición de su propio
ser, de su identidad social.
Las unidades de
análisis que construye a tal fin son los encuentros, las ocasiones sociales
cara a cara, ya que estos representan auténticos microsistemas sociales.
Lo importante
para los actores es definir la situación: identificar la estructura de
interacciones, expresiones, expectativas, etc.à definir la situación es estipular el significado del
encuentro.
Interacciónà es la conducta o comportamiento intersubjetivo y es un
fenómeno sociológico.
Comunicaciónà tiene que ver con el uso del lenguaje (verbal y no
verbal) y es un fenómeno lingüístico.
Siempre que hay
interacción hay comunicación (voluntaria o no) y viceversa.
El individuo tiene varias facetas:
-
el actor (soporte material, físico, biológico) y
-
el personaje (la imagen que el individuo tiene de sí mismo).
El individuo,
en su naturaleza de ser interaccional, tiende a concentrarse todo él en el
personaje.
El self (sí mismo) se
atribuye al individuo sobre la base de la imagen social que representa su personaje
a través de las fachadas que escoge como más apropiadas para cada
situación o encuentro comunicativo.
El contexto
restringido a la situación de comunicación determina relativamente la fachada
que el individuo escogeà es decir, la
imagen social que quiere proyectar para quedar lo mejor parado posible en esa
situación.
La interacción
está ordenada de acuerdo con reglas inconscientes,
que constituyen niveles normativos diferentes que se cruzan, se
superponen, atraviesan otras distinciones sociales más tradicionales y
constituyen una parte de la competencia que un sujeto debe poseer para
interactuar de forma apropiada a las circunstancias.
La competencia
nos permite conocer las claves de los diferentes usos del discurso (serio,
broma) que no siempre están explícitamente aclaradas.
Esta idea
proviene del concepto de marco meta comunicativo de Batesonà el frame o
marco, según Goffman, está
organizado por las premisas que estructuran la actividad de los actores.
Se trata de las
instrucciones necesarias para descifrar el flujo de los acontecimientos y
adoptar la fachada más adecuada entre las disponibles.
Dentro de este
marco se estipulan todas las acciones.
La relación
entre el actor y las normas está vinculada a cada ocasión particular.
La desviación
es parte del orden social, de sus procesos reales, y es su manifestación más
significativa.
Críticas
a la teoría de Goffman.
·
Desde la macrosociología:
-
Presta excesiva
atención a los aspectos irrelevantes de las interacciones, con la consecuente
desatención de la realidad de las estructuras que fundamentan la sociedad.
-
A su planteo le
falta historicidad (perspectiva
histórica).
-
Su trabajo es ideológicamente
neutralà no toma posición explícitamente y a veces encontramos
en sus textos frases como “gente inferior” o “culturas primitivas”, lo que nos
permite inferir elementos de darwinismo social y relativismo cultural.
-
La dimensión
del poder no se
encuentra incorporada en sus análisis.
Sin embargo, el poder está en quién define la situación en curso.
Se trata de un micropoder, el poder de las pequeñas persuasiones que se
necesitan para producir las interacciones.
-
Falta de sistematicidad y orden para exponer los conceptos.
-
Representa la sociología
naturalista, en la que los
detalles estructurales no se extienden del primer capítulo.
·
Desde la etnometodología:
-
No se sabe bien
que es lo que determina, por parte del actor, la elección de un
self en lugar de otro.
La respuesta de Goffman es que las elecciones son situacionales, no de
los individuos, y todo lo que se le atribuye a éstos es propio de las reglas
que estructuran los encuentros. Es el sentido común y no las reglas lo que hace
que se opte por un self.
La determinación del comportamiento en Goffman es microsocial; en
Garfinkel el sujeto está en el centro de su mundo social.
-
Su teoría adolece de
categorías analíticas explícitas que permitan
distinguir entre la perspectiva del actor y la del observador.
La etnometodología (Garfinkel) tuvo como principal objetivo describir los métodos (procedimientos,
saberes) que usan los miembros de una sociedad dada para resolver el
conjunto de problemas que se les presentan en la vida cotidiana.
Pretende
describir el mundo social tal y como se construye continuamente, emergiendo
como realidad objetiva, ordenada, inteligible y familiar.
Recomienda no
tratar los hechos sociales como cosas, sino considerar su objetividad como una realización
social.
Esta auto-organización
del mundo social no se origina en el Estado, la política, cualquier
superestructura abstracta, sino en las actividades prácticas de la vida
cotidiana de los miembros de la sociedad.
Estas
actividades se realizan conjuntamente en las interaccionesà y la gente las efectúa ateniéndose a los presupuestos
y a los tipos de conocimiento propios de la actitud natural provista por
el sentido común.
Estudia la racionalidad
práctica de las actividades cotidianas y el tipo de conocimiento social
que se pone implícitamente en práctica.
Pone en el
centro de su investigación los procedimientos de los que se sirven los
miembros para explicar las situaciones sociales.
Para
analizarlos, el sociólogo observa el hecho social no como objeto estable sino
como proceso contingente, como producción continua de los miembros a través de
sus acciones e interacciones.
En esta construcción
intersubjetiva del mundo los actores ponen en práctica una serie de
procedimientos, reglas de conducta y recomendaciones, una metodología.
El lenguaje ocupa el
primer lugar como elemento constituyente de las situaciones sociales.
La lógica de su
empleo es fundamental para la lógica de toda constitución social del sentido.
Las actividades
mediante las que los miembros de una colectividad producen y controlan sus
actividades cotidianas son idénticas (reflexivas, hablan de la práctica y del
actor al mismo tiempo) a los procedimientos que utilizan para hacer explicables
esos contextos.
Aplicables (accountable)à quiere decir
disponible, descriptible, inteligible, relatable, analizable.
Mediante esos
“informes” o “glosas” de los actores se constituye el orden social, se hace
visible el mundo.
El lenguaje es indexicalà es la
capacidad que tiene el lenguaje en uso de llenarse de sentido solo en un
contexto particular.
Si bien las
palabras poseen un significado dentro del código, los miembros de un grupo dado
se comunican y producen su representación del mundo a través de los sentidos
que solo pueden asignarse en relación con el contexto.
Conocemos ese
contexto a partir de su descripción.
Esta relación
de producción recíproca entre (sentido de la) descripción y (descripción del)
contexto es lo que se conoce como reflexividad.
Esta es una
propiedad de la explicación que designa el proceso de auto constitución de las
prácticas sociales, es decir, el hecho de que las prácticas sociales son
producidas de manera de proveer a su propia inteligibilidad en tanto tales.
No se trata de
un acto conciente de los actores, solo una crisis, una ruptura en el orden
normal de los acontecimientos, puede volverla evidente para los miembros del
grupo.
Las
descripciones indexicales de los sujetos, por carácter reflexivo, funcionan
para el analista como un reflejo del individuo mismo, una fuente de datos sobre
como utiliza los métodos que el sentido común le provee para explicar el mundo
según como él y su grupo de pertenencia lo conciben.
Algunos
principios que fundan esta corriente son:
·
Todos los
comportamientos observables en los intercambios cotidianos son rutinariosà se basan en
normas implícitas, asumidas por los actores como externas pero que surgen como
explicación (glosa) de sus propias acciones, y es sobre esas falsas evidencias
que se construye nuestro medio ambiente más familiar.
·
Las normas que
sostienen los comportamientos sociales son solo en parte preexistentesà son
reactualizadas permanentemente y regeneradas por la práctica cotidiana en un
movimiento sin fin de construcción interactiva del “orden social”.
(“La vida en sociedad aparece como una realización
continua, como un trabajo permanente para construir la identidad social, para
volver inteligible el conjunto de los comportamientos, para hacerse admitir
como miembro habilitado de cada sociedad”)
·
La teoría
etnometodológica es aplicable a todos los dominios de la actividad social.
·
Toda practica
social, incluida la comunicación, es reflexiva e indexical.
Críticas
a la etnometodología.
-
Llega a un relativismo sin salida que le impide producir alguna afirmación
teórica sólidaà
descubre lo obvio, es una teoría
circular.
-
No toma en
cuenta la perspectiva macrosociológica, llegando a negar su validez en el estudio de lo
social.
-
No observa las
reglas que se relacionan con la especificidad de los contextos y su carácter normativo. Hay una negación de toda posibilidad por encima del
contexto actual de interacción.
-
Aunque sea el
grupo en que crea las reglas y no al revés, son los propios
actores los que consideran que son las reglas las que determinan la vida del
grupo.
-
El sujeto
aparece como un dios cultural que crea ex
nihilo la realidad social y saca significados del vacío de una interacción no
estructurada.
-
Se le critica
una insuficiente elaboración del concepto de indexicalidad.
Una
comparación: dos sociologías de la vida cotidiana.
Según Wolf, los
puntos en común que tienen estas teorías sobre las relaciones sociales, además
de poner el énfasis en las prácticas cotidianas y en el uso del lenguaje verbal
y no verbal, son:
·
Toman como
problema central la fundación social y lingüística del mundo, que es conocido
intersubjetivamente.
·
Su objeto
específico de análisis es la acción en la red de las relaciones intersubjetivasà no toman en cuenta los problemas del cambio institucional o de la
interiorización de los valores, del conflicto o de la estratificación social;
mucho menos la lucha de clases.
·
El lenguaje no
es considerado como un elemento social marginal, sino más bien como factor
cimentador de la forma socialà son estudios
interdisciplinarios entre la teoría sociológica y el estudio lingüístico.
·
Dan por
supuesta la existencia de una competencia socialmente adquirida y necesaria
para interactuar en el seno de una sociedad.
·
Toman de la
antropología y de la etología sus técnicas de investigación: observación y el
registro de las acciones de los individuos.
Sin embargo,
hay diferencias notables.
En el caso de
Goffman se señala más intensamente la dimensión de acción del lenguaje, el
valor de su uso en la interacción estratégica y su fundamento de polémica.
Se refiere a
las ocasiones sociales, a las realidades pequeñas y transitorias que se
transforman en su objeto de estudio privilegiado.
La
etnometodología de Garfinkel subraya la constante relación entre el sentido de
lo que se comunica y el contexto, la situación en la cual aparece el uso del
lenguajeà es decir, el aspecto inevitablemente local y
contingente de la comprensión del discurso y de la acción.
Su preocupación
es cómo funciona el conocimiento implícito del sentido comúnà considerado
como aquello que se da por supuesto, que no es necesario aclarar entre miembros
de un grupo y que interviene en la comprensión y en la producción del mundo
social.
Otra diferencia
fundamental es la noción de indexicalidad.
Goffman asume
la existencia de un sistema simbólico transituacional.
Considera los
hechos sociales como el principal interés de la sociología y estudia las
reacciones de los individuos ante ellos.
Para él, los actores
negocian una definición de la situación, por lo tanto, las reglas que deben
aplicarse en ella, mientras que lo que interesa a los etnometodológicos es cómo
los actores llegan a identificar una ocasión como una situación en la que se
aplica tal regla.
Las reglas
serian un recurso para establecer la situación.
Goffman tiende
a considerar los encuentros sociales como reproducción de un orden social que aparece como un universo
normado (restrictivo o permisivo. Cuando unas personas mantienen relaciones reguladas
con otras pasan a emplear rutinas o practicas sociales, adaptaciones
estructuradas a las normas. Estas pautas de comportamiento constituyen sumadas
el orden social).
La etnometodología considera que no existe un orden social previo a la
misma interacción, ya que es en ella donde ese orden se
produce gracias al conocimiento
del sentido común que los interactuantes poseen por el mero hecho de ser
miembros de un grupo social.
Las reglas son flexibles, fuertemente contextualizadas, provenientes
del sentido común, que se ponen en funcionamiento cuando la normalidad de la
acción es forzada por el investigador.
FORD, ANÍBAL (1994) “CULTURAS POPULARES Y (MEDIOS
DE) COMUNICACIÓN”.
Poner en contacto
la (s) cultura (s) de las clases populares con los medios de comunicación es
ponerlas en contacto consigo mismas.
Esto se debe a que los medios, la cultura de los medios “populares y
baratos” nace en gran medida, marcada y enancada en las tradiciones, los
géneros, los saberes y las necesidades cognitivas existentes en las clases
populares.
En una etapa marcada por la aceleración de la revolución industrial,
por un intenso desarrollo urbano, y por el peso, en la organización social, del
pasaje de la razón iluminista a la razón positivista, los medios, que no sufren
la sistematización de la educación, parecieran hacerse cargo de esas zonas
desplazadas por la razón modernizadora.
Todas aquellas
formaciones culturales, también objeto de preocupación de muchos intelectuales
marginales o innovadores que desde otros lados chocan con la epistemología
oficialà fueron en alguna medida, tomadas por los medios, es decir,
por sus géneros y búsquedas.
Los medios
avanzaron sobre esto desde una lógica que no era la del saber transmitido
escolar, institucional o estatalmenteà sino desde la
dinámica de pequeñas empresas “aventureras”, y desde los intelectuales pobres
que trabajaban en ellas, que establecían (desde afuera de la legislación) un
complejo y “negociado” diálogo con las culturas de las clases populares, con
sus fuertes residuos y su reciclamiento en la urbe industrial, y también con
las transformaciones que producían los nuevos espacios y tiempos de la vida
cotidiana, el desarrollo tecnológico y las nuevas lecturas provenientes de las
necesidades informacionales y comunicacionales que nacían de todo esto.
Estamos señalando
que los medios nacen encadenados con las culturas populares anteriores y no
sólo con sus génerosà sino también con sus saberes, con sus estrategias
cognitivas; géneros y saberes que no pueden ser vistos como “tradicionales”
pues son zonas constitutivas de la cultura del hombre reprimidas por las
culturas oficiales del capitalismo.
En esta
problemática actúan varias lógicas.
Lo que se está señalando no es una apología de los contenidos de los
medios ni de la industria cultural del capitalismo, sino otro conflicto, que se
inserta en sus figurasà su puesta en escena de formas de comunicación y
conocimiento no jerarquizadas por las culturas institucionalizadas e incluso no
tomadas en cuenta por las políticas culturales y comunicacionales progresistas
como tampoco por las educativas.
Es bastante
evidente que los Estados modernos jerarquizaron la escritura casi como forma
única de comunicación y de información, desplazando otras formas.
De alguna manera nuestra cultura bloqueó la reflexión, el conocimiento
sobre la percepción corporal, kinésica y proxémica, el rol de los sentidos en
nuestra experiencia cotidiana.
Aclaramos que estamos hablando en el marco del desarrollo del
capitalismo pero que estos problemas tienen tiempos históricos y antropológicos
muy largos.
Muchas culturas tradicionales tenían un alto nivel de competencia sobre
lo corporal, lo no verbal.
Lo cierto es que los medios rompen la hegemonía de la escritura.
Su función disparadora en el análisis de lo corporal, su función
compensadora, tal vez coyuntural, frente a las ausencias en las culturas
institucionalizadas, tal vez sea una de las razones de la popularidad de los
medios.
Pero también algo no asumido.
Es curioso lo poco que se ha reflexionado sobre esto en los proyectos
de políticas de comunicación progresistas en América Latina.
Estas reflexiones
se disparan hacia varios lados.
Hay una pregunta: ¿cómo clasifica la gente la función “ver medios”?
La impresión de Ford es a partir de una lectura indirecta de ciertos
trabajos sobre la vida cotidiana, es que no confunde al mapa con el territorio.
Es decir, no confunde a los medios con la sociedad de fomento, con el
sindicato, con las instituciones por donde transita ni los ubica en esa zona de
transición, ni totalmente subjetiva, ni totalmente objetiva.
Es obvio que todo implica:
-
romper
modelos culturales puros;
-
reconocer
que es imposible analizar la cultura de las clases populares sin reconocer su
relación con los medios y viceversa;
-
romper
el tubo shanoniano y entender la recepción como acción y eminentemente
cultural, asimétrica, activa;
-
analizar
la constitución y la historia de los medios desde sus conflictos internos y no
sólo desde el punto de vista de los intelectuales agredidos por ella; es decir,
como señala Barbero, “ver la constitución de lo masivo por fuera del chantaje
culturalista que los convierte inevitablemente en procesos de degradación
cultural”.
ð Poner en relación la lectura popular de los medios con la
recuperación simbólica de lo corporal o con la persistencia de saberes que no
por tradicionales hayan sido desjerarquizados son pistas abiertas, entre muchas
otras, para repensar no sólo la crisis de la modernidad sino también una
cultura que revalorice las densidades de los cotidiano y la riqueza cultural
del hombre común.
FORD, ANÍBAL (1999) “LA HONDA DE DAVID.
ANTROPOLOGÍA, COMUNICOLOGÍA, CULTUROLOGÍA EN EL TERCER MUNDO”.
El juego bifronte de lo estudios culturales
La relación entre la antropología y los
estudios comunicacionales y/o semiológicos está produciendo hoy una explosión
de trabajos e investigaciones.
No podemos separar esto del intenso tráfico
inter y transdisciplinario.
Esto forma parte de un proceso mayor, común a
varios campos de investigación, pero también a la relación de esta con la
política que puso sobre la mesa la necesidad de recurrir a diversos saberes
para explicar las complejidades de la crisis contemporánea.
Pero este proceso, en parte, también es
producto de la reacomodación y crisis del campo intelectual y del mercado
académico.
Y de sus conflictivas relaciones con la
política y las transformaciones sociales y económicas.
Micro / macro: un falso binarismo
Si bien lo micro es un dispositivo
fundamental en la elaboración de hipótesis y conjeturas, y aún en la
exploración de los conflictos estructurales, puede transformarse en una
coartada cuando no es acompañado por lecturas del mismo objeto desde otras
escalas.
El binarismo micro/macro es falso.
Un mismo objeto puede estudiarse desde
diversas escalas (con microscopio o desde un satélite) y cada una nos
presentará problemas específicos, pero no contradictorios con los otros
niveles.
De cómo la
reina Victoria aportó al tercermundismo
Esta estructura bifronte de los estudios
culturales, o de la sociocultura, no es nada nueva.
De la sociedad victoriana que generó la
antropología, no para verse a sí misma sino para estudiara a los demás, como
dijera ya desde hace muchos años Parkinson, emergió el concepto de cultura tyloriano.
Todo esto tenía una función netamente
administrativa.
Ver a las sociedades coloniales como
conjuntos sistémicos, formalizados, permitía manejarlas mejor.
Y para esto era necesario entender la cultura
como el conjunto de creencias, hábitos, destrezas, vida cotidiana, etc.
Ahora bien, fueron utilizados por los
intelectuales del Tercer Mundo no sólo para fundamentar su derecho a ser
naciones autónomas en la era de la modernidad (o en su crepúsculo)à sino también para señalar los
valores de la creatividad social de sus pueblos, muchas veces degradados por el
evolucionismo racista, más allá de que hubieran accedido o no a la “alta
cultura”.
Este efecto bumerán del concepto de cultura
bien puede darse en muchas de las investigaciones que se están realizando
actualmente.
Es peligroso que los estudios culturales se
desenganchen del compromiso político macro.
No se puede seguir avanzando en la
problemática multicultural, muchas veces hiperdesagregada, sin tener en cuenta
que su origen está en las migraciones que éstas a su vez, son el producto de
las nuevas estrategias de los poderes.
Esto que dice Ford, señala que no es una
desacreditación de lo estudios socioculturales sino algunas preocupaciones que
cree lícito plantear en el momento en que estos creen y se institucionalizan.
Dónde estoy,
dónde me pongo
Dentro de este marco las relaciones entre los
estudios antropológicos y etnográficos, los comunicacionales, se los entiende
como pragmática o interacción cara a cara o como relación con los medios de
comunicación y las nuevas tecnologías, y los culturales que hoy pueden absorber
a diferentes disciplinas plantean diversos tipos de problemas.
Ford menciona:
-
los que se refieren a la auto-observación,
-
a la pérdida de ingenuidad ante el lenguaje,
-
y por fin a los que, cruzados por los anteriores, se
relacionan con la “decisión” de sobre qué hay que hablar o investigar, es decir
de cómo intervenir en la sociedad y no quedar encerrado en la problemática,
desestructurando el propio discurso ad infinitum.
Si Bateson descubrió que nos comunicamos en
diversos niveles a la vez, quedó en claro que nos comunicamos en diversos
planos, verbales y corporales; y que estamos rodeados de “doble vínculo”.
Semiótica y semiología, pragmática comunicacional,
interaccionismo simbólico, problemáticas estructuralistas y
postestructuralistas, epistemología y sociología de la ciencia y del
conocimientoà
aportaron mucho a la desmitificación de discursos y retóricas del conocimiento.
Pero, en muchos casos, llevaron a un rizoma
desestructurador o desagregador que hicieron casi imposible hablar sobre los
problemas sociales concretos.
La pobreza se transformó en el discurso sobre la pobreza.
No hay duda de que fue necesario
hiperobservar el lenguaje o los lenguajes, las formas en que hablábamos de los
hechos o los construíamos, para poder observar en la comunicación y el
conocimiento.
Todo es necesario en el análisis cultural:
los enfoques sistémicos y estructuralistas, las desagregaciones
postestructuralistas, los intentos de formalizar el azar por las ciencias de lo
aleatorio, los desarrollos cuantitativos y cualitativos en sus múltiples
variantes.
Los hechos
Los investigadores de América Latina poco
aportaron a la explicación de por qué mientras nos democratizamos, más nos
empobrecemos y nos endeudamos, o más retroceden las instituciones básicas de la
modernidad en nuestros países.
También parecieran desconocerse cómo estos
procesos no pueden ser leídos fuera de los reacomodamientos de la economía
internacional y de las políticas del New Order de sus metarelatos: migraciones
ilegales, racismo en todas sus variantes, desempleo y flexibilidades de 24 hs.,
transformaciones en la estructura familiar, crecimiento de las economías
informales y cuentapropistas, fragmentación de las ciudades, violencia
marginal, crecimiento de la sociedad de la vigilancia y el control, de la
sociedad policial, crisis y anomia en la noción de futuro, globalizaciones,
pero también localismos extremos, hiperfragmentación religiosa o cultural que,
a veces, se disfraza de heterogeneidad, y tantos procesos tienen, por momentos,
una presencia social más fuerte en la industria cultural, aunque ésta los
transforme rápidamente en commodities, que en las investigaciones
socioculturales.
No está señalando la ausencia de este tipo de
investigaciones o encuadres sino su debilidad para intervenir en la sociedad.
Por momentos, parecería que frente a los
enormes desafíos que nos plantea la cultura contemporánea, nuestra respuesta,
es light, desactualizada, retórica, indiferente, nostálgica, provinciana.
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