13.5.13

Ford - La honda de David


La relación entre la antropología y los estudios comunicacionales y/o semiológicos (que no se deben superponer con los estudios de los medios) está produciendo una explosión de trabajos de investigación. Esto forma parte de un proceso mayor, común a varios campos de investigación; pero también a la relación con la política (necesidad de recurrir a diversos saberes para explicar las complejidades de la crisis contemporánea).  Pero en parte, este proceso es también producto de la reacomodación y crisis del campo intelectual y del mercado académico.


Esto dio lugar a una de las mayores discusiones sobre la “institucionalización de los estudios culturales”; estos al perder su condición “border” entre lo académico y lo político, pueden perder su densidad crítica, su autonomía y transformarse en buenos “instrumentos”.

Micro/macro: un falso binarismo
                       
Si bien lo micro es un dispositivo fundamental en la elaboración de hipótesis y conjeturas, puede transformase en una coartada cuando no es acompañado por lecturas del mismo objeto desde otras escalas. Por otra parte, los análisis exhaustivos que avanzan sobre un hecho real, bien pueden transformarse en servicios de control social adecuados más que a la “seguridad nacional”.
El binarismo micro/macro es falso. Un mismo objeto puede estudiarse desde diversas escalas y cada una nos presentará problemas específicos y no contradictorios con los otros niveles. El problema es cuando no se produce el enganche entre las visiones micro y macro; parece que trabajar en varias pistas a la vez, todavía produce angustias e inseguridades.

De cómo la reina Victoria aportó al tercemundismo

Es necesario entender la cultura no sólo como “bellas artes” sino también como el conjunto de creencias, hábitos, destrezas y vida cotidiana. Depende de cómo sea utilizado en concepto de cultura en las investigaciones, que su aporte sea represivo o transformador. Por eso es peligro que los estudios culturales se desenganchen del compromiso político macro. No se puede seguir avanzando en la problemática multicultural, muchas veces híperdesagregada, sin tener en cuenta que su origen está en las migraciones y que éstas, a su vez, son el producto de las nuevas estrategias de los poderes que han hecho que la brecha entre ricos y pobres haya llegado a los extremos que se encuentran actualmente.
Estudiamos los medios no por “integrados” sino para analizar, sin prejuicios, los usos que se hacían de ellos las diferentes clases sociales; de la misma manera, hoy atendemos las nuevas ofertas y segmentaciones, los conflictos que se generan entre poder y medios, la concentración de los medios, el rol que juegan en el debilitamiento entre lo público y lo privado, el avance sobre la privacidad, la crisis de la utopía de la aldea global y la cibernética y los enormes avances y peligros de las nuevas tecnologías.

Dónde estoy, dónde me pongo

Problema: la auto-observación, la pérdida de ingenuidad ante el lenguaje, la decisión sobre qué hay que hablar e investigar y cómo intervenir en la sociedad para no quedar encerrado en la propia retórica.

-Bateson descubrió que nos comunicamos en diversos niveles a la vez, que “metacomunicamos” y que estos niveles pueden entrar en colisión entre sí generando paradojas.

-Geertz dijo que ya no se puede ser ingenuo ante las trampas del lenguaje.

No hay duda que fue necesario hiper-observar el lenguaje o los lenguajes, las formas en que hablábamos de los hechos o los construíamos, para poder avanzar en la comunicación y el conocimiento. Pero a esta altura no es necesario que todo cierre para intervenir en la vida social; el análisis cultural no es sólo un divertimento, no hay que perder contacto con los problemas de la sociedad. La teoría de los teóricos de la cibernética  o de la Aldea Global de que la comunicación iba a armonizar el mundo no fue más que una utopía; hoy cada pueblito tiene una antena parabólica pero los conflictos son más violentos que nunca.


Los hechos

Los investigadores de América Latina realizaron innumerables trabajos sobre la transición a la democracia; sin embargo, poco aportaron a la explicación del por qué mientras nos democratizamos, más nos empobrecemos y endeudamos, más retroceden las instituciones básicas.
Por momentos y especialmente en Argentina, pareciera que frente a los enormes desafíos que nos plantea la cultura contemporánea, nuestra respuesta es light, desactualizada, retórica, indiferente, nostálgica y provinciana. Y esto no sucede sólo por razones presupuestarias, cuando Rodolfo Walsh descifró en Cuba los cables secretos de Idígoras Fuentes al Departamento de Estado de EE.UU. lo hizo a solas y sin recursos. Era sólo Walsh, que pensaba simultáneamente la comunicación, la cultura y la política, que manejaba la honda de David: una destreza sencilla y al alcance de todos. 

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