La
relación entre la antropología y los estudios comunicacional y/o semiológicos
está produciendo hoy, en ambos casos, una explosión de trabajos e investigaciones.
Esto
forma parte de un proceso mayor, común a varios campos de investigación, pero
también a la relación de ésta con la política, como ocurrió en la Argentina de los ’60,
que puso sobre la mesa la necesidad de recurrir a diversos saberes para
explicar las complejidades de las crisis contemporáneas.
Pero
en parte es también este proceso producto de la reacomodación y crisis del
campo intelectual y del mercado académico. Y de sus conflictivas relaciones
con la política y las transformaciones sociales y económicas. De ahí que una de las mayores discusiones que
se está dando es la que plantea la institucionalización de los estudios
culturales en la medida en que esta institucionalización puede degradarlos
o debilitarlos política y críticamente.
Los
estudios culturales, al perder su condición border entre lo académico y lo político, pueden perder su densidad
crítica, su autonomía y transformase en buenos instrumentos.
Micro/ macro: un falso binarismo
El
binarismo micro/macro es falso. Un mismo objeto puede estudiarse desde diversas
escalas, con microscopio o desde satélite y cada una nos presentará problemas
específicos, pero no contradictorio con los otros niveles.
El
problema es cuando no se produce el enganche entre las visiones micro, muchas
veces, endolocalistas y cualitativas y las visiones macro. Y viceversa,
porque no podemos reducir el mundo a un conjunto de estadísticas o de ideas
generales. Pero trabajar en varias pistas a la vez parece que todavía
produce angustias e inseguridades.
De cómo la reina Victoria aportó al tercermundismo
Hay
dos concepciones de cultura que se vienen estudiando desde hace mucho tiempo:
una se refiere a la cultura como las bellas artes, y otra al conjunto de
creencias, hábitos, destrezas, vida cotidiana, etc.
Ahora
bien, tanto este concepto, como la visión de las culturas, fueron utilizados
por los intelectuales del tercer Mundo no sólo para fundamentar su derecho a
ser naciones autónomas en la era de la modernidad, sino también para señalar
los valores de la creatividad social de sus pueblos, muchas veces
degradados por el evolucionismo racista, mas allá de que hubieran accedido o no
a la alta cultura.
Cada
avance en el estudio del comportamiento en una villa es un avance en la conciencia
colectiva. Pero, también, buen material para los encargados del control
social, aunque esté santificado por alguna ONG internacional. En definitiva,
constituye una investigación suelta que no sirvió ni a la sociedad ni al
conocimiento.
Por
eso es peligroso que los estudios culturales se desenganchen del compromiso
político macro. No se puede seguir avanzando en la problemática
multicultural, muchas veces hiper-desagregada, sin tener en cuenta que su
origen está en las migraciones y que éstas, a su vez, son el producto de
las nuevas estrategias de los poderes ahora aparentemente errátiles de la
economía internacional que han hecho que la brecha entre ricos y pobres haya
llegado a los extremos en que se encuentra actualmente.
Dónde estoy, dónde me pongo
Los
estudios culturales hoy pueden absorber distintas disciplinas. Todo es
necesario en el análisis cultural: los enfoques sistémicos y estructuralistas,
las desagregaciones postestructuralistas, los intentos de formalizar el azar
por las ciencias del desorden, pero también la inclusión no planificada de
lo aleatorio, los desarrollos cuantitativos y cualitativos en sus múltiples
variantes.
Siempre
y cuando, si es que se quiere hacer del análisis cultural no sólo divertimento,
no se pierda contacto con los problemas que, concretamente, tiene y vive
la sociedad. O no se olvide que la cultura del hombre es una constante lucha
entre formalización y ruptura de esta formalización.
Cuando
esto sucede es porque debajo hay una trampa ideológica o está jugando
sus fichas la corporación académica. Hoy cada pueblito tiene su antena
parabólica, pero los conflictos con más violentos que nunca.
La
historia sigue y tiene grandes huecos. Y, justamente, sigue porque tiene
huecos. Por eso cualquier investigador, más o menos sensato, sabe que sólo
puede apresar una parte de su objeto de estudio. Lo otro es retórica de papers.
Los hechos. Acotación marginal
De
múltiples experiencias y no de una investigación concreta, llego a la
conclusión de que nuestro país en estos temas (cómo se relaciona la
política armamentista con el trabajo, por ejemplo) se hizo light, desactualizado, indiferente, nostálgico o provinciano frente
a los enormes desafíos que nos plantea la cultura contemporánea.
Y
a las peleas que ya nos plantea la modificación de las herramientas de
análisis que necesitamos para hacerlo. Y esto es voluntad política.
Y se puede hacer aunque no haya presupuestos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario