La diversidad de las brechas
En
estos años crece la brecha entre info-ricos e info-pobres mientras se
acentúa la tendencia de los conglomerados massmediáticos a invertir en zonas
rentables y cae, con la reestructuración del Estado, la comunicación como
servicio público. A pesar del
abaratamiento de equipos, sobre todo de los productos del sudeste asiático, hay
importantes sectores de la población mundial marginados de aspectos centrales
de la comunicación y la información.
Pero
las diferencias infocomunicacionales no se restringen al equipamiento.
Atienden también a zona críticas del patrimonio y la memoria sociocultural, a
sus formas de almacenamiento, procesamiento, uso estratégico, también, a los
sistemas de recepción y de cumplimiento o no de los derechos a la información a
la comunicación.
Las
desigualdades comunicacionales se dan en tres perspectivas: en primer
lugar las diferencias en equipamientos y sus proyecciones; en segundo lugar,
las brechas están constituidas también por la marginación de un número
importante de memorias y culturas.
Los
nuevos sistemas globales de información, como es el caso de Internet y los
principales buscadores o de las enciclopedias globales en CD-ROM privilegian la
información sobre ciertas culturas, obviamente las de los países
industrializados y marginan, disminuyen, simplifican e incluso procesan de
manera errada a muchas otras. Esto
produce un proceso de desinformación global importante con respecto a
los países pobres cuando no una intermediación o intrusión en la información
sobre ellos errónea e hipersimplificada.
En tercer lugar, es
importante ingresar en las desigualdades la situación del receptor porque
es un tema que sobrepasa las simples cuantificaciones de los equipamientos. Se
inscribe aquí un tema realmente crítico: qué sucederá con las culturas cuya
riqueza material decrece mientras tienen acceso a una mayor y aleatoria oferta
massmediática, es decir, donde se amplía la brecha entre las palabras (o
las imágenes) y las cosas.
La
concentración massmediática e informática, la convergencia, ha crecido
en las dos últimas décadas y con ello el debilitamiento del Estado y las
desigualdades, no sólo entre quienes imponen su producción al mudo, sino entre
quienes manejan y procesan la información sobre las otras culturas y las
culturas que son procesadas por “otros” culturales.
Esto
provoca a su vez una mayor discusión sobre las relaciones entre democracia,
poder, comunicación e información y también sobre le deterioro de los
términos del intercambio no sólo económico sino también cultural e
informacional.
Índices e indicios. Nuevas tecnologías y memoria cultural
La
deslumbrante interactividad multimedia de los CD-ROM informativos oculta
un hecho preocupante: la pobreza y la arbitrariedad de la información sobre
los países del tercer Mundo. Los compact multimedia también son un poderoso
sistema de información, destinado a expandirse rápidamente. Estos nuevos soportes de información son
producidos, fundamentalmente, en los Estados Unidos y comercializados en escala
global.
Por
eso es importante detenerse en el hecho
de que, al mismo tiempo que recuperan y ponen es escena, exhaustivamente, el patrimonio
cultural, histórico y científico norteamericano, simplifican, a veces de
manera elemental, las riquezas y variables de otras culturas, recursos,
conocimientos, historias (Ejemplo: enciclopedia Encarta).
Algunos efectos expansivos de la convergencia
La
concentración económica produce un fuerte efecto sinérgico. Un producto para que sea rentable tiene que
ser, por lo general, altamente sofisticado y para cubrir esto tiene que poder
comercializarse globalmente y dar pie a otros productos y servicios,
patentes, etc.
Esto
lleva inevitablemente a una alta concentración en pocos productos lo
cual termina limitando la creatividad social. Cada vez son menos los que
triunfan más allá de su municipio.
Ahora,
esto no implica la desaparición de la producción independiente. Esto
tiene su lugar porque es retroalimentador, como lo saben bien las compañías
discográficas. De ahí, su desprotección en derechos. Pero su ingreso en los
flujos culturales es mucho menor.
Lo
cierto es que visto esto desde el conocimiento o la competencia intercultural
genera enormes diferencias. Es sistema global conoce mucho más ciertas
cultural y menos otras.
Si
no se parte del supuesto de confundir, como se hace frecuentemente, globalización
y homogeneización, y se considera que aquélla produce una creciente
interpenetración cultural, es fundamental dar cuenta de las asimetrías y
brechas atinentes a la desigual concentración de la riqueza, del poder
político, de las tecnologías e incluso de la capacidad de producción y
recepción de los mensajes. La concentración de los medios plantea problemas
en lo que respecta a la producción de mensajes.
Desigualdad y propiedad intelectual
La
propiedad de derechos intelectuales se ha convertido en una de las ideas
angulares del negocio internacional. Los países desarrollados son los
que establecen las reglas y concepción de derechos intelectuales a nivel
mundial. La amenaza de sanciones comerciales siempre está presente para los
países en desarrollo.
El
concepto de autor funciona como condición para adquirir derechos de
propiedad intelectual. Nuevamente estamos frente a la desigualdad y a la
necesidad de ahondar en el diseño de políticas que resguarden las producciones
culturales de los países del Tercer mundo.
La democracia de las yemas. Desde el lugar de la recepción
El
autor analiza las desigualdades desde el punto de vista de la recepción. Lo que
no está en TV no existe o el “derecho a ser visto”: el derecho a la
comunicación es considerado como uno de los derechos humanos y supera la noción
de derecho a recibir comunicación o a ser informado.
Tal
como fue expresado en el Informe Mac Bride se concibe el derecho a
comunicar como: “el derecho de reunión, de discusión, de participación y otros
derechos de asociación; el derecho de hacer preguntas, a ser informado, a
informar y a otros derechos de infamación; el derecho a la cultura, el derecho
a escoger, el derecho a la protección de la vida privada y otros derechos
relativos al desarrollo del individuo.
Los
integrantes de la MacBride Round Table on Comunication consideran que
está emergiendo un movimiento social global, cuyo objetivo es crear un
espacio de circulación democrática de la información y las comunicaciones tanto
generando circuitos alternativos como abriendo los medios públicos a la
participación para desafiar el actual orden neoliberal ortodoxo.
El
proceso de recesión del modelo unidireccional de la comunicación se relaciona
directamente con la profundización de la democracia y la necesidad de
balancear los derechos liberales de los medios con los derechos del público a
conocer. La reivindicación del
receptor es también la reivindicación de la capacidad del hombre común para
estructurar el sentido de su existencia.
La información “socialmente necesaria”
Otro
tipo de desigualdad está dado por la diversidad de ofertas en pantalla y
por su adecuación al medio. Gran parte de la población global está sometida a
contenidos aleatorios en relación con su cultura, aunque comercialmente
racionales en los lugares donde han sido producidos.
Es
decir, hay exceso de información sobre ciertas culturas y pobreza en la
información que circula sobre otras. Por lo tanto la información no siempre
es la adecuada para cada cultura. La adecuación de la información
es difícil de medir pero puede ser concebida en términos de Schiller como
socialmente necesaria: hay un déficit de información socialmente necesaria. Aquí se está frente a un problema de
oferta comunicacional.
Pero
la información socialmente necesaria plantea problemas nuevos. No sólo puede
ser pensada sólo a nivel local sino global. Y aquí es donde se plantea el problema
no resuelto de la producción, emisión, distribución de la información
global “socialmente necesaria” por los actores de cada cultura y no por la
mera importación de géneros comunicacionales.
Etnografías de la recepción
Las
desigualdades infocomunicacionales implican, también, razonar los sistemas
diferenciales de recepción. Si la etnografía de la audiencia ha ingresado
en los consumos familiares de los países centrales o en las diferencias de
recepción de un producto, en diferentes culturas todavía no ha entrado en la
relación de desigualdades infocomunicacionales y sistemas culturales de medios,
tema sí observado, desde hace años por los políticos y teóricos del tercer Mundo.
Pero
es necesario distinguir una noción central como la de igualdad compleja.
En formas simples de igualdad sólo se puede hablar de igualdad si se
tienen los mismos recursos. Pero en una sociedad en la que hay distintas
versiones de lo bueno, es improbable que los dos sujetos deseemos lo último en
materia de tecnología de la televisión.
La
propiedad de formas complejas de tecnología pasa a ser objetable sólo si uno
tiente acceso a información de gran calidad y el otro no. Ello se debe a que las
cuestiones concernientes al acceso deben considerarse de acuerdo con criterios
de ciudadanía y no de prosperidad material.
La
igualdad compleja se satisface en el caso en que ningún ciudadano que esté en
alguna esfera social en relación con un bien social pueda ser disminuido por el
eco de estar en alguna otra esfera social en relación con algún otro bien. Pero
esto implica un juego de desigualdades.
Desigualdades, desigualdades
Las
desigualdades son de diferente tipo pero siempre tocan aspectos estructurales o
estratégicos. Si bien no es lo mismo la ausencia de equipamiento que recibir
información de manera aleatoria, ambos forman parte de un mismo proceso: deferencia
en la información adecuada, socialmente necesaria y esto podía ampliarse a
la ficción y otras formas culturales en la medida en que la ficción ha pasado a
ser fuente de información.
Las
brechas info-cumunicacionales tienen diferentes caras. Si hablamos de
información adecuada o socialmente necesaria, no hablamos de políticas
rígidas sino de que la globalización achica el número de voces, de
interpretaciones y limita la autoreflexibidad en muchas culturas.
Pero en el
centro de todo esto está la diferencia abismal entre el poder cultural,
tecnológico y económico y de la norteamericanización frente a las
diversas y múltiples culturas que fueron construyendo eso que denominamos
humanidad.
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