14.5.13

Winkin - La universidad invisible

Se llama universidad invisible a un conjunto de investigadores de distintas disciplinas que abordar objetos diferentes con un enfoque similar. Muchos de ellos se establecieron Palo Alto, una ciudad cercana a San Francisco, California.
Uno de ellos es Gregory Bateson, quien a partir de 1949 trabajó en el hospital psiquiátrico de la Veterans Administration.
            Proveniente de la gran burguesía intelectual inglesa, abandona la zoología para partir en 1927 para Nueva Guinea como antropólogo. Allí conoce a Margaret Mead con quien después se casaría.
            Trata de construir una teoría de la cultura que rebase el marco de la sociedad estudiada. Un ejemplo de es lo constituye el concepto de cismogénesis, con el cual intenta explicar la génesis de un cisma en el seno de un sistema social.
            Así, distingue entre una cismogénesis simétrica (en la que los interactuantes responden a la violencia con la violencia, a la dádiva con la dádiva, etc.) y una complementaria, en la que los asociados se hunden cada vez más en los papeles del tipo dominación/sumisión, exhibicionismo/voyeurismo, etc.


Doble vínculo

            A fines de los años ’30 viaja a Bali, donde toma 25 mil fotos y rueda 7 mil metros de película para estudiar las posturas humanas, los gestos, la entonación, la risa, etc. Es que estaba buscando técnicas adecuadas de descripción y análisis del comportamiento no verbal que, creía, hasta ese momento no había.
            El resultado fue Balinese Character: A photographic analysis, producto de la aplicación de sus nuevos métodos de investigación de la cultura y los procesos de socialización. Allí intentaron explicar cómo aprende el niño balinés a convertirse en miembro de su cultura al comer, andar, jugar, bailar y dormir.
            Al estudiar las relaciones entre padres e hijos balineses, Bateson formuló una hipótesis, quince años más tarde, conocida como “doble vínculo” (double bind). Esta consiste en ver el origen de la esquizofrenia infantil en una red de relaciones contradictorias entre la madre y el hijo.
            La madre incita continuamente al niño a mostrar su emoción (amor, deseo, celos o ira), pero es solamente para alejarse y romper el vínculo, en el momento en que el niño, encerrado en una espiral afectiva, pide a su madre alguna respuesta emocional.
            Esto es para que la interacción no culmine de un modo afectivo. Es que en Bali las madres controlan las emociones de sus hijos, rechazando sus emociones.
            En esa secuencia, el gesto indiferente de la madre es un comentario de la acción anterior, por lo que se ubica en un nivel metacomunicativo.


Feedback negativo

            En los años ’40, Bateson se pone a trabajar sobre el concepto de feedback negativo. Bajo el término de cismogénesis (simétrico o complementario), había explicado las condiciones para el estallido de un sistema social. El feedback positivo era el mecanismo que mantenía la tendencia hacia la destrucción total, sin posiciones intermedias.
            Pero para explicar la estabilidad de un sistema social, Bateson utiliza el concepto de feedback negativo. Por medio de autocorrecciones sucesivas, el sistema es capaz de regresar a la estabilidad. El concepto de feedback fue clave en lo que sería la cibernética.
            En 1948 Bateson abandona la antropología para entrar en el mundo de la psiquiatría, que no abandonaría hasta los años ’60. Su objetivo, sin embargo, no era una mejora de los métodos terapéuticos sino una teoría general de la comunicación derivada de las ideas de la cibernética. Así es que va a distinguir entre procesos digitales y analógicos, por ejemplo.


Marco metacomunicativo

            En los años ’50 reflexiona sobre la teoría de los tipos lógicos. Así, trata de resolver una antigua paradoja de la filosofía griega: un hombre que enuncia “Estoy mintiendo”, ¿está diciendo la verdad? Para resolver la paradoja, Bateson señala que hay una confusión de los niveles de abstracción.
            Distingue entre un primer y un segundo nivel de abstracción en un mensaje. Para pulir esta idea estudia el comportamiento de las nutrias para saber si eran capaces de distinguir entre un comportamiento lúdico de un combate.
            Observa que estos animales se disputaban el pescado que Bateson les había tendido, de buen humor, mordiéndose sin herirse. Así, concluye que su comportamiento demuestra que saben emitir y recibir señales que dicen “esto es un juego”. Se comunican sobre sus comunicaciones, es decir, se metacomunican, ponen comillas, encuadran sus mensajes.
            En el ejemplo del niño esquizofrénico balinés, éste está prisionero en una doble coacción, en la cual la única forma de salir es haciendo un comentario sobre la posición contradictoria en que lo colocó la madre. Pero, al alejarse, ella le impedirá siempre metacomunicarse.
            Es así que Bateson traza un paralelismo con la esquizofrenia del adulto, quien no puede establecer la diferencia entre mensajes de nivel I y de II. Toma al pie de la letra todo mensaje emitido o recibido. No se metacomunica porque no puede construir un marco para los mensajes.
            La diferencia con un artista es que éste puede invertir los niveles de los mensajes, conservando la conciencia sobre ese procedimiento en el proceso de su creación. Progresivamente comenzó a aplicarse el principio del doble vínculo para explicar el funcionamiento del arte, el humor, el sueño y otros procesos de creación, donde el comentario se convierte en texto y viceversa.

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