El apartheid
Para
el autor, la mayoría de la gente cree que la identidad de un pueblo es
obvia. Pero al preguntársele a individuos del mismo pueblo "¿qué
eres?", las respuestas son de una variedad increíble.
Para
ilustrar su hipótesis elige el ejemplo de Sudáfrica. Allí, el gobierno inglés
había clasificado administrativamente a todos los residentes en cuatro grupos
de "pueblos": europeos, indios, mestizos y bantúes. Cada uno tenía
derechos diferentes: era el proceso de categorización legal conocido
como apartheid.
Inmediatamente,
las personas que se oponían a este régimen se organizan para reclamar su
eliminación. Una de las organizaciones más importantes fue el Congreso Nacional
Africano (ANC), que representaba a quienes el gobierno denominaba bantúes.
El ANC
comenzó a aplicar el término "africano" a todos los
"no-europeos", incluyendo en la misma designación a quienes el
gobierno denominaba bantúes, mestizos e indios. Esta reducción de una
clasificación cuádruple a una dicotomía obecedecía a una estrategia política
de liberación. También el término "supuesto mestizo" fue empleado
como expresión popular de rechazo hacia la terminología del apartheid.
El término
mestizo no tuvo su origen en un grupo definido, sino más bien sirvió a los
europeos para etiquetar a aquellos que en apariencia no eran ni europeos ni
indios. Es decir, la gente que no es: una definición basada en la exclusión.
Aceptar el término "mestizo" es permitir que el mito se perpetúe.
La sustitución de la noción de "pueblo"
Por
empezar, Wallerstein señala dos características del término "pueblo":
la primera es que sus límites parecen cambiar constantemente y, segundo,
que fue siendo progresivamente reemplazado, en las ciencias sociales, por los
términos "raza", "nación" y "grupo étnico". La
observación que se impuso fue que un
pueblo es como es o actúa como lo hace debido a sus características
genéticas (raza), su historia sociopolítica (nación) o sus normas y valores
"tradicionales" (grupo étnico).
Estas
categorías sirven para manipular el presente: para explicar por qué las
cosas son como son y no deberían cambiarse o por qué ciertas estructuras
sí deben sustituirse. Poco importa que hablemos en términos generales de grupos
genéticamente continuos (razas), de grupos sociopolíticos históricos (naciones)
o de grupos culturales (grupos étnicos). Todos son modos de construir
políticamente la noción de pueblo.
La idea de nación
La categoría de grupo étnico
Wallerstein
define a la "raza" como una categoría genética estrechamente
vinculada a la división axial del trabajo en la economía-mundo, es
decir, la antinomia centro-periferia. Así, los empresarios japoneses en
Sudáfrica son "blancos honorarios".
Por
estar asociados a condiciones ambientales específicas para el cultivo, los procesos
periféricos de producción de materias primas responden a una cierta
ubicación geográfica. Esta división geográfica del trabajo se inscribe en el
proceso de expansión y concentración europeas.
El
concepto de nación está relacionado con la superestructura política de este
sistema histórico, con los Estados soberanos que constituyen el sistema
interestatal y se derivan de él. En este contexto, para un Estado o un
pueblo, no ser una nación significa estar al margen del juego. Antes del
desarrollo del sistema interestatal, las entidades políticas no necesitaban ser
naciones y no lo eran.
De
todas formas, el sistema de división nacional y el nacionalismo obedecen a una compleja
competencia intrarregional dentro de los países centrales y los países
periféricos por modificar su posición en la jerarquía.
El
concepto de "grupo étnico" está vinculado a la creación de
estructuras familiares que permiten que buena parte de la fuerza de trabajo se
mantenga al margen de la estructura salarial en la acumulación de capital. Es
lo que antes se llamaba "minoría" y hacía referencia a un determinado
grado de poder social.
Este
concepto es utilizado dentro de los límites de un Estado y obedece a una jerarquización
ocupacional de la fuerza de trabajo. Es que los distintos tipos de
ocupación laboral exigen diferentes patrones de comportamiento que, como
no están determinados genéticamente, deben ser aprendidos. Por eso, para
Wallerstein la categoría de "grupo étnico" es cultural.
La
"cultura" de un grupo étnico sería, así, el conjunto de reglas que
los padres pertenecientes a ese grupo étnico se sienten obligados a inculcarles
a sus hijos. Esta socialización obedece a una defensa de una cierta "identidad"
social, al tiempo que legitima la jerarquización social del capitalismo.
El concepto de
clase como categoría objetiva
Como
bien sabía Weber y Marx, las clases sociales son categorías científicas
objetivas porque tiene en cuenta cualquier conflicto de ideologías. No
obstante, diversos movimientos sociales de liberación nacional y social
fueron organizados en torno a la idea de "pueblo". Lo que
advierte Wallerstein es que la idea de pueblo legitima el sistema vigente.
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