13.5.13

Isaac - Rituales

En este capítulo de "Erving Goffman y la microsociología", Isaac compara cómo emplean la noción de ritual Durkheim y Goffman, y muestra sus diferencias.
El programa durkheimiano de una investigación rigurosa sobre la materialidad de las ceremonias requiere de instrumentos de análisis de la comunicación verbal y no verbal (intercambio de miradas, interpretación de señales de alarma y amenazas, etc.) que el análisis de la conversación y la etnografía de la comunicación han desarrollado para el estudio de situaciones ordinarias cara a cara.

Normas de conjunción y vida pública

Para Isaac, la etología aporta nuevas ideas a la sociología porque los grupos sociales que estudia tienen la particularidad de que sus miembros permanecen en el campo de la percepción mutua. Llevado a la sociología, éste especifica un orden de la vida pública a través de los ritos positivos o confirmativos cotidianos, como los saludos. Es que la copresencia en los espacios públicos determina una serie de pequeñas veneraciones comunes que constituyen una suerte de religión cotidiana contemporánea.
La circulación de transeúntes, por ejemplo, puede ser descripta como una sucesión de arreglos de visibilidad completamente ritualizados. El orden de la vida pública es, así, el orden del acomodamiento.  Éste es un principio del orden espacial de circulación en el que la fluidez está asegurada por una suerte de negociación y disuasión cooperativa.
El principio del acomodamiento se refleja en esta doble dimensión del orden público: orden de circulación y de justificación, que intenta "despejar la vía pública" para no crear problemas. Isaac señala que este principio consiste más en contener los desbordes que en controlar la ejecución de una regla.

El valor de la imagen: la calle y la conversación

Isaac propone pensar los ritos como dispositivos de socialización y de figuración. La cortesía y otros ritos de protección de la imagen son disposiciones interaccionales preventivas contra un posible descrédito. Este es el principio de la ofensa virtual, o de la "ficción diplomática".
Inscripta en la tradición pragmatista norteamericana, la microsociología abandona la masa (analizada por Durkheim) sin dejar los lugares públicos ("la calle"), dado que constituyen el terreno perfecto para la observación etológica y etnográfica de los rituales cotidianos, como la conversación cara a cara y otras formas intermedias de socialización.

Convenciones

Del mismo modo que en una conversación, los participantes de los encuentros son siempre activos, aún cuando no hablen. Los agentes coordinan las actividades de forma conjunta para que transcurran sin molestias para ellos. Es así que en las calles de las ciudades, las personas que no se conocen se manifiestan en todo momento una confianza recíproca.
Cada parte piensa que existe un acuerdo tácito sobre la forma de solucionar las cosas y que la otra piensa lo mismo. Estas son las condiciones estructurales de la convención. La coordinación conjunta de las actividades no sería posible sin esta "consideración" mínima en relación con el transeúnte copresente.
La copresencia en un espacio de visibilidad mutua reposa sobre intercambios recíprocos que permiten observar toda la paleta convencional de acuerdos, arreglos y reservas inherentes a la organización de los usos del espacio público. Isaac señala que los transeúntes utilizan, tal como lo hacen los monos, un lenguaje corporal ("lenguaje de la calle") para moverse por el espacio de visibilidad mutua.

La arena simbólica

En estos párrafos Isaac retoma los estudios de Labov que distinguen los insultos rituales de los insultos personales en los jóvenes negros norteamericanos. A diferencia de lo que acontece con un insulto personal, el insulto ritual no es seguido de una excusa, sino de un nuevo insulto que, a su vez, llama a uno nuevo.
Este relanzamiento refleja la competencia de los interlocutores y el hecho de que han comprendido el nudo lúdico de lo que dicen. Lo importante para los participantes es que la palabra circule y el juego continúe. Los insultos son siempre proferidos para ser evaluados por un público real o imaginario. Es delante de testigos que se hace la clausura de la arena simbólica.
Esta conducta, así como todas las que investiga el etnógrafo del orden público, están dirigidas de acuerdo a normas que no se aplican de la misma manera según los contextos. El estudio de los ritos debe llevarse a cabo paralelamente al de la microecología de las interacciones.
Así, pues, habrá que estar atento tanto a las disposiciones interaccionales como a los entornos en los cuales se despliega el lenguaje corporal de los participantes. En otras palabras, interpretar las huellas del orden simbólico puestas en funcionamiento en una situación. Es esto lo que la etología y la microsociología aportaron a la sociología estructural.

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