El sentido común no
es una concepción única, idéntica en el tiempo y en el espacio: es el
“folklore” de la filosofía y, al igual que ésta, se presenta en innumerables
formas. Su rasgo característico es el de ser una concepción disgregada,
conforme a la posición social y cultural de las multitudes de las que
constituye la filosofía.
El Ensayo popular se equivoca al partir
implícitamente del presupuesto donde a una filosofía original de las masas
populares se oponen las filosofías tradicionales y la alta religión del clero
(intelectuales, alta cultura). En realidad, estos son ignorados por la multitud
y no tiene una eficacia directa sobre su modo de pensar y actuar; pero sí
influyen en las masas populares como fuerza política externa, como elemento de
subordinación a una hegemonía exterior que limita negativamente el pensamiento
original de las masas.
Los elementos
principales del sentido común son suministrados por las religiones y por esto
la relación entre sentido común y la religión, es mucho más íntima que la
relación mantenida con los sistemas filosóficos de los intelectuales. Pero si
bien en el sentido común predominan los elementos “realistas”, materialistas,
es decir, producto inmediato de las sensaciones elementales; esto no está en
contradicción con el elemento religioso, pero estos elementos son
“supersticiosos”, acríticos. Este es el peligro que ofrece el Ensayo popular, que a menudo confirma
los elementos acríticos que hace que el sentido común permanezca en la fase
antropocéntrica, en vez de criticarlos científicamente.
Entonces, el punto
de partida tiene que ser siempre el sentido común, es decir, la filosofía
espontánea de las multitudes que se trata de hacer ideológicamente homogéneas.
El sentido común ha
sido considerado de diversas maneras: como base de la filosofía o criticado
desde el punto de vista de otra filosofía. En todos los casos, el resultado ha
sido, en realidad, la superación de u determinado sentido común para crear otro
más adecuado a la concepción del mundo del grupo dirigente. El sentido común es
un agregado caótico de concepciones diversas y en él se pueden encontrar todo
lo que se quiera.
Lo expuesto hasta
el momento no significa que el sentido común no contenga verdades; significa
que el sentido común es un concepto equívoco, contradictorio, multiforme y que
referirse al sentido común como prueba de verdad es absurdo. Se podrá decir con
exactitud que cierta verdad es ya de sentido común para indicar que se ha
difundido más allá del círculo de los grupos intelectuales.
Se afirma
implícitamente la necesidad de nuevas creencias populares, es decir, de un
nuevo sentido común y, por consiguiente, de una nueva cultura y de una nueva
filosofía que se enraícen en la conciencia popular con la misma fuerza y la
misma imperatividad que las creencias tradicionales.
No puede dejarse de
partir del sentido común en primer lugar y de la religión en segundo lugar;
sólo en un tercer momento puede partirse de los sistemas filosóficos elaborados
por los grupos intelectuales tradicionales.
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