13.5.13

Folklore y habitus como espacios de cambio

Folklore
Gramsci toma la noción de folklore como sinónimo de cultura popular.
Y va a ser desde ahí, donde Gramsci va a pensar una propuesta política para acceder al poder, para lograr un cambio revolucionario. La cultura es el espacio en el cual se da la lucha por la apropiación y la construcción del sentido del mundo, la lucha por la hegemonía.
La hegemonía sería el proceso que lleva a un grupo de la sociedad a conseguir el consenso del resto de la sociedad sobre un determinado orden social, sobre una manera de entender y percibir el mundo. Las clases hegemónicas buscan construir un “sentido común” del mundo a partir, no de la fuerza, sino de las prácticas cotidianas.
Gramsci contrapone dos tipos de cultura: la cultura oficial o “culta” y la cultura popular. Esta última está formada por las producciones culturales asistemáticas y desorganizadas que crean y consumen las clases subalternas, la literatura popular, la novela policial, el folletín. Es en la dominación simbólica, dada en las prácticas cotidianas, donde la hegemonía se legitima, donde se naturaliza un sentido común. Pero simultáneamente al consenso, la hegemonía está siempre amenazada de sectores disconformes, que pueden dar lugar a un nuevo orden, a una nueva sociedad.

Habitus

Para Bourdieu, la sociedad está formada por diversos campos (político, intelectual, económico, religioso, estético). Los campos son estructuras objetivas, que funcionan con bastante independencia, cada uno tiene sus valores particulares y sus propios principios regulatorios. Allí los agentes luchan por la apropiación de un capital común, en función de la posición que ocupan dentro del campo, ya sea para modificarlo o conservar su configuración.
La noción de habitus de Bourdieu se refiere al sistema de disposiciones de un individuo que hacen que internalice las estructuras objetivas, haciendo que coincidan con su modo de clasificar y percibir la realidad. El habitus se constituye más que nada en la infancia, a partir de la escuela y la familia, donde se internaliza un conjunto dado de condiciones objetivas de clase, sociales y económicas.
Estas condiciones son las que van imponiendo inconscientemente en sus prácticas un determinado sentido de la realidad. Así, el habitus es una “estructura estructurante” en el sentido de que es generado por las estructuras objetivas y, a su vez, estructura y sistematiza las prácticas, las conductas, los pensamientos y la percepción individuales, de manera que correspondan con esa estructura objetiva.
Para Bourdieu, en el habitus está el lugar del cambio porque es en cada práctica, en la interacción con los otros agentes, donde las disposiciones del habitus se actualizan. En este sentido, haciendo una analogía entre el campo y un juego, Bourdieu afirma que los jugadores intentar transformar las reglas inmanentes al juego.          

Folklore y habitus

Una de las similitudes entre ambas nociones, es que tratan de explicar cómo se dan los procesos sociales a partir de las prácticas individuales y hasta qué punto lo económico y lo simbólico determinan esos procesos.
Tanto la cultura popular para Gramsci como el habitus para Bourdieu se presentan como los espacios del cambio. Sin embargo, a diferencia de Gramsci, Bourdieu pareciera no estar pensando tanto en un cambio de las estructuras objetivas, sino un cambio en las estructuras subjetivas, es decir, en las disposiciones. En este sentido, hay que tener en cuenta que Gramsci está pensando en cómo hacer, desde la cultura, la revolución al sistema fascista en la Italia de las décadas del ‘20 y del ’30.
Bourdieu pareciera hacer más hincapié en la interiorización y la reproducción de las estructuras objetivas a partir del habitus. Los agentes se van posicionando dentro del campo para llegar al centro, a partir de prácticas coherentes y organizadas según la lógica de ese campo.
En Gramsci, las prácticas desorganizadas y asistemáticas de  las clases subalternas no siguen la lógica de las clases hegemónicas, sino que se trata de construir una hegemonía alternativa. Gramsci les da a las clases populares más autonomía de lo económico y lo social que Bourdieu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario