12.5.13

Bajtín - El problema de los géneros discursivos

Definición de los géneros discursivos
            Los participantes de una u otra esfera de la praxis humana hacen uso de la lengua a través de enunciados concretos, singulares, orales y escritos. Cada esfera del uso de la lengua elabora sus tipos relativamente estables de enunciados, que se llaman géneros discursivos.
            Así, las distintas clases de géneros discursivos varían de acuerdo a la esfera de la praxis. Los géneros más simples (primarios) son seguidos por otros surgidos en condiciones de la comunicación cultural más compleja. Entre estos géneros secundarios (ideológicos) están las novelas, las investigaciones científicas, etc.
            La correlación entre los géneros primarios y secundarios y el proceso de formación histórica de éstos, proyectan luz sobre la relación mutua entre el lenguaje y la ideología.
            Una función y unas condiciones específicas para cada esfera de la comunicación discursiva conforman determinados géneros, con unos tipos temáticos y estilísticos de enunciados relativamente estables.

Concepción dialógica de la comunicación discursiva
            El lenguaje participa en la vida a través de enunciados concretos que lo realizan. El límite del enunciado está dado por el cambio de los sujetos discursivos, es decir, por la alternación de los hablantes.
            Aunque no siempre tenga lugar una respuesta inmediata o en voz alta, siempre un enunciado está inserto en la cadena de la comunicación discursiva. El hablante no es un Adán bíblico que debe poner nombres a objetos vírgenes.
            Cada enunciado refleja otros enunciados dirigidos siempre a alguien. Por eso, cada enunciado debe ser siempre analizado como respuesta a los enunciados anteriores de una esfera dada.
            A diferencia de las oraciones, que carecen de carácter destinado, cada enunciado es elaborado por un autor para un destinatario determinado, que puede ser un enemigo, un partidario, un contemporáneo o no. El tipo de destinatario (interlocutor) estará determinado por la esfera de la praxis humana a la que se refiere el enunciado.
            Por eso, el enunciado no sólo se relaciona con los eslabones anteriores en la cadena de la comunicación discursiva, sino también con los eslabones posteriores: el hablante espera desde el principio la contestación de sus enunciados.

 El enunciado como materialización de la intención discursiva
            Cada enunciado se relaciona con un contexto particular y va a ocupar una determinada posición en la esfera de la praxis humana. Las oraciones de la lengua, en cambio, no son analizadas en relación con su realidad extraverbal (contexto). Es por eso que podemos comprender las oraciones pero no podemos adoptar una postura de respuesta.
            Al ser insertado en la cadena de la comunicación discursiva, todo enunciado refleja el compromiso que adopta el hablante dentro de cierta esfera de sentidos. Éste determinará la selección de ciertos recursos lingüísticos y del género discursivo.
            Dado que ningún enunciado es neutral sino que manifiesta la intención discursiva del hablante, hay que vincular los recursos léxicos, morfológicos y sintácticos seleccionados con la realidad extraverbal de ese enunciado. El uso de ciertas palabras responde siempre a un contexto particular.
            La libre intención discursiva del hablante dispone de las formas obligatorias de la lengua nacional y de las formas obligatorias discursivas. Los géneros discursivos no son creados por él sino que le son dados.
            Por eso, un enunciado aislado no puede ser considerado como una combinación absolutamente libre de formas lingüísticas. Los géneros discursivos son formas normativas de enunciados.
            Para que el hablante pueda materializar su intencionalidad en un enunciado concreto, requiere de determinados recursos léxicos, morfológicos y sintácticos que pueden insumirle una o varias oraciones. No va ensartando palabras, una tras otra, sino que va rellenando un todo con palabras necesarias.
            Así, debido a que un enunciado es un eslabón en la cadena de la comunicación verbal, el contenido semántico referencial (tema) dependerá de su lugar en relación con otros enunciados, mientras que el tema de una oración es independiente de tales factores contextuales.

Saussure vs Bajtín
            Dado que Bajtín está interesado en estudiar el proceso de la comunicación discursiva, y puesto que analiza la comunicación como un diálogo entre por lo menos dos personas, rompe con toda la tradicional lingüística saussureana.
            ¿Qué lo impulsa a estudiar el proceso real de la comunicación discursiva si, desde Saussure, estaba instalada la opinión de que “el habla”, esto es: el uso de la lengua en una situación particular, era un fenómeno individual, contingente y caótico y por tanto no analizable científicamente?
            Bajtín advierte que, en los procesos de comunicación discursiva real, los enunciados tienen similitudes importantes, sobre todo aquellos que se producen en una misma “esfera de la actividad humana”, por lo cual se inclinará a pensar que la “construcción” que de ellos se hace no debe ser totalmente arbitraria ni libre.

La polifonía del discurso
            El lenguaje es como un conducto que transfiere corpóreamente pensamientos de una persona a otra. Al escribir y hablar, la gente inserta sus pensamientos o sentimientos en las palabras. Éstas realizan la transferencia conteniendo a los pensamientos o sentimientos y conduciéndolos hacia otros.
            Bajtin rechaza la concepción de un "yo" individualista y privado; el "yo" es esencialmente social. Cada individuo se constituye como un colectivo de numerosos "yoes" que ha asimilado a lo largo de su vida, algunos de los cuales provienen del pasado; estos "yoes" se encuentran en los lenguajes, las "voces" habladas por otros y que pertenecen a fuentes distintas (ciencia, arte, religión, clase, etc.).
            Estas "voces" no son sólo palabras sino un conjunto interrelacionado de creencias y normas denominado "ideología". Nunca estaremos por fuera de la ideología porque "hablamos con nuestra ideología, nuestra colección de lenguajes, de palabras cargadas con valores".
            Por lo tanto, es el sujeto social quien produce un texto que es, justamente, el espacio de cruce entre los sistemas ideológicos y el sistema lingüístico.

Discurso "autoritario" vs "internamente persuasivo"
             Como ejemplos de textos autoritarios, Bajtín citó textos religiosos, políticos y morales, así como también "la palabra de un padre, o de adultos, maestros, etc.". Como señaló Bajtín, el discurso autoritario no puede ser representado, sólo es transmitido.
            La palabra internamente persuasiva es en parte nuestra y en parte de otro, y permite la interanimación dialógica. Su creatividad y productividad consisten precisamente en que tal palabra despierta palabras nuevas e independientes, organiza un conjunto de nuestras palabras interiores, y no permanece en condición estática y aislada.

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