Nos comunicamos
mediante la construcción de significados/sentidos compartidos (o
fragmentariamente compartidos) a través de diferentes tipos de códigos; éstos,
incluye no solo la lengua oral o escrita, sino también diversos intercambios no
verbales: lo corporal, lo gestual, la mirada, el movimiento y la distancia.
Este proceso puede
ser “intracomunicacional” (campo de la psicología y la psiquiatría),
“intercomunicacional” (la comunicación cara a cara) y social. En este último caso
hay que distinguir “la comunicación grupal, pública o institucional” de la
“comunicación simultánea o diferida” (mediada por los soportes electrónicos
tradicionales –cine, radio, tv- o por las nuevas tecnologías –pc, internet,
etc-).
Con excepción de casos
muy específicos o patológicos, la comunicación se estructura en el discurso
(esto también se toma para los códigos no verbales señalados antes).
Las diferentes
formas de comunicación no se dan de manera aislada, cerrada o clausurada, sino
simultáneamente; de ahí la metacomunicación (comunicar sobre lo que se
comunica) o de la posibilidad de contradicciones entre los diversos mensajes
que emitimos (aquello que Bateson denominó “doble vínculo”).
Si bien la
comunicación y/o la información han sido reducidas a formulaciones
matemáticas (Shannon y Weaver) o
sistemas como sucedió con la cibernética y la teoría general de los sistemas;
no se ha podido reducir la estrecha relación entre comunicación y cultura y el
contexto. Ello no implica ignorar la relación de estas teorías con dispositivos
comunicacionales específicos (como la informática) sino desacreditar todo
intento de transformarlas en explicativas de todas las formas en que la
sociedad construye, crea o destruye el sentido.
Uno de los aportes
fundamentales del Estructuralismo y de la Semiótica fue el descubrimiento de
que nos comunicamos no sólo a partir de un uso individual del lenguaje, sino a
través de estructuras y convenciones de las cuales somos relativa o
precariamente conscientes, cuando no totalmente ajenos.
Si bien la
reflexión sobre comunicación y cultura tiene largos antecedentes, adquiere
especial sistematización y densidad en el s. XX. A raíz de la preocupación por
el aumento del intercambio cultural, las complejas ciudades modernas y el avance
de los medios de comunicación masiva.
La comunicación es
estudiada desde diferentes campos, un ejemplo es el trabajo de Bateson donde
describe la comunicación como todo tipo de influencia, verbal o no verbal,
reconociendo la diversidad de canales. En esto está presente el axioma de la
Escuela de Palo Alto –“es imposible no comunicar”-, lo que se podría traducir
como –“es imposible no interpretar o dar sentido”-. Pero más importante, es que
el grupo de Bateson, al apoyarse en conceptos básicos de la cibernética
(generada durante la guerra para corregir los desvíos de las baterías
antiaéreas) e incorporar los conceptos de retroalimentación y feedback; rompe
con el modelo unidireccional (emisor-canal-receptor) elaborado en 1949 por
Shannon en “The Mathematical Theory of Comunication” para corregir los “ruidos”
en la comunicación telefónica (como investigador de la Bell Telephon Company).
Entonces, la
comunicación no se trata de un mero proceso subjetivo, sino que está
determinado o contextualizado por los sistemas culturales en que se hallan
insertos los actores de la comunicación o de la “construcción de sentido”.
Pero así como en
Palo Alto se recupera la actividad del receptor, rompiendo así el “tubo
shannoniano” y la concepción de la “aguja hipodérmica”, no por eso dejarán de
caer en modelos sistémicos y homeostáticos (que sitien son pensados socialmente
–modelo orquestal-sin los abusos individualistas de la teoría de los “usos y
gratificaciones”; siguen confiando en autorregulaciones de la sociedad –como
puede suceder con Parsons-).
La versión
instrumental de la comunicación dará paso al análisis de diversos niveles de
producción cultural (infraestructura, comerciales o industriales y políticos);
y al análisis del emisor y del receptor (este último, tanto en lo individual
como social).
Comunicación es
discurso: todo acto de comunicación se apoyo en actos discursivos preexistentes
estructurados a través de diferentes géneros discursivos (Bajtin); el análisis
formal no agota la exploración de sus significados.
Las ciencias de la
comunicación son transversales y forman parte de cualquier conocimiento o
práctica humana e implican estudios inter o transdisciplinarios. Los modelos de
comunicación nunca agotan la construcción de sentido. Por esto, la comunicación
es inseparable tanto de la noción de discurso como de su inserción
sociocultural.
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