Este texto trata
sobre la cognición, es decir, sobre cómo se conoce. La hipótesis que sostiene este
autor es que desde fines del siglo XIX fue resurgiendo una formación cultural
indiciaria en las ciencias humanas. Pero este paradigma indiciario no era nuevo
sino que estaba presente desde la astronomía y la medicina de la Edad Antigua.
Giovanni Morelli y los orígenes del paradigma indiciario
Entre 1874 y 1876 aparecieron una
serie de artículos sobre pintura italiana, firmados por Morelli, que proponían
un nuevo método para la atribución correcta de las pinturas de los viejos
maestros. Según este procedimiento, hay que concentrarse en los detalles
menores, especialmente en los menos significativos del estilo típico de la
escuela del autor.
Por ejemplo, para restaurar
correctamente una pintura habrá que centrar la atención en los lóbulos de las
orejas, las uñas, la forma de los dedos de las manos y los pies, etc.
El método Morelli es similar al que
utiliza Sherlock Holmes para interpretar unas pisadas o la ceniza de un
cigarrillo. Ambos se dedican a descubrir, a partir de indicios, al autor de un
hecho.
Freud y los pequeños gestos inadvertidos
Según
Morelli, los detalles marginales resultaban reveladores porque en ellos la
subordinación del artista a las tradiciones culturales desaparecía y daba paso
a una manifestación puramente individual.
Acentuando su atención en los
detalles secundarios, el procedimiento de Morelli “muestra grandes afinidades
con el psicoanálisis”, como bien reconoció Freud.
Nuestros pequeños gestos
inadvertidos revelan nuestro carácter de una manera mucho más auténtica que
cualquier postura formal que podemos preparar cuidadosamente.
Los ensayos de Morelli le
representaron a Freud una propuesta de un método interpretativo que se basaba
en considerar los detalles marginales e irrelevantes como indicios
reveladores.
Justamente porque estos detalles se
repetían de manera casi inconsciente, “por la fuerza de la costumbre”, es que proporcionaban
la clave para acceder al núcleo más íntimo de la individualidad, a esos
elementos sustraídos al control de la conciencia.
La semiótica médica o lectura de síntomas
Tanto en el método de Freud, como en
el de Morelli y el de Holmes, los detalles minúsculos proporcionan la
clave para acceder a una realidad más profunda, inaccesible por otros
métodos.
Para Freud esos detalles son
síntomas, para Holmes son pistas o indicios y para Morelli son rasgos pictóricos.
Pero tanto Freud, como Conan Doyle (autor de las novelas de Sherlock Holmes) y
Morelli eran médicos y en los tres casos podemos invocar el modelo de la
semiótica médica.
La sintomatología es la disciplina que
permite establecer un diagnóstico sobre la base de unos síntomas
superficiales (signos), a menudo sin ninguna relevancia para el ojo del
lego o del propio doctor Watson. La propia ciencia médica avanzó gracias a la formalización
sistemática de numerosas conjeturas indiciarias.
Los orígenes remotos del paradigma indiciario
Hacia fines del siglo XIX, este
modelo basado en la interpretación de indicios llegó a tener gran influencia en
el campo de las ciencias humanas. Sin embargo, sus raíces eran mucho más
antiguas.
Durante miles de años la humanidad
vivió de la caza. Los cazadores aprendieron a reconstruir el aspecto y
los movimientos de una presa invisible a través de sus rastros: huellas,
excrementos, plumas, olores, etc.
De esta manera, daban significado y
contexto hasta la más mínima huella. Sucesivas generaciones de cazadores
enriquecieron y trasmitieron ese patrimonio del saber, que hoy pervive en
numerosos cuentos populares y figuras retóricas del habla cotidiana.
El arte adivinatorio propio
de la Antigüedad
se basaba en la lectura de mensajes escritos en las estrellas, en los cuerpos
humanos y en casi todas partes.
Método experimental vs enfoque individualizante
Desde la teoría platónica del
conocimiento, el paradigma indiciario sobrevivió oculto y eclipsado. Pero la
cesura decisiva es la aparición de un nuevo paradigma científico basado en la física
de Galileo.
El uso sistemático de las
matemáticas y del método experimental implicaba la necesidad de hacer
mediciones y repetir fenómenos para postular una ley general aplicable a todos
los casos futuros (inducción/deducción).
Pero el paradigma indiciario hacía
imposible esto último porque tenía por objeto ante todo lo cualitativo, el caso
o la situación en cuanto individuales
(abducción).
Es así que durante la Edad Contemporánea , y sobre
todo con el positivismo, casi todas las disciplinas científicas intentaron
seguir el método experimental, sin éxito.
Así, la medicina combina hoy ambos
métodos: los médicos siguen interpretando síntomas, pero utilizan clasificaciones
de enfermedades para analizar la sintomatología específica de un
paciente en particular.
Esto genera algunos problemas, dado
que no todos los síntomas que presenta un paciente se adecuan a la rígida
clasificación “científica” de las enfermedades. El cuadro clínico de un
paciente se revela como una situación mucho más compleja, que no siempre sigue
la evolución prescrita por una clasificación simplista.
Los síntomas toman formas
específicas de acuerdo a cada paciente y, por lo tanto, requieren tratamientos
también específicos. El conocimiento real de una enfermedad sigue siendo
indirecto e indiciario. Las autopsias médicas, por ejemplo, reconstruyen
una historia previa a partir de las marcas presentes en un cuerpo inerte.
Pero otras disciplinas también
utilizan el paradigma indiciario. La meteorología combina el método
experimental y el conjetural. Durante siglos, se apropió de saberes populares y
hasta el día de hoy actúa interpretando las formas de las nubes, la velocidad y
dirección del viento, el comportamiento de los animales, leyendo mapas, etc.
La grafología es otra
disciplina que reconstruye la personalidad y el “carácter” de un individuo a
partir de la forma de sus “caracteres”, es decir, de la forma de la
letra por él escrita.
Durante el siglo XVIII, la burguesía
se apropió del saber popular tradicional conjetural de artesanos y
campesinos para confeccionar la
Enciclopedia , que tanto leyeron los hombres de las
luces.
El paradigma escritural en las disciplinas conjeturales
Pero las disciplinas conjeturales ya
habían comenzado a sufrir una drástica cesura con la progresiva imposición
del paradigma escritural, surgido a partir de la invención de la
imprenta.
Así, se descartaron como no
pertinentes los elementos relacionados con la voz, el gesto y las características
de la escritura a mano. El resultado fue una progresiva mecanización y adormilamiento
de los sentidos.
El resurgimiento del paradigma indiciario en las ciencias
humanas
A pesar de la aspiración del
materialismo-histórico por lograr un conocimiento sistemático de la sociedad,
las ciencias humanas acabaron por adoptar cada vez más el paradigma indiciario.
Pero una cosa es analizar estrellas, pisadas y nubes y otra muy distinta es la
escritura, la pintura o el discurso. La distinción entre naturaleza y cultura
es fundamental.
Es así que a fines del siglo XIX el
poder estatal empieza a extender sobre la sociedad una espesa red de controles
que atribuyen una identidad a través de características que eran triviales. Así,
se aplicó en Francia un método antropométrico basado en la medición
meticulosa de detalles físicos.
Para ello se confeccionaron manuales
de identificación de personas en base a las medidas de las orejas, por
ejemplo. Un error en unos pocos milímetros podría acarrear errores judiciales.
La hipótesis de Guinzburg es que
estos métodos se desarrollaron paralelamente a la intensificación de la lucha
de clases. Según esta óptica, el análisis “científico” de las huellas
dactilares constituiría una nueva ofensiva de la burguesía para servir a sus
fines imperialistas o reprimir la lucha obrera.
La dactilografía cree
encontrar en la yema de los dedos la prueba oculta de la individualidad,
tal como los adivinos que leen las líneas de la palma de la mano.
La amplificación de la
individualidad se desarrollo en estrecho contacto con el Estado y sus órganos
burocráticos y policiales. Lo que para los administradores británicos había
sido una masa indiscernible de rostros bengalíes, pasó a ser una serie de individuos
clasificados según una especificidad biológica.
Lo cierto es que, para Guinzburg, el
paradigma indiciario en poder del Estado sirvió para desarrollar unos controles
cada vez más sofisticados del individuo en la sociedad.
En
definitiva, el paradigma indiciario se trata de una forma de saber que se
resiste a ser formalizada de manera sistemática. Es una manera de conocer
estrechamente ligada a los sentidos y al contexto, reflejando el
vínculo entre el animal humano y las otras especies animales.
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