13.5.13

Martín Barbero - Los métodos: de los medios a las mediaciones

Martín Barbero se pregunta por lo metodológico, por la investigación en el campo de la comunicación. Para eso se propone investigar los procesos de constitución de lo masivo desde las transformaciones en las culturas subalternas.
Según al autor, la crisis de las ciencias sociales en América Latina, se debe al no reconocimiento del mestizaje que existe en nuestras sociedades.

El tema de la identidad se debate entre dos posturas. Una, el nacionalismo populista que sostiene que la identidad se encuentra en el mundo indígena rural. La otra postura es la del progresismo iluminista que ve al pueblo como el obstáculo para el desarrollo. Según al autor se está intentando reconceptualizar lo indígena desde lo popular, por lo tanto que se los reconoce como culturas subalternas, integradas al sistema capitalista, pero con valor en sí mismas.

Carlos Monsiváis enumera las transformaciones sufridas por lo popular urbano en México a lo largo del siglo XX. Martín Barbero lo retoma, porque dice que es similar en toda América Latina. A partir de la década del 60 la industria cultural se apodera de todo el espacio cultural popular urbano. Entre sus consecuencias enumera la incitación al consumo y la homogeneización de los estilos de vida deseables. La televisión es un interlocutor que ocupa un lugar central en la dinámica cultural.

El autor presta mucha importancia al barrio, considera que allí se forman las identidades. En el barrio se puede encontrar la solidaridad que se pierde en la ciudad, porque las relaciones son personalizadas y duraderas. El barrio es un lugar de integración. El barrio es el lugar de lo popular urbano.

El paradigma hegemónico para el análisis de la comunicación en América Latina atravesó dos etapas. La primera, que se produjo a finales de los 60 la llama “ideologista”, tenía una concepción instrumentalista de los medios. La segunda la sitúa desde mediados de los 70 la denomina “cientifista”. En esta etapa el paradigma hegemónico toma como base el modelo informacional y adquiere un corte positivista, dejando fuera del análisis las cuestiones del sentido y del poder.

Los procesos sociales de América Latina, junto con los limites que presenta el modelo hegemónico requieren el cambio de paradigma. La lucha ahora no es contra la dependencia, sino a favor de una identidad propia dentro de un sistema trasnacional. La trasnacionalización juega especialmente en el campo de las tecnologías de la comunicación, por lo tanto el campo de la comunicación es clave para la cuestión nacional. La identidad de las sociedades latinoamericanas es amenazadas no solo por la homogeneización que causa lo trasnacional, sino también por la “negación, deformación y desactivación de la pluralidad cultural que constituye a estos países” (Martín Barbero, 1987: 225).

Cambios en la política (debido a la inscripción de lo cultural dentro de ella, lo que implica entre otras cosas, un redescubrimiento de lo popular) y en la concepción de lo cultural, le hacen pensar al autor en la necesidad de encontrar una manera diferente de abordar la comunicación. Plantea en consecuencia, que debe pensarse los procesos de comunicación desde la cultura, lo que significa dejar de pensarlos desde las disciplinas y los medios. Se debe abandonar la concepción reproductiva, para poder comprender los diferentes modos de apropiación cultural. Y por lo tanto se debe estudiar el espacio de las practicas cotidianas “en cuanto ligar de interiorización muda de la desigualdad social” (García Canclini). El consumo es producción de sentidos.

El autor propone estudiar la televisión desde tres mediaciones, que son: la cotidianidad familiar, la temporalidad social y la competencia cultural. Al estudiar la lógica televisiva, hay que atender a lo que configura las condiciones específicas de producción, que deja huellas en el formato y los modos en que la industria televisiva recicla las demandas que vienen de los públicos. Lo que significa estudiar la competitividad industrial, los niveles y fases de decisiones (quién y con qué criterio decide lo que es producible), las ideologías profesionales, las rutinas productivas y las estrategias de comercialización.

Martín Barbero afirma que el melodrama en América Latina trabaja, una veta profunda del imaginario colectivo. Esa veta se refiere al aspecto que hace visible “la matriz cultural que alimenta el reconocimiento popular en la cultura de masa”. Por eso considera al melodrama como un terreno conveniente para estudiar. 

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