El orientalismo
como relación de poder
Edward Said
fue un reconocido escritor palestino que enseña literatura inglesa y
estadounidense en la Universidad de Columbia, dirige el movimiento palestino en
los Estados Unidos, y se ha dedicado al estudio de la manera como Occidente
inventa un discurso-poder sobre Oriente.
Escribe
Said: "Orientalismo [...] es un modo de relacionarse con Oriente
basado en el lugar especial que éste ocupa en la experiencia de Europa
Occidental".
Experiencia
occidental que está basada en el colonialismo. Oriente es el
"otro" de Occidente. Es frente a Oriente que Occidente se ha
definido, ha formado su imagen y ha elaborado su propia caracterización. Esta invención
de Oriente por Occidente se basa en las prácticas administrativas
coloniales, en discursos de los representantes del imperio de turno, pero
también en intelectuales desde Sófocles hasta Hegel.
El imperialismo no
es sólo una empresa militar, económica y política, es también una empresa
cultural y literaria.
"La
relación entre Oriente y Occidente es una relación de poder, y de complicada dominación".
El orientalismo es un signo del poder nord-atlántico sobre Oriente. Said
considera que este discurso orientalista llega hasta el presente. Hay una hegemonía
de ideas europeas adquirieron fuerza e identidad al ensalzarse a sí misma en
detrimento de Oriente, al que consideraba una forma inferior y rechazable de sí
misma. Oriente fue orientalizado.
El orientalismo
proviene de una relación muy particular que mantuvieron Francia y UK con
oriente, que hasta principios del siglo XIX sólo se había limitado a las Indias
y a las tierras bíblicas. Desde el comienzo de ese siglo Francia y UK dominaron
Oriente y el orientalismo, y desde la WWII ese papel lo ocupa USA y se
relaciona del mismo modo que lo hicieron esos países.
Objetivo del estudio: no se
trata de la correspondencia entre Oriente y Occidente, sino de la coherencia
interna del orientalismo y sus ideas sobre Oriente, más allá de sus
correspondencias con el oriente real.
Puntualizaciones
En tanto entidades
geográficas y culturales, Occidente y Oriente son creación del hombre.
Sin embargo, Said puntualiza que sería un error concluir que Oriente es una
idea sin su realidad correspondiente.
La segunda
puntualización se refiere a que las ideas, culturas e historias no pueden
entenderse sin estudiar al mismo tiempo las relaciones de poder. El
orientalismo no es una creación ingenua y necesaria de la imaginación. Más bien
es el producto de una relación de poder: Occidente ejerció diferentes grados
de hegemonía sobre Oriente a lo largo de la historia. Y esta relación de
dominación (orientalismo) se materializa en diversas obras artísticas y
científicas.
La tercera
puntualización establece que no hay que creer que para desarmar esta estructura
de poder baste con desenmascarar las mentiras con que se viste el orientalismo
porque este conjunto de discursos se apoyan en instituciones académicas y
políticas concretas que practican la dominación.
Desde el punto de
vista cultural, el orientalismo se presenta hoy como un conjunto de discursos
sobre Oriente producidos en Occidente para justificar una dominación material.
La estrategia discursiva del orientalismo varía a lo largo del tiempo,
pero siempre conservando la ventaja de Occidente sobre Oriente. El discurso
orientalista se muestra flexible en la medida en que Occidente no pierda sus
beneficios materiales ni su posición dominante.
Aspectos de la
realidad contemporánea
Said expone
tres aspectos de su realidad contemporánea para que pueda comprenderse su
estudio sobre orientalismo.
En primer
lugar señala que la distinción entre conocimiento puro y conocimiento
político esconde que las tendencias ideológicas del primero influyen en la
política, mientras que la ideología del segundo hace que se de por supuesto una
postura política.
Esto forma parte de
un consenso generalizado que el conocimiento "verdadero" es
fundamentalmente no político. Hoy en día se utiliza despectivamente el adjetivo
"político" para desacreditar cualquier investigación o publicación.
El orientalismo no
es una simple disciplina que o tema político que se refleja pasivamente en la
cultura. Tampoco es la manifestación de alguna conspiración que pretende
oprimir al mundo "oriental". Por el contrario, es la distribución
de cierta conciencia geopolítica en unos textos académicos y literarios.
También es la
elaboración de serie de intereses y una voluntad o intención de comprender
lo que manifiestamente es un mundo diferente. Pero sobre todo es un
discurso que existe en virtud de un intercambio desigual con varios tipos de
poder.
Por ejemplo, el
poder político, representado por el Estado colonial o imperial; el poder
intelectual (ciencias predominantes); el poder cultural (gustos,
valores y prácticas hegemónicas) y el poder moral (ideas sobre lo que
"nosotros" hacemos y "ellos" no pueden comprender del mismo
modo). El orientalismo es una dimensión considerable de la cultura política e
intelectual moderna y, como tal, tiene menos que ver con Oriente que con "nuestro"
mundo.
Al problema
del imperialismo y la cultura (orientalismo), Said da una doble respuesta. Por
un lado, cree que casi todos los escritores del siglo XIX (Mill, Eliot,
Dickens) eran extraordinariamente conscientes de la realidad del imperio
y tenían ideas muy concretas sobre la raza y el imperialismo que pueden
rastrearse en sus escritos. En segundo lugar, creer que la política tiene un
efecto en la producción literaria no equivale a afirmar que la cultura es ago
denigrado.
Actualmente existe
una especial aversión a reconocer que las fuerzas políticas, institucionales e
ideológicas actúan también en el autor, como individuo. En Orientalismo, justamente nos sitúa cara a cara con este asunto, con
el hecho de reconocer que el imperialismo político rige todo un campo de
estudios, de imaginación y de instituciones académicas, de tal modo que es
imposible eludirlo desde un punto de vista intelectual e histórico. Podremos
comprender mejor la persistencia y la durabilidad de los sistemas hegemónicos,
como es la cultura, cuando reconozcamos que las coacciones internas que éstos
imponen en los escritores y pensadores son productivas y no unilateralmente
inhibidoras. Estudio el orientalismo como un intercambio dinámico entre los
autores individuales y las grandes iniciativas políticas que generaron los tres
grandes imperios en cuyo territorio intelectual e imaginario se produjeron los
escritos.
La cuestión
metodológica
Otro
aspecto de la realidad contemporánea que Said expone es la problemática sobre
los textos que deben considerarse pertinentes como puntos de partida para
una investigación. En su opinión, no tenía sentido escribir una historia
enciclopédica del orientalismo porque ese modelo narrativo carecía de
una postura crítica y, por lo tanto, no se ajustaba a sus intereses
descriptivos y políticos. Por eso, su punto de partida fue la experiencia
británica, francesa y americana en Oriente (colonialismo). También limita a la
experiencia en el mundo árabe y el mundo islámico.
Said enumera sus principales
recursos metodológicos: la manera de describir la posición que el autor de
un texto adopta con respecto al material oriental sobre el que escribe (localización
estratégica) y la forma de analizar la relación entre los textos y el modo
en que los grupos y los géneros textuales adquieren entidad y poder referencial
entre ellos mismos dentro de una cultura (formación estratégica).
Utiliza la noción
de estrategia porque Said entiende que todo escritor sobre Oriente tiene que definir
su posición respecto a él para saber cómo abarcarlo y qué tipo de tono
narrativo es el más conveniente para aproximarse a él. En definitiva,
para que el orientalismo tenga sentido para el lector, es algo que depende más
de Occidente que de Oriente. Y esto es así porque las técnicas occidentales de
representación de Oriente en el discurso lo desplazaron como realidad para
convertirlo en algo superfluo.
El trabajo de Said
consiste en describir la autoridad histórica del orientalismo, y a las personas
que son una autoridad en materia de orientalismo. La autoridad se forma, se
irradia y se disemina; es instrumental y persuasiva; tiene categoría, establece
los cánones del gusto y los valores; apenas se puede distinguir de ciertas
ideas que dignifica como verdades, y de las tradiciones, percepciones y juicios
que forma, transmite y reproduce
El conjunto de
relaciones entre las obras, los públicos y algunos aspectos particulares de
Oriente constituyen una formación que se puede analizar y cuya presencia en el
tiempo, en el discurso y en las instituciones le da fuerza y autoridad. Lo que
sucede es que Oriente deja de parecer un otro lejano y desconocido, y las
representaciones lo vuelven figuras
relativamente familiares.
Estas
representaciones, que no son “la verdad”, son las que circulan en el discurso
cultural y al intercambio que sucede dentro de ella. El valor, la eficacia,
fuerza y veracidad aparente dependen muy poco de Oriente como tal y no pueden
instrumentalmente depender de él. Para el lector, la afirmación escrita es una
presencia porque ha excluido y desplazado a Oriente como realidad y lo ha
convertido en algo superfluo. Así, con todo lo que el orientalismo pretende
reemplazar a Oriente, este se mantiene distante con respecto a él, porque que el
orientalismo tenga sentido depende más de occidente que de Oriente, y en este
sentido le debe mucho a las técnicas de representación que hacen que Oriente
sea algo visible, que está allí en el discurso que se elabora sobre él.
La dimensión
personal
En estos últimos
párrafos de su Introducción, Said comenta que la razón que lo llevó a
escribir este libro fue su propia experiencia personal: sus orígenes
palestinos, en colonias británicas, sus vivencias durante los años cincuenta
(movimientos de descolonización, turbulencias en las relaciones Este-Oeste,
guerra fría).
Por último, Said
advierte sobre el reforzamiento de los estereotipos a través de los cuales se
observa Oriente. Esto sería el resultado de la estandarización de los
estereotipos culturales que exigen la televisión y el cine y que constituye
hoy una característica del mundo electrónico postmoderno.
Habiendo
contribuido al conocimiento del modo en que actúa la dominación cultural,
Said cree poder fomentar un nuevo tipo de relación con Oriente, para eliminar
"Oriente" y "Occidente" y, así, avanzar en el proceso de lo
que Raymond Williams llamó el "desaprehensión del espíritu inherente de
dominación".
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