13.5.13

Ford - Memorias abandonadas o las brechas infocomunicacionales


La diversidad de las brechas
            En estos años crece la brecha entre info-ricos e info-pobres mientras se acentúa la tendencia de los conglomerados massmediáticos a invertir en zonas rentables y cae, con la reestructuración del Estado, la comunicación como servicio público.  A pesar del abaratamiento de equipos, sobre todo de los productos del sudeste asiático, hay importantes sectores de la población mundial marginados de aspectos centrales de la comunicación y la información.
            Pero las diferencias infocomunicacionales no se restringen al equipamiento. Atienden también a zona críticas del patrimonio y la memoria sociocultural, a sus formas de almacenamiento, procesamiento, uso estratégico, también, a los sistemas de recepción y de cumplimiento o no de los derechos a la información a la comunicación.
            Las desigualdades comunicacionales se dan en tres perspectivas: en primer lugar las diferencias en equipamientos y sus proyecciones; en segundo lugar, las brechas están constituidas también por la marginación de un número importante de memorias y culturas. 
            Los nuevos sistemas globales de información, como es el caso de Internet y los principales buscadores o de las enciclopedias globales en CD-ROM privilegian la información sobre ciertas culturas, obviamente las de los países industrializados y marginan, disminuyen, simplifican e incluso procesan de manera errada a muchas otras.  Esto produce un proceso de desinformación global importante con respecto a los países pobres cuando no una intermediación o intrusión en la información sobre ellos errónea e hipersimplificada.
En tercer lugar, es importante ingresar en las desigualdades la situación del receptor porque es un tema que sobrepasa las simples cuantificaciones de los equipamientos. Se inscribe aquí un tema realmente crítico: qué sucederá con las culturas cuya riqueza material decrece mientras tienen acceso a una mayor y aleatoria oferta massmediática, es decir, donde se amplía la brecha entre las palabras (o las imágenes) y las cosas.
            La concentración massmediática e informática, la convergencia, ha crecido en las dos últimas décadas y con ello el debilitamiento del Estado y las desigualdades, no sólo entre quienes imponen su producción al mudo, sino entre quienes manejan y procesan la información sobre las otras culturas y las culturas que son procesadas por “otros” culturales.
            Esto provoca a su vez una mayor discusión sobre las relaciones entre democracia, poder, comunicación e información y también sobre le deterioro de los términos del intercambio no sólo económico sino también cultural e informacional.

Índices e indicios. Nuevas tecnologías y memoria cultural
            La deslumbrante interactividad multimedia de los CD-ROM informativos oculta un hecho preocupante: la pobreza y la arbitrariedad de la información sobre los países del tercer Mundo. Los compact multimedia también son un poderoso sistema de información, destinado a expandirse rápidamente.  Estos nuevos soportes de información son producidos, fundamentalmente, en los Estados Unidos y comercializados en escala global.
            Por eso es importante detenerse en  el hecho de que, al mismo tiempo que recuperan y ponen es escena, exhaustivamente, el patrimonio cultural, histórico y científico norteamericano, simplifican, a veces de manera elemental, las riquezas y variables de otras culturas, recursos, conocimientos, historias (Ejemplo: enciclopedia Encarta). 

Algunos efectos expansivos de la convergencia
            La concentración económica produce un fuerte efecto sinérgico.  Un producto para que sea rentable tiene que ser, por lo general, altamente sofisticado y para cubrir esto tiene que poder comercializarse globalmente y dar pie a otros productos y servicios, patentes, etc. 
            Esto lleva inevitablemente a una alta concentración en pocos productos lo cual termina limitando la creatividad social. Cada vez son menos los que triunfan  más allá de su municipio.
            Ahora, esto no implica la desaparición de la producción independiente. Esto tiene su lugar porque es retroalimentador, como lo saben bien las compañías discográficas. De ahí, su desprotección en derechos. Pero su ingreso en los flujos culturales es mucho menor.
            Lo cierto es que visto esto desde el conocimiento o la competencia intercultural genera enormes diferencias. Es sistema global conoce mucho más ciertas cultural y menos otras.
            Si no se parte del supuesto de confundir, como se hace frecuentemente, globalización y homogeneización, y se considera que aquélla produce una creciente interpenetración cultural, es fundamental dar cuenta de las asimetrías y brechas atinentes a la desigual concentración de la riqueza, del poder político, de las tecnologías e incluso de la capacidad de producción y recepción de los mensajes. La concentración de los medios plantea problemas en lo que respecta a la producción de mensajes.

Desigualdad y propiedad intelectual
            La propiedad de derechos intelectuales se ha convertido en una de las ideas angulares del negocio internacional. Los países desarrollados son los que establecen las reglas y concepción de derechos intelectuales a nivel mundial. La amenaza de sanciones comerciales siempre está presente para los países en desarrollo.
            El concepto de autor funciona como condición para adquirir derechos de propiedad intelectual. Nuevamente estamos frente a la desigualdad y a la necesidad de ahondar en el diseño de políticas que resguarden las producciones culturales de los países del Tercer mundo.

La democracia de las yemas. Desde el lugar de la recepción
            El autor analiza las desigualdades desde el punto de vista de la recepción. Lo que no está en TV no existe o el “derecho a ser visto”: el derecho a la comunicación es considerado como uno de los derechos humanos y supera la noción de derecho a recibir comunicación o a ser informado.
            Tal como fue expresado en el Informe Mac Bride se concibe el derecho a comunicar como: “el derecho de reunión, de discusión, de participación y otros derechos de asociación; el derecho de hacer preguntas, a ser informado, a informar y a otros derechos de infamación; el derecho a la cultura, el derecho a escoger, el derecho a la protección de la vida privada y otros derechos relativos al desarrollo del individuo.
            Los integrantes de la MacBride Round Table on Comunication consideran que está emergiendo un movimiento social global, cuyo objetivo es crear un espacio de circulación democrática de la información y las comunicaciones tanto generando circuitos alternativos como abriendo los medios públicos a la participación para desafiar el actual orden neoliberal ortodoxo.
            El proceso de recesión del modelo unidireccional de la comunicación se relaciona directamente con la profundización de la democracia y la necesidad de balancear los derechos liberales de los medios con los derechos del público a conocer.  La reivindicación del receptor es también la reivindicación de la capacidad del hombre común para estructurar el sentido de su existencia.

La información “socialmente necesaria”
            Otro tipo de desigualdad está dado por la diversidad de ofertas en pantalla y por su adecuación al medio. Gran parte de la población global está sometida a contenidos aleatorios en relación con su cultura, aunque comercialmente racionales en los lugares donde han sido producidos.
            Es decir, hay exceso de información sobre ciertas culturas y pobreza en la información que circula sobre otras. Por lo tanto la información no siempre es la adecuada para cada cultura. La adecuación de la información es difícil de medir pero puede ser concebida en términos de Schiller como socialmente necesaria: hay un déficit de información socialmente necesaria.  Aquí se está frente a un problema de oferta comunicacional.
            Pero la información socialmente necesaria plantea problemas nuevos. No sólo puede ser pensada sólo a nivel local sino global. Y aquí es donde se plantea el problema no resuelto de la producción, emisión, distribución de la información global “socialmente necesaria” por los actores de cada cultura y no por la mera importación de géneros comunicacionales.

Etnografías de la recepción

            Las desigualdades infocomunicacionales implican, también, razonar los sistemas diferenciales de recepción. Si la etnografía de la audiencia ha ingresado en los consumos familiares de los países centrales o en las diferencias de recepción de un producto, en diferentes culturas todavía no ha entrado en la relación de desigualdades infocomunicacionales y sistemas culturales de medios, tema sí observado, desde hace años por los políticos y teóricos del tercer Mundo.
            Pero es necesario distinguir una noción central como la de igualdad compleja. En formas simples de igualdad sólo se puede hablar de igualdad si se tienen los mismos recursos. Pero en una sociedad en la que hay distintas versiones de lo bueno, es improbable que los dos sujetos deseemos lo último en materia de tecnología de la televisión. 
            La propiedad de formas complejas de tecnología pasa a ser objetable sólo si uno tiente acceso a información de gran calidad y el otro no. Ello se debe a que las cuestiones concernientes al acceso deben considerarse de acuerdo con criterios de ciudadanía y no de prosperidad material.
            La igualdad compleja se satisface en el caso en que ningún ciudadano que esté en alguna esfera social en relación con un bien social pueda ser disminuido por el eco de estar en alguna otra esfera social en relación con algún otro bien. Pero esto implica un juego de desigualdades.

Desigualdades, desigualdades
            Las desigualdades son de diferente tipo pero siempre tocan aspectos estructurales o estratégicos. Si bien no es lo mismo la ausencia de equipamiento que recibir información de manera aleatoria, ambos forman parte de un mismo proceso: deferencia en la información adecuada, socialmente necesaria y esto podía ampliarse a la ficción y otras formas culturales en la medida en que la ficción ha pasado a ser fuente de información.
            Las brechas info-cumunicacionales tienen diferentes caras. Si hablamos de información adecuada o socialmente necesaria, no hablamos de políticas rígidas sino de que la globalización achica el número de voces, de interpretaciones y limita la autoreflexibidad en muchas culturas.
            Pero en el centro de todo esto está la diferencia abismal entre el poder cultural, tecnológico y económico y de la norteamericanización frente a las diversas y múltiples culturas que fueron construyendo eso que denominamos humanidad.

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