13.5.13

Contursi - Estudios de la comunicación directa: perspectivas disciplinarias

Diferentes corrientes del análisis de la interacción

            A comienzos de la década del ‘70 comenzó a tomar forma un campo de investigación multidisciplinario en la interacción comunicativa. Kerbrat Orecchioni agrupó las diversas vertientes que confluyeron en este campo.
            En 1962, el filósofo inglés John Austin desarrolló una concepción pragmática del discurso según la cual “decir es hacer”. Es la famosa teoría de los “actos de habla”.
            Una década atrás, Palo Alto ya había desarrollado una clara distinción entre comunicación simétrica y complementaria, como asimismo distintos conceptos (metacomunicación, doble vínculo, feedback, etc.)
            Sin embargo, los enfoques etnosociológicos son los más diversos. El concepto de competencia comunicativas postula que para comunicarse no solo hace falta producir oraciones gramaticalmente correctas (Chomsky: competencia gramatical innata) sino manejar las condiciones de uso adecuado. Los saberes lingüísticos se hayan intrincados con saberes socioculturales.
            Otras corrientes son la sociolingüística, la etnometodología de Garfinkel y la microsociología de Goffman.

Algunos conceptos y críticas: Goffman y Garfinkel

            Erving Goffman considera importantes los aspectos más rutinarios de nuestras interacciones, ese trabajo que realizamos constantemente para reconstruir un ambiente que nos parezca normal y para sostener la mejor imagen de nosotros mismos frente a los demás.
            Los encuentros sociales cara a cara representan auténticos microsistemas sociales, donde lo importante será que los actores identifiquen la situación, elijan una fachada disponible acorde a ella y actúen en consecuencia.
            La interacción comunicativa se encuentra ordenada de acuerdo con reglas inconscientes que forman parte de la competencia que un sujeto debe poseer para interactuar de una forma apropiada a las circunstancias.
            Cada situación concreta es la que determinará la elección de la fachada más adecuada. Por eso, el orden social y la actividad de los actores están supeditados a la interacción.

Críticas a Goffman desde la macrosociología
            Según Mauro Wolf, la macrosociología le critica a Goffman la falta de atención en las estructuras que fundamentan la sociedad. Apenas analiza una suerte de micropoder, que estaría en manos de quien define la situación en curso. Pero no queda claro quién pone las reglas de acuerdo a las cuales se ordenan las situaciones.
            Además, su trabajo se presenta como ideológicamente neutral. Las descripciones fenomenológicas de las situaciones sociales no están insertas en una perspectiva histórica.
            Asimismo la macrosociología señala la falta de sistematicidad de sus conceptos, dado que los expone de manera desordenada en relatos.

Críticas a Goffman desde la etnometodología
            Garfinkel diría que no son las reglas las que hacen que un actor elija un self en lugar de otro para construir su fachada, sino el sentido común individual.
            Harold Garfinkel se propone con su etnometodología describir los procedimientos y saberes prácticos (métodos) que usan los miembros de una sociedad para resolver el conjunto de problemas que se le presenta en su vida cotidiana.
            Según esta perspectiva, el orden social no se origina en el Estado, la política o cualquier superestructura abstracta, sino que es construida por los actores en la situación particular (negociación situacional). 
            Así, los hechos sociales no son cosas con historia, sino realizaciones situacionales contingentes. Las normas son reactualizadas permanentemente y regeneradas por la práctica cotidiana en un movimiento sin fin de construcción interactiva del orden social.
            En esta construcción intersubjetiva del mundo, los actores ponen en práctica una serie de procedimientos (metodología, savoir-faire).

Reflexividad, indexicalidad y prácticas de glosa
            El lenguaje es necesario para hacer explicables (accountable) los contextos en que se producen las interacciones (reflexividad). Mediante informes o “glosas”, los actores construyen el orden social, es decir, le dan racionalidad a sus prácticas, o sea, dicen por qué no están locos.
            El lenguaje incluso tiene la propiedad de ser irremediablemente indexical. Esto quiere decir que el lenguaje es únicamente capaz de llenarse de sentido en un contexto particular (deícticos).
            Pero, a su vez, ese contexto puede ser conocido a partir de su descripción (reflexividad). Las prácticas sociales son producidas, no siempre de forma consciente, de manera de proveer a su propia inteligibilidad. Entonces, ya no sólo el lenguaje, sino toda práctica social es reflexiva e indexical.

Evidencias y sentido común
            Los métodos usados por los sujetos para hacer explicables sus comportamientos refieren a un mundo de sentido común dado por descontado (“lo que todos saben”). Durante esta actitud natural, los individuos suspenden todo juicio sobre el carácter objetivo de la realidad. Es por eso que “la evidencia no se cuestiona”.
            Aceptando una asunción incorregible, como en el funcionamiento de los oráculos, todos los acontecimientos se convertirán reflexivamente en evidencias por esa creencia.
            Teniendo en cuenta esta propiedad reflexiva del lenguaje, un enunciado no sólo transmitirá ciertas informaciones, sino que al mismo tiempo crea el contexto para que esos datos puedan aparecer.
            El orden social (contexto) no es exterior ni anterior a la interacción sino que se construye en la interacción. Así, se establece un marco específico para cada interacción, a pesar de que el individuo actúa como si ese marco fuera anterior a ese momento.

Otros procedimientos
            En algunas circunstancias, los interactuantes adaptan transitoriamente una norma general a una situación específica (procedimiento “ad hoc”). La nueva regla sólo va a servir en esa situación concreta.
            La cláusula del etcétera es una extensión de la norma en base a un acuerdo no mencionado entre los interactuantes. Así, por ejemplo, los interactuantes no reprimen a los personajes de una obra de teatro, a pesar del cartel de prohibido fumar.
            En ningún caso la regla general original fue eliminada.
Estos procedimientos se practican para permitir la reproducción del normal estado de cosas.

Críticas a la etnometodología
            Según Mauro Wolf, a la etnometodología se le critica el hecho de constituir una teoría circular que descubre lo obvio, llegando a un relativismo sin salida.
            Al mismo tiempo, Garfinkel niega toda posibilidad normativa por encima del contexto de la interacción. Borra el carácter normativo de las reglas que forman parte de la situación.
            Aparte, no toma en cuenta la relación entre la vida cotidiana y  las instituciones sociales. El problema del poder queda excluido de sus análisis. El sujeto aparece como un dios cultural que crea ex nihilo la realidad social y sus significaciones.
            El concepto de reflexividad no tiene en cuenta los intereses que entran en juego a la hora de hacer explicable una práctica.

Comparación entre dos sociologías de la vida cotidiana
            En Sociologías de la vida cotidiana, Mauro Wolf comparó las teorías de Goffman y Garfinkel. Cree que ambas toman como problema central le fundación lingüística del mundo.
            No toman en cuenta los conflictos sociales en el interior de una cultura y mucho menos la lucha de clases. No obstante, ambos dan por supuesta la existencia de una competencia socialmente adquirida para interactuar en el seno de una sociedad.
            Una de las diferencias más notorias entre estos dos enfoques es que Goffman considera los encuentros sociales como reproducción del orden social, mientras que Garfinkel pone el acento en la producción ex nihilo del orden social.

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