13.5.13

Bateson - Una teoría del juego y de la fantasía

            En esta investigación, Bateson expone una serie de generalizaciones que constituyeron la base de su teoría psiquiátrica.

            En primer lugar, Bateson distingue entre diferentes niveles de abstracción en la comunicación verbal humana. Ésta puede analizarse en un nivel denotativo, que es cuando el lenguaje habla del mundo.            Los mensajes explícitos o implícitos en los que el tema del discurso es el lenguaje mismo se denominan metalingüísticos, mientras que los que tienen por tema la relación entre los hablantes son los metacomunicativos.
            Las relaciones entre los hablantes funcionan a través de marcos (“Esto es un juego”). Uno de los estadios más importantes de la evolución de la comunicación es cuando el organismo cesa gradualmente de responder de manera enteramente automática a los estados afectivos-signo del otro y se hace capaz de distinguir el signo en cuanto señal.         Recién ahí el individuo advierte la posibilidad de comunicarse en la multiplicidad de niveles mencionada.


Las paradojas del juego
            Luego Bateson expone su observación sobre las nutrias en el zoo de San Francisco, sobre las cuales dice que no podrían jugar de no ser capaces de cierto grado de metacomunicación para encuadrar sus interacciones (“esto es un juego”).
            Pero inmediatamente advierte que este mensaje genera una paradoja porque constituye una enunciación negativa que contiene, a su vez, una metaenunciación negativa implícita. Decir “esto es un juego” sería decir: “Las acciones a las que estamos dedicados ahora no denotan lo que denotarían aquellas acciones en cuyo lugar están”. En otras palabras, “denotarían acciones de no-juego”.
            En este punto, Bateson da cuenta de que ningún mensaje consiste en los objetos que denota. El lenguaje mantiene con los objetos que denota la misma relación que mantiene un mapa con el territorio que representa. Su hipótesis es que esto es así porque la comunicación denotativa es sólo posible después de la evolución de complejo conjunto de reglas metalingüísticas que rigen la manera como las palabras y las oraciones gramaticales deben referirse a los objetos y a los sucesos.
            Así, el puño cerrado que se esgrime en la amenaza es diferente del puñetazo, pero se refiere a un puñetazo futuro posible (pero que, de momento, no existe).
            La paradoja se encuentra en que los animales que juegan, no sólo no quieren decir lo que están diciendo, sino que se comunican sobre algo que no existe. La dentellada juguetona no sólo no denota lo que denotaría el mordisco que representa sino que, además, el mordisco es ficticio.
            Pero para distinguir eso será necesario examinar la naturaleza del marco en que se desarrolla la interacción. El funcionamiento de los marcos puede explicarse también mediante la paradoja de Epiménides, mediante la cual la proposición “Todos los enunciados que están dentro de este marco son falsos” es autocontradictoria sobre ella misma.

La construcción del marco como proceso mental
            La discriminación entre “juego” y “no-juego” o entre “fantasía” y “no-fantasía” es, para Bateson, una función de cierto proceso mental superior del individuo no-psicótico que se da sólo cuando éste está conciente.
            Cuando duerme no puede soñar un enunciado referente a su sueño, es decir, no puede soñar que está soñando, a no ser que esté próximo a despertarse. El soñante tampoco opera con el concepto “falso”: durante el sueño, por ejemplo, puede creer que los muertos viven.
            Para la Cátedra Martini, en cambio, los marcos metacomunicativos de la fantasía y el juego son parte de la cultura dado que se construyen mediante reglas de inclusión/exclusión que determinan qué se puede hacer y qué no dentro del marco. Los chistes son ejemplos de marcos metacomunicativos implícitos.
            Para Bateson, los conceptos “marco” y “contexto” son psicológicos porque obedecen a procesos mentales que se desarrollan en la evolución de cada individuo. Pero para él el marco metacomunicativo también funciona por inclusión/exclusión porque establece que hay que prestar atención sólo a lo que está delimitado por dicho marco.
            El marco ayuda a la mente en la comprensión de los mensajes que contiene, recordándole que los mensajes que están fuera del marco pueden ignorarse. Todo mensaje metacomunicativo define un marco psicológico.
            La “ensalada de palabras” característica de la esquizofrenia puede describirse como el resultado de la imposibilidad del paciente para reconocer el carácter metafórico de sus fantasías. El paciente actúa de una manera que sería apropiada si la fantasía fuera un mensaje directo, omitiendo el “como si”.
            La ausencia de construcción de marcos metacomunicativos es característica de las comunicaciones del esquizofrénico en su vida de vigilia. Pero a la vez es incapaz de producir mensajes más primarios: la metáfora se confunde con el mensaje de tipo más primitivo.

La psicoterapia y el juego
            La psicoterapia es un intento de cambiar los hábitos metacomunicativos del paciente. Antes de la terapia, éste piensa y opera en términos de determinado juego de reglas para formar y comprender los mensajes.
            Una vez concluida exitosamente la terapia, el sujeto opera en términos de un juego de reglas diferentes. Mientras no se cambien las reglas que gobiernan el juego, no se producirá cambio terapéutico. Las reglas de esta clase son, en general, no verbales e inconsciente.
            Tanto en el juego como en la terapia, los mensajes guardan una relación especial. De la misma manera que el pseudocombate del juego no es un combate real, el pseudoamor y el pseudoodio de la terapia no son amor y odio reales. 
            Las reglas del proceso psicoterapéutico son implícitas pero están sujetas al cambio. Por eso la terapia no tiene el carácter rígido de un juego de canasta sino más bien el de un sistema evolutivo de interacción.
            Hablar de “ensalada de palabras” dentro del marco de referencia de la terapia no es algo patológico. Más bien, todo lo contrario: se estimula al neurótico a hacer “asociaciones libres” de manera que con el terapeuta puedan lograr la comprensión de ese material.
            Mediante el proceso de interpretación, el neurótico es llevado a insertar una frase de “como si” entre sus producciones de pensamiento que previamente había desaprobado o reprimido. Tiene que aprender que la fantasía contiene verdad.

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