13.5.13

Goffman - Estigma e identidad social


Concepciones preliminares
La sociedad establece los medios para categorizar a las personas y el complemento de atributos que se perciben como corrientes y naturales en los miembros de cada una de esas categorías. El medio social establece las categorías de personas que en él se pueden encontrar.
El intercambio social rutinario nos permite tratar con “otros” previstos sin necesidad de dedicarles una atención especial; de ahí que es probable, que al encontrarnos frente a un extraño las primeras apariencias nos permitan prever en qué categoría se halla y cuáles son sus atributos, es decir, su “identidad social”. Ahora bien, apoyándonos en estas anticipaciones, las transformamos en expectativas y demandas; y por los general, no somos conscientes de haber formulado esas demandas. Entonces, permanentemente se concibe determinados supuestos de los “otros”. Por lo tanto, a las demandas que formulamos se las podría denominar demandas enunciadas en “esencia”, y el carácter que atribuimos al individuo debería considerarse como una caracterización en “esencia” –una identidad social virtual-; esto a diferencia de la categoría y atributos que, de hecho, según pueda demostrarse, le pertenecen, se denominaran su identidad social real.
El “otro” puede demostrarnos ser dueño de un atributo que lo vuelve diferente de los demás -dentro de la categoría de personas a la que el tiene acceso-ejemplo de esto: las personas malvadas, peligrosas o débiles. De ahí, que dejamos de verlo como una persona total y corriente para reducirlo a un ser menospreciado. Un atributo de esa naturaleza es un “estigma”, en especial cuando el produce en los demás, a modo de efecto, un descrédito amplio. Eso constituye una discrepancia entre la “identidad social virtual” y la “real”. El termino estigma será utilizado para hacer referencia a un atributo desacreditador; pero en realidad se necesita un lenguaje de relaciones, no de atributos. Un atributo que estigmatiza a un tipo de poseedor puede confirmar la normalidad de otro y, por consiguiente, no es ni honroso, ni ignominioso en si mismo.
Un estigma es una clase especial de relación entre atributo y estereotipo; sin embargo Goffman propone modificar este concepto, porque existen importantes atributos que resultan desacreditadores en casi toda nuestra sociedad.
El termino estigma y sus sinónimos ocultan una doble perspectiva: la de “desacreditado”: es cuando el individuo estigmatizado supone que su calidad de diferente ya es conocida. Y la de “desacreditable”: es cuando el estigma inmediatamente perceptible o conocible por quienes lo rodean.

Tres tipos de estigmas:

1-      Las deformaciones físicas.
2-      Los defectos del carácter del individuo.
3-      Los estigmas tribales de la raza, la Nación y religión que pueden ser transmitidos por herencia.


Las personas que se encuentran fuera de estos estigmas son llamados “normales” y creen que la persona que tiene un estigma no es totalmente humana. Construimos una del estigma, una ideología para explicar su inferioridad y dar cuenta del peligro que representa esa persona, racionalizando a veces una animosidad que se basa en otras diferencias, como por ejemplo “la clase social a la que pertenece”.
En el discurso cotidiano utilizamos metáforas e imágenes referido al estigma, tales como: invalido, bastardo y tarado, sin acordarnos de su significado real. Basándonos en el defecto original, tendemos a atribuirle un elevado número de imperfecciones.
Están los que reciben algún tipo de estigmatización pero que permanecen indiferente a ellas; por ejemplo: los menonitas, los gitanos y los judíos muy ortodoxos que llevan un estigma pero no parecen impresionados ni compungidos por ellos.

El individuo estigmatizado

El individuo estigmatizado tiende a sostener las mismas creencias sobre la identidad que los normales. La sensación de ser una persona normal puede ser uno de sus más profundos sentimientos acerca de su identidad –cualquiera sea su manera de expresar su sensación, sus reclamos se basan, no en lo que él piensa que se merece todo el mundo, sino solamente aquellos que pertenecen a una selecta categoría social, dentro de la cual, él encaja-. Es posible que perciba, que cuales quiera que sean las declaraciones de los “otros”, estos no lo aceptan realmente ni están dispuestos a establecer un contacto con el en igualdad de condiciones. Además las pautas que ha incorporado de la sociedad más amplia lo habilitan para mantenerse alerta frente a lo que los demás consideran como su defecto.
Es probable que la presencia de los normales, refuerce la disociación entre las autodemandas y el yo, pero el individuo también puede llegar a odiarse a sí mismo cuando esta solo ante un espejo (la persona estigmatizada no demuestra su defecto ante los demás, reclama que sean reconocidos sus derechos al igual que todos, pero íntimamente su estigma le provoca vergüenza –ver ejemplo del espejo, pag. 78-).
El rasgo central que caracteriza la situación vital del individuo estigmatizado esta referido a lo que a menudo se denomina “aceptación”. Las personas que tienen trato con él, no logran brindarle el respeto que los aspectos no contaminados de su identidad social habían hecho prever y que el había previsto recibir; el estigmatizado se hace eco del rechazo cuando descubre que alguno de sus atributos lo justifica.

Respuestas ante las estigmatizaciones

-Algunos intentaran corregir lo que consideran su deficiencia (por ejemplo: la persona físicamente deformada recurre a la cirugía plástica). Cuando dicha reparación es posible, el resultado consiste no en la adquisición de un status plenamente normal, sino en la transformación del yo: alguien que tenía un defecto particular se convierte en alguien que cuenta en su haber, con el record de haber corregido ese defecto. Acudí debe mencionarse la tendencia a la victimizacion resultante del peligro que para la persona estigmatizada significa caer en manos de servidores fraudulentos, que le venden los medios para corregir la elocución (por ejemplo: devolver la juventud, curar mediante la fe, etc.).
-Otros pueden intentar corregir su condición en forma indirecta (por ejemplo: el lisiado que aprende o reaprende a nadar, a jugar el tenis o a pilotear un avión).

Es probable que el individuo estigmatizado utilice su estigma para obtener beneficios secundarios, como una excusa por la falta de éxito que padece a causa de otras razones. Pero hay que tener en cuenta que con los avances tecnológico y científico, muchos de los fracasos que el estigmatizado adjudicaba a su defecto –estigma-, salieron a la luz aun después de haber tenido la posibilidad de corregirlo.

Ademas, tanto la mente como el cuerpo sano puede sufrir de invalidez; el hecho de que la gente normal puede moverse, ver y oír, no significa que realmente vean y oigan. Pueden estar muy ciegos ante las cosas que deterioran su felicidad, muy sordos ante el pedido de afecto de los demás.

A Goffman le interesa los “contactos mixtos”, o sea, los momentos en que estigmatizados y normales se hallan en una misma situación social. El estigmatizado por lo general debe realizar el mayor esfuerzo de adaptación, las personas que se aíslan del intercambio social cotidiano, pueden volverse desconfiadas, depresivas, hostiles y ansiosas. El estigmatizado siempre se sentirá inseguro con otras personas, ese sentimiento de inseguridad esta siempre latente en cada situación social.
Cuando normales y estigmatizados se encuentran, tiene lugar una de las escenas primordiales de la sociología, pues son estos los momentos en que ambas partes deberán enfrentar las causas y los efectos del estigma. El individuo estigmatizado puede descubrir que se siente inseguro acerca del modo en que los normales lo identificaran y lo recibirán.
En los contactos mixtos, aparece en el estigmatizado la sensación de no saber que es lo que los demás piensan de el, además, el individuo se siente en exhibición, debiendo llevar su autoconciencia y su control sobre la impresión que produce hasta extremos de conductas que supone que los demás no alcanza.
El individuo estigmatizado en los contactos mixtos vacila entre retraimiento y la agresividad; de ahí que Goffman considera que los individuos estigmatizados deben tener razones especiales para sentir que las situaciones sociales mixtas tienden a una interacción incontrolable. Pero al mismo tiempo, también para el individuo normal, la situación se torna moles ya sea que la reacción del estigmatizado sea de timidez o agresividad. 

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