13.5.13

Bourdieu - El mercado lingüístico

Resumen del modelo: habitus lingüístico + mercado lingüístico = expresión lingüística, discurso.
El habitus lingüístico se distingue de la competencia (competente) de Chomsky (capacidad de generar oraciones gramaticalmente correctas) porque es producto de las condiciones sociales y porque no es simple producción de discurso sino producción de un discurso que se ajusta a una situación, o más bien un mercado o un campo.
¿Qué es “hablar bien”? Es la capacidad de presentar un enunciado adecuado a una situación = adecuar un discurso a una situación. La noción de situación fue utilizada para cuestionar los supuestos del modelo saussuriano, en el cual el habla (performance en Chomsky) se reduce a un acto de ejecución. La noción de situación nos recuerda que existe una lógica específica de la ejecución, que lo que pasa ahí no se puede deducir de simple conocimiento de la competente o competencia. Entonces el discurso debe tener una aceptabilidad, la cual supone la conformidad de las palabras, y para llegar a ella no sólo en necesario conocer las reglas inmanentes de la lengua (la gramática), sino las reglas inmanentes a una “situación”, o más bien a un determinado mercado lingüístico.
¿Qué es este mercado lingüístico
à Concretamente: es un campo, una situación social determinada, histórica, más o menos, oficial y ritualizada, un conjunto de interlocutores que se sitúan más o menos elevados en la jerarquía social, que evalúan, valoran, y orientan inconscientemente la producción lingüística.
à En términos abstractos: es un conjunto de leyes (variables) de formación de los precios de las producciones lingüísticas.
Bourdieu propone sustituir la noción de competente o competencia por la de capital lingüístico, porque hablar de capital significa que hay ganancias lingüísticas. Ej: en París, en cuanto alguien que ha nacido en el 7º distrito abre la boca, recibe una ganancia lingüística, porque la naturaleza misma de se lenguaje indica que está autorizado a hablar, no importa lo que diga.
El capital lingüístico es el poder sobre los mecanismos de formación de los precios lingüísticos, el poder para hacer que funcionen en su propio provecho las leyes de formación de los precios y así recoger la plusvalía específica. Todas las interacciones lingüísticas son tipos de micromercados que están siempre dominados por las estructuras globales.
Un capital solo tendrá valor mientras tenga un mercado, es por esto que la clase que domina procurará defender su capital y dominar en el mercado. Es decir, las relaciones de fuerza que dominan el mercado provocan que ciertos productores de productos lingüísticos no sean iguales. Para que haya condescendencia, tiene que existir una diferencia objetiva. La condescendencia es la utilización demagógica de una relación de fuerza objetiva, ya que el que condesciende utiliza la jerarquía para negarla; en el momento en que la niega, la está explotando. Estos son casos en los que una relación de interacción dentro de un pequeño grupo deja traslucir bruscamente relaciones de fuerza trascendentales.
Ejemplo: el alcalde bearnés. Si el francés no fuera una lengua legítima, dominante (si no hubiera un mercado unificado) que tiene que ser usada en los actos oficiales, la actitud del alcalde de hablar en bearnés no tendría ningún efecto emotivo. Lo que pasa con las relaciones lingüísticas de fuerza es que trascienden la situación, son irreductibles a las relaciones de interacción tal como se puede captar en la situación.
Para que se ejerzan los efectos de capital y de dominación lingüística, es necesario que la mayoría de los locutores estén sometidos a la misma ley de determinación de los precios de las producciones lingüísticas, esto quiere decir que hasta el último de los campesinos bearneses es medido objetivamente según una norma que es la del francés parisino.
En el mercado lingüístico se ejercen formas de dominación que poseen una lógica específica y, al igual que en cualquier mercado de bienes simbólicos, existen formas de dominación específica que no se pueden reducir a la dominación estrictcamente económica.
La situación de encuesta es un lugar donde se actualizan las relaciones de fuerza lingüísticas y culturales, la dominación cultural. Los miembros de las clases populares en situación de encuesta, cuando se los interroga por su cultura, tendían consciente o inconscientemente a seleccionar lo que les parecía más conforme con la imagen que tenían de la cultura dominante.
Lo que registra la encuesta cultural es una competencia en situación, una competencia para un mercado particular. Labov descubrió que aquello que se capta con el nombre de “lenguaje popular” en una encuesta, es el lenguaje popular  tal como aparece en una situación de mercado dominada por los valores dominantes. Hablar con libertad es una forma de hablar espontáneamente en la situación popular, cuando quedan entre paréntesis las leyes de mercado. Sin embargo, sería un error pensar decir que es “el verdadero lenguaje popular” porque no es más verdadero que el lenguaje popular que se encuentra en un mercado oficial y está trastornado.
La legitimidad lingüística significa que nadie puede ignorar la ley lingüística. Las leyes de mercado ejercen un efecto de censura en aquellos que sólo pueden hablar en situación de lenguaje espontáneo y que están condenados al silencio en las situaciones oficiales. Cada campo tiene sus leyes y tiende a censurar las palabras que no van de acuerdo a esas leyes.  Ejemplo: alguien de la clase popular se encuentra ante un famoso intelectual, de facto se romperá su lenguaje, se callará, estará condenado al mutismo.
La relación de los burgueses con la lengua es desenvuelta, como si estuvieran en su elemento, como si fuera natural, esto se da porque tienen a las leyes del mercado de su lado. La experiencia de la desenvoltura es casi divina. Este sentimiento de ser lo que hay que ser es una de las ganancias absolutas de los dominantes.
El habitus:
- conjunto de disposiciones duraderas, adquiridas e interiorizadas en los cuerpos que generan prácticas, juicios (apreciación de prácticas) y formas de ver la realidad (percepción de prácticas).
- tiene una impronta poderosamente generadora. (≠ El hábito es algo mecánico, repetitivo, más reproductivo que productivo)
- las prácticas producidas están disponibles para la clasificación, que están objetivamente diferenciadas. à Nada clasifica más a alguien que sus clasificaciones. à implica un sense of one´s place, pero también un sense of other´s place.

La situación es la condición que permite la realización objetiva del habitus. Aun así, los ajustes que impone la necesidad de adaptarse a situaciones nuevas e imprevistas pueden determinar transformaciones duraderas en el habitus, pero éstas no rebasaran un cierto límite, entre otras razones, porque el habitus define la percepción de la situación que lo determina.
¿Qué diferencia hay entre un campo y un aparato?
Campo à sistema competitivo de relaciones entre posiciones ancladas en cierta forma de poder. Están en lucha agentes e instituciones, con fuerzas diferentes y según las reglas constitutivas de este espacio de juego, para apropiarse de las ganancias específicas que están en este juego. Los que dominan el campo tienen los medios para hacerlo funcionar en provecho suyo.
La noción de aparato vuelve a introducir el funcionalismo de lo peor: es una máquina infernal, programada para lograr ciertos fines.
El sistema escolar, el Estado, la Iglesia o los partidos, no son aparatos sino campos. Sin embargo, bajo ciertas condiciones, pueden ponerse a funcionar como aparatos. Un campo se convierte en aparato cuando los dominantes adquieren los medios para anular la resistencia y las reacciones de los dominados. Son tales los efectos de dominación que cesan la lucha y la dialéctica que son constitutivas del campo, recordar que en el campo se dan las luchas para la apropiación de las ganancias específicas que están en juego. Según Goffman hay historia mientras hay gente que se rebela, que causa problemas. Las instituciones totalitarias como la prisión, los asilos, los campos de concentración, tratan de instituir el fin de la historia. Los aparatos son un estado de los campos que se puede considerar como patológico.
La dominación lingüística se da por la creación de este mercado lingüístico. La Real Academia Española es un ejemplo de academia de lengua que se ha arrogado el poder de definir qué es hablar bien.
La conformación de un mercado lingüístico es un proceso político que pretende la unificación de la lengua y de una variedad de usos. Se legitima una “lengua dominante” dándole a quien la tienen más capital lingüístico.
1932: Academia Argentina de Letras
El idioma de los argentinos es un lenguaje, mientas que la lengua es la española.
ESPACIO SOCIAL Y PODER SIMBÓLICO

Definiría mi trabajo como estructuralismo constructivista o estructuralismo genético.
- Por estructuralismo quiero decir que existen en el mundo social mismo, y no solamente en los sistemas simbólicos, lenguaje, mito, etc., estructuras objetivas, independientes de la conciencia y de la voluntad de los agentes, que son capaces de orientar o de coaccionar sus prácticas o sus representaciones.
- Por constructivismo, quiero decir que hay una génesis social (de ahí el “genético) de una parte de los esquemas de percepción, de pensamiento y de acción que son constitutivos de lo que llamamos habitus, y también de los campos.

La ciencia social oscila entre dos puntos aparentemente incompatibles:


El objetivismo (fisicalismo – física social).
Barthes, Marx, Lévy-Strauss, Durkheim
Sujeto: portador pasivo de las condiciones sociales à Pueden tratar a los hechos sociales como cosas y dejar así de lado todo lo que deben hace al hecho de que son objetos de conocimiento en la existencia social.
El conocimiento se obtiene mediante una ruptura con las representaciones primeras (“prenociones”, “ideología”).
Estructuras



El subjetivismo (psicologismo – fenomenología social).
Goffman, Garfinkel
Sujeto: creadores del mundo libres à Pueden reducir el mundo social a las representaciones que de él se hacen los agentes, consistiendo la ciencia en solamente construcciones de segundo grado.
El conocimiento está en continuidad con el sentido común ya que no es más que una construcción de construcciones.
Representaciones


El objetivo del autor de superar estas dos posiciones. Los dos momentos, subjetivista y objetivista, están en una relación dialéctica. Por un lado, propone que las estructuras objetivas que construye el sociólogo en el momento objetivista, al apartar las representaciones subjetivas de los agentes, son el fundamento de las representaciones subjetivas y constituyen las coacciones estructurales que pesan sobre las interacciones; pero, por otro lado, esas representaciones también deben ser consideradas si se quiere dar cuenta especialmente de las luchas cotidianas, individuales o colectivas, que tienden a transformar o conservar esas estructuras.
El aporte principal del estructuralismo ha consistido en aplicar al mundo social un modo de pensamiento relacional.
Se puede comparar el espacio social con el espacio geográfico en el interior del cual se recortan las regiones. Los grupos o instituciones que en él se encuentran colocados tienen tantas más propiedades en común cuanto más próximos estén en este espacio, tantas menos cuanto más alejados. Las distancias espaciales coinciden con las distancias sociales, pero no sucede lo mismo en el espacio real. Las personas muy alejadas en el espacio social pueden encontrase, entrar en interacción, por lo menos en forma breve e intermitente, en el espacio físico.
Las interacciones esconden las estructuras que en ellas se realizan, lo visible esconde lo invisible que lo determina; diferencia entre la estructura y la interacción. Ejemploà las estrategias de condescendencia: los agentes de posición superior niegan simbólicamente la distancia social, pero esta no deja de existir, y de esta manera se aseguran las ventajas que implica el reconocimiento de esta distancia.
Las relaciones objetivas son las relaciones entre las posiciones ocupadas en las distribuciones de recursos, en la competencia por la apropiación de bienes raros à el capital económico, el capital cultural y el capital simbólico.
El espacio social está construido de tal forma, que los que tienen capitales semejantes son situados en posiciones y condicionamientos similares, por lo que tienden a tener intereses similares y a producir prácticas semejantes. Es lo que Goffman llama sense of one´s place.
Bourdieu critica:
- A Marx: “el objetivismo tiende a reducir las acciones y las interacciones a las estructuras. De esta manera, el principal error del marxismo fue tratar las clases en el papel como clases reales, en concluir que la identidad de posición en el espacio social resulta de la homogeneidad objetiva de las condiciones.”
- a la fenomenología: El autor repudia al sujeto universal, al ego trascendental. Sí, los agentes tienen una captación activa del mundo, y construyen su visión del mundo. Pero esta construcción no se opera bajo un vacío social sino bajo coacciones estructurales del habitus (estructuras mentales a través de las cuales aprehenden el mundo social, son el producto de la interiorización de las estructuras del mundo social). En segundo lugar, las estructuras cognitivas son socialmente estructuradas porque tienen una génesis social. En tercer lugar, la construcción de la realidad social no es solamente una empresa individual, sino que puede volverse una empresa colectiva.

Las representaciones de los agentes varían según su posición y según su habitus. El habitus es a la vez un sistema de esquemas de producción de prácticas y un sistema de esquemas de percepción y de apreciación de las prácticas.
Además, a través del habitus tenemos un mundo de sentido común, un mundo social que parece evidente y fuertemente estructurado. Las categorías muestran diferencias que funcionan como signos de distinción (Ejemplo: jugar al golf es de burgués) y la distinción puede ser positiva o negativa. El espacio social tiende a funcionar como un espacio simbólico, un espacio de estilos de vida y de grupos de estatus, caracterizados por diferentes estilos de vida.

Los objetos del mundo social conllevan siempre una parte de indeterminación y un cierto grado de elasticidad semántica. Este elemento objetivo de incertidumbre provee una base a la pluralidad de visiones del mundo, y al mismo tiempo, una base para las luchas simbólicas por el poder de producir y de imponer la visión del mundo legítima.
Hay siempre en una sociedad conflictos entre los poderes simbólicos que tienden a imponer la visión de esas divisiones legítimas, es decir, a construir grupos. El poder simbólico es un poder de worldmaking.
Para cambiar el mundo, en necesario cambiar las maneras de hacer el mundo, es decir la visión del mundo y las operaciones prácticas por las cuales los grupos son producidos y reproducidos. El poder simbólico, cuya forma por excelencia es el poder de hacer grupos, está fundado en dos condiciones: el primer término tiene que estar fundado sobre un capital simbólico, que es un crédito, es el poder impartido a aquellos que obtuvieron suficiente reconocimiento para estar en condiciones de imponer el reconocimiento. Este poder de constitución sólo puede ser obtenido después de un largo proceso de institucionalización.
En segundo término, la eficacia simbólica depende del grado en que la visión propuesta está fundada en la realidad. El efecto de teoría es tanto más poderoso cuanto más adecuada es la teoría.
La lucha de las clasificaciones es una dimensión fundamental de la lucha de clases. El poder de hacer visibles las divisiones sociales implícitas, es el poder político por excelencia, es el poder de hacer grupos, de manipular la estructura objetiva de la sociedad.
El capital simbólico no es otra cosa que el capital económico o cultural cuando es reconocido. Cuando es conocido según las categorías que de percepción que el mismo impone, las relaciones de fuerza tienden a reproducir y a reforzar las relaciones de fuerza que constituyen la estructura del espacio social. Los agentes aplican a las estructuras objetivas del mundo social estructuras de percepción y de apreciación que salen de esas mismas estructuras objetivas y tienden por eso mismo a percibir el mundo como evidente.
La verdad del mundo social está en juego en las luchas entre los agentes que están desigualmente equipados para alcanzar una visión global, es decir, autoverificante. La legalización del capital simbólico confiere a una perspectiva valor absoluto, arrancándola así a la relación que es inherente como visión parcial tomada de un punto particular del espacio social.
Relación campo, habitus y capitales
El habitus son las estructuras subjetivas, mientras que el campo las estructuras objetivas. Entre las dos, hay una relación recursiva y necesaria. El habitus es la lógica del campo hecha cuerpo y se adquiere participando del campo.
En cada campo hay una serie de capitales:
- capital económico à dinero.
- capital social à condiciones de membresía; red de relaciones que establece el agente en el campo.
- capital cultural à (incorporado) el de la familia; (objetivado) acumulación de objetos, arte; (institucionalizado) títulos, diplomas.
- capital simbólico: el capital económico o cultural cuando es reconocido.
Sociedad à serie de campos y fracciones donde los agentes, condicionados por un habitus despliegan estrategias para posicionarse mejor en su campo.

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