13.5.13

Gramsci - Introducción


El sentido común no es una concepción única, idéntica en el tiempo y en el espacio: es el “folklore” de la filosofía y, al igual que ésta, se presenta en innumerables formas. Su rasgo característico es el de ser una concepción disgregada, conforme a la posición social y cultural de las multitudes de las que constituye la filosofía.

El Ensayo popular se equivoca al partir implícitamente del presupuesto donde a una filosofía original de las masas populares se oponen las filosofías tradicionales y la alta religión del clero (intelectuales, alta cultura). En realidad, estos son ignorados por la multitud y no tiene una eficacia directa sobre su modo de pensar y actuar; pero sí influyen en las masas populares como fuerza política externa, como elemento de subordinación a una hegemonía exterior que limita negativamente el pensamiento original de las masas.
Los elementos principales del sentido común son suministrados por las religiones y por esto la relación entre sentido común y la religión, es mucho más íntima que la relación mantenida con los sistemas filosóficos de los intelectuales. Pero si bien en el sentido común predominan los elementos “realistas”, materialistas, es decir, producto inmediato de las sensaciones elementales; esto no está en contradicción con el elemento religioso, pero estos elementos son “supersticiosos”, acríticos. Este es el peligro que ofrece el Ensayo popular, que a menudo confirma los elementos acríticos que hace que el sentido común permanezca en la fase antropocéntrica, en vez de criticarlos científicamente.
Entonces, el punto de partida tiene que ser siempre el sentido común, es decir, la filosofía espontánea de las multitudes que se trata de hacer ideológicamente homogéneas.
El sentido común ha sido considerado de diversas maneras: como base de la filosofía o criticado desde el punto de vista de otra filosofía. En todos los casos, el resultado ha sido, en realidad, la superación de u determinado sentido común para crear otro más adecuado a la concepción del mundo del grupo dirigente. El sentido común es un agregado caótico de concepciones diversas y en él se pueden encontrar todo lo que se quiera.
Lo expuesto hasta el momento no significa que el sentido común no contenga verdades; significa que el sentido común es un concepto equívoco, contradictorio, multiforme y que referirse al sentido común como prueba de verdad es absurdo. Se podrá decir con exactitud que cierta verdad es ya de sentido común para indicar que se ha difundido más allá del círculo de los grupos intelectuales.
Se afirma implícitamente la necesidad de nuevas creencias populares, es decir, de un nuevo sentido común y, por consiguiente, de una nueva cultura y de una nueva filosofía que se enraícen en la conciencia popular con la misma fuerza y la misma imperatividad que las creencias tradicionales.
No puede dejarse de partir del sentido común en primer lugar y de la religión en segundo lugar; sólo en un tercer momento puede partirse de los sistemas filosóficos elaborados por los grupos intelectuales tradicionales.

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