Pensar
en términos de campo significa pensar en términos de relaciones.
Podría afirmar que lo real es relacional: lo que
existe en el mundo social son relaciones; no interacciones o vínculos
intersubjetivos entre agentes, sino relaciones objetivas que existen
“independientemente de la conciencia y la voluntad individuales”, como dijera
Marx. (relación objetiva-contexto que llevan a una situación determinada)
En términos analíticos, un campo puede definirse como una red o
configuración de relaciones objetivas entre posiciones. Estas posiciones se definen objetivamente
en su existencia y en las determinaciones que imponen a sus ocupantes, ya sean
agentes o instituciones, por su situación actual y potencial en la estructura
de la distribución de las diferentes especies de poder –cuya posesión implica
el acceso a las ganancias específicas que están en juego dentro del campo- y,
de paso, por sus relaciones objetivas con las demás posiciones (dominación,
subordinación, homologación, etc.) (definición de campo) En las sociedades
altamente diferenciadas, el cosmo social está constituido por el conjunto de
estos microcosmos sociales relativamente autónomos, espacios de relaciones
objetivas que forman la base de una lógica y una necesidad específicas, que son
irreductibles a las que rigen los demás campos.
Se puede comparar el campo a un juego. Tenemos
apuestas que son, en lo esencial, resultado de la competición entre los
jugadores; una inversión en el juego. Y sino surgen entre ellos antagonismos,
es porque otorgan al juego y a las apuestas una creencia que no se pone en tela
de juicio, y este complot forma la base de su competición y conflictos.
(defender el espacio no se pone en tela de juicio; pero hay diferentes
objetivos dentro del mismo campo que originan conflictos) Existen cartas válidas y eficientes en todos los campos -se trata de
las especies fundamentales de capital- pero su valor relativo triunfos varía
según los campos e, incluso, de acuerdo con los estados sucesivos de un mismo
campo. El valor de una especie de capital –por ejemplo, el dominio del griego –
depende de la existencia de un juego, de un campo en el cual dicho triunfo
pueda utilizarse.
Un capital o una especie de capital es el factor
eficiente en un campo dado, como arma y como apuesta; permite a su poseedor
ejercer un poder, una influencia, por tanto existir en un determinado campo, en
vez de ser una simple “cantidad deleznable” (que se rompe). (definición de
capital: dentro de la fábrica hay capitales diferentes en juego; y el capital
de los obreros “ejerce el poder e influye”)
El estado de las relaciones de fuerza entre los
jugadores es lo que define la estructura del campo: podemos imaginar que cada
jugador tiene pilas de fichas de diferentes colores, correspondiente a
diferentes especies de capital que
posee, de manera que su fuerza relativa en el juego, su posición en el espacio
de juego, sus estrategias y jugadas dependen del volumen global de sus fichas y
de la estructura de las pilas de fichas, al mismo tiempo que del volumen global
de la estructura de su capital. (relaciones de
fuerzas dentro de la fábrica y diferentes especies de capital en juego que definirán
las estrategias)Dos individuos
poseedores de un capital global aproximadamente equivalente pueden
diferir, tanto en su posición como en sus tomas de posición, por el hecho que
uno tiene mucho capital económico y poco capital cultural (un propietario de
una empresa privada), y el otro, mucho capital cultural y poco capital
económico (un profesor).
Las estrategias del “jugador” y todo lo que define
su “juego” dependen del volumen, de la estructura de su capital en el momento
considerado y de las posibilidades de juego que aquellas les aseguran; también
de la evolución en el tiempo del volumen y la estructura de su capital, es
decir, de su trayectoria social y de las disposiciones (habitus) que son
constituidas en la relación prolongada con cierta estructura objetiva de
posibilidades. (relacionar con los operarios que terminan teniendo mayor voz a
la hora de tomar decisiones)
Los jugadores pueden jugar para incrementar o
conservar su capital, sus fichas, conforme a las reglas tácitas del juego y a
las necesidades de reproducción tanto del juego como de las apuestas. También
pueden intentar trasformar, en parte o en su totalidad, las reglas inmanentes del juego
(relacionar con los talleristas que intentan modificar las reglas de los
operarios), por ejemplo: cambiar el valor relativo de las fichas, la paridad
entre las diferentes especies de capital, mediante estrategias encaminadas a
desacreditar la subespecie de capital en la cual descansa la fuerza de sus
adversarios y evaluar la especie de capital que ellos poseen en abundancia.
¿Cómo se determina la existencia de un campo y sus
fronteras?
Los límites del campo siempre se plantea dentro del campo mismo y, por consiguiente, no admite ninguna respuesta a priori. Los participantes en un campo procuran en
todo momento diferenciarse de sus rivales, a fin de reducir la competencia y
establecer un monopolio sobre un determinado subsector del campo. (relacionar
con la permanente diferenciación que los operarios marcan en las entrevistas
–lugar de trabajo-)
Asimismo, los participantes se esfuerzan por excluir del campo a una parte de los
colegas actuales o potenciales, aumentando, por ejemplo, el valor del derecho
de ingreso o imponiendo cierta definición de pertenencia al mismo. (relacionar
cuando el operario habla de sus derechos dentro de la fábrica; y relacionar
cuando habla de su espacio y forma de trabajo que condiciona el ingreso de
alguien de afuera)Sus esfuerzos por
imponer o hacer reconocer tal o cual criterio de competencia y pertenencia
puede ser más o menos exitosos, según la coyuntura. (relacionar con la
continua expansión del Centro Cultural, más allá de la conformidad o no de los
operarios) Las fronteras del campo no pueden determinarse sino mediante una
investigación empírica. Los campos siempre
conllevan “barreras de ingreso” tácitas o institucionalizadas.
Un campo puede concebirse como un
espacio donde se ejerce un efecto de campo, de suerte que lo que le sucede a un
objeto que atraviesa este espacio no puede explicarse cabalmente por sus solas
propiedades intrínsecas. Los límites del campo se encuentran en el punto en el
cual termina los efectos de campo. Debemos intentar medir en cada caso,
mediante diversos procedimientos, el punto en que estos efectos
estadísticamente detectables disminuyen o se anulan. Solamente, estudiando cada
uno de estos universos, podemos determinar cómo son constituidos concretamente,
en dónde terminan, quiénes forman parte y quiénes son excluidos de ellos, y si
realmente constituyen un campo.
¿Cuáles son los motores del funcionamiento y el cambio del campo?
El principio de la dinámica de un campo radica en la configuración
particular de su estructura, en la distancia o en los intervalos que separan a
las diferentes fuerzas específicas que se enfrentan dentro del mismo. (fuerzas que se
enfrentan: operarios de la tarde vs. talleristas de la tarde) Las fuerzas que
son activas en el campo y que el analista selecciona como pertinentes, porque
producen las diferencias más importantes, son aquellas que definen el capital específico.
Un capital sólo existe y funciona en
relación con un campo; confiere un poder sobre el campo, sobre los instrumentos
materializados o incorporados de producción o reproducción, cuya distribución
constituye la estructura misma del campo, así como sobre las regularidades y
las reglas que definen el funcionamiento ordinario del campo y, de ahí, sobre
las ganancias que se generan en el mismo. (ver los diferentes capitales en
juego en un mismo campo; cómo funcionan; cuál domina y en qué circunstancias)
En tanto que campo de fuerzas actuales
y potenciales, el campo es igualmente
campo de luchas por la conservación o la transformación de la configuración de
dichas fuerzas. (ver cómo se da la lucha entre ambos grupos dentro de la
fábrica)
Como estructura de relaciones
objetivas entre posiciones de fuerza, el campo subyace y orienta las
estrategias mediante las cuales los ocupantes de dichas posiciones intentan,
individual o colectivamente, salvaguardar o mejorar su posición e imponer el
principio de jerarquización más favorable a sus propios productos. Dicha de
otra manera, las estrategias de los
agentes dependen de su posición en el campo, es decir, en la distribución del
capital específico, así como de la percepción que tienen del campo, esto es, de
su punto de vista sobre el campo como vista tomada a partir de punto dentro del
campo. (diferentes estrategias de ambos lados según su posición dentro de la
fábrica, y según el capital específico de cada grupo, y según su visión del
lugar –interés-)
¿Cuál es la diferencia entre un campo y un “aparato”, como lo
entiende Althusser, o entre un campo y un sistema, tal como lo concibe Luhmann?
En un campo hay luchas; por lo tanto
hay historias.
El sistema escolar, el Estado, la
Iglesia, los partidos políticos y los sindicatos no son aparatos, sino campos.
En un campo, los agentes y las instituciones luchan, con apego a las
regularidades y las reglas constitutivas de este espacio de juego con grados
diversos de fuerza y, para apropiarse de las ganancias específicas que están en
juego en el juego. Quienes dominan en un
determinado campo están en posición de hacerlo funcionar en su beneficio, pero
siempre deben tener en cuenta la resistencia, las protestas, las
reinvindicaciones y las pretensiones, “políticas” o no, de los dominados.
(relacionar dominadores –operarios- dominados –talleristas ¡ojo! es ciertos
aspectos solamente; pero es importante tener en cuenta que los operarios
siempre tienen en cuenta la resistencia de los talleristas)
Dentro de ciertas condiciones históricas,
un campo puede comenzar a funcionar como aparato. Cuando el dominante logra
aplastar o anular la resistencia y las reacciones del dominado, cuando todos
los movimientos ocurren exclusivamente de arriba hacia abajo, la lucha y la
dialéctica constitutivas del campo tienden a desaparecer. Sólo puede haber
historia mientras los individuos se rebelen, resistan y reaccionen. Las
instituciones totalitarias –asilos, prisiones, campo de concentración- y las
dictaduras son intento de acabar con la historia.
La teoría de sistemas contiene algunas
semejanzas superficiales con la teoría de los campos.
El concepto de campo excluye el
funcionalismo y el organicismo: los productos de un campo dado pueden ser
sistemáticos sin ser resultado de un sistema y, en particular, de un sistema
caracterizado por funciones comunes, una cohesión interna y una
autorregulación; postulados éstos de la teoría d sistemas que deben ser
rechazados.
El campo es escenario de relaciones de fuerzas y de luchas
encaminadas a transformarlas y, el sitio de un cambio permanente. La coherencia que puede observarse en un estado dado del campo,
su aparente orientación hacia una función única es resultado del conflicto y la
competencia más no de una suerte de autodesarrollo inmanente de la estructura.
Una segunda diferencia, es que un
campo no está integrado por partes o componentes. Cada subcampo posee su propia lógica, reglas y regularidades
específicas, y cada etapa de la división de un campo conlleva un auténtico
salto cualitativo (subcampo sector operario vs. subcampo sector
talleristas; todo dentro del mismo campo –la fábrica) (por ejemplo, cuando
pasamos del nivel del campo literario en
su conjunto a aquél del subcampo de la novela o del teatro)
Todo campo constituye un espacio de juego potencialmente abierto
cuyos límites son fronteras dinámicas, las cuales son objeto de luchas dentro
del mismo campo. (en el IMPA hay fronteras dinámicas)
¿Cómo debe llevarse a cabo el estudio de un campo, y cuáles son
las etapas necesarias en este tipo de análisis? IMPORTANTE: FORMA DE ANÁLISIS
DEL CAMPO
El análisis de campo implica tres momentos. Primero, hay analizar la
posición del campo en relación con el campo del poder. Así se descubre que el
campo literario, por ejemplo, está incluido en el campo del poder, donde ocupa
una posición dominada (los artistas y los escritores son una fracción dominada
de la clase dominante) (ver si los talleristas son una fracción dominada de los
operarios que a la hora de tomar decisiones son los dominadores)
Segundo, es necesario establecer la
estructura objetiva de las relaciones entre las posiciones ocupadas por los
agentes o las instituciones que compiten dentro del campo en cuestión. (ver si
la estructura objetiva en este caso es el objetivo en común –mantener el espacio
de la fábrica)
Tercero, se deben analizar los
habitus de los agentes, los diferentes sistemas de disposiciones que éstos
adquirieron mediante la interiorización de un tipo determinado de condiciones
sociales y económicas y que encuentran, en una trayectoria definida dentro del
campo considerado, una oportunidad más o menos favorable de actualizarse.(ver
el habitus de ambos grupos)
El campo de las posiciones es
inseparable del campo de las tomas de posición, entendido como el sistema estructurado de las prácticas y expresiones
de los agentes. Ambos espacios, el de las posiciones objetivas (objetivo en
común) y el de las tomas de posición (objetivos individuales de cada grupo),
deben analizarse juntos y tratarse como “dos traducciones de una misma frase”.
Dada una situación de equilibrio, el espacio de las posiciones tiende a regir
el espacio de las tomas de posición. (en definitiva, el objetivo en común
–mantener en pie la fábrica- termina rigiendo sobre los objetivos individuales
–operarios, mayor producción y fuente de trabajo-talleristas, mayor expansión
cultural-) Podemos observar la correspondencia entre las posiciones objetivas
de los bancos en el campo económico y las estrategias que éstos aplican en
materia de publicidad, administración del personal, etc.
¿El campo constituye una mediación capital entre las condiciones
socioeconómicas y las prácticas de quienes forman parte de él?
Las determinaciones que pesan sobre
los agentes situados en un campo determinado (intelectuales, artistas,
políticos o industrias de la construcción) nunca ejercen directamente sobre
ellos, sino sólo a través de la mediación específica constituida por las formas
y las fuerzas del campo, es decir, después de haber sufrido una
reestructuración, la cual es tanto más importante cuanto más autónomo sea el
campo, esto es, cuanto más capaz sea de imponer su lógica específica, que es el
producto acumulado de una historia particular.
Una tercera propiedad general de los
campos es el hecho de que son sistemas de relaciones independientes de las
poblaciones que definen dichas relaciones. Cuando hablo del campo intelectual,
sé que en este campo encontraré partículas que obedecen a fuerzas de atracción,
de repulsión, etc., como sucede en un campo magnético. El individuo como el
electrón es una emanación del campo. El intelectual o el artista en particular
sólo existe como tal porque hay un campo intelectual o artístico.
La noción de campo está ahí para
recordar que el verdadero objeto de una ciencia social no es el individuo, es
decir, el “autor”, aunque sólo pueda construirse un campo a partir de
individuos, puesto que la información necesaria para el análisis estadístico
suele estar ligada a individuos o instituciones singulares. El centro de las operaciones de
investigación debe ser el campo. Esto implica que la ciencia, a los individuos,
los construye como agentes y no como individuos biológicos, actores o sujetos:
estos agentes son socialmente constituidos como activos y actuantes en el
campo, debido a que poseen las características necesarias para ser eficientes
en dicho campo, para producir efectos en él. Es a través del conocimiento del
campo donde ellos están inmersos que podemos captar mejor lo que define su
singularidad, su originalidad, su punto de vista como posición, a partir de la
cual se conforma su visión particular del mundo y del mismo campo.
Lo cual se explica por el hecho de que existe, en todo momento,
algo así como un derecho de entrada que todo campo impone y que define el
derecho de participar; seleccionando así ciertos agentes con respecto a otros.
(ver como funciona esto con los operarios)
Lo que legitima el derecho de ingresar a un campo es la posesión
de particulares características. (definir las características del campo a
estudiar –La Fábrica-) Una de las metas de la investigación es identificar
estas características eficientes, estas formas de capital específico. Así nos encontramos
ante una especie de círculo hermenéutico: para
construir un campo, hay que identificar aquellas formas de capital específico
que habrán de ser eficientes en él y, para construir estas formas de capital
específico, se debe conocer la lógica específica del campo. (identificar el
capital específico en la Fábrica, y a partir de eso definir la lógica del campo
–de la Fábrica-)
Los agentes sociales son portadores de capital y, según su
trayectoria y la posición que ocupan en el campo en virtud de su dotación de
capital (volumen y estructura), propenden a orientarse activamente, ya sea
hacia la conservación de la distribución del capital ya sea hacia la subversión
de dicha distribución. (esto se relaciona con la antigüedad de los operarios,
su lucha por mantener el lugar de trabajo, etc; todo conforma su capital
dominante en el campo –La Fábrica-)
El universo social, al menos en las sociedades avanzadas, se
compone de varios campos diferenciados que poseen, al mismo tiempo, propiedades
invariantes (que justifica el proyecto de una teoría general de los campos) y
propiedades variables, arraigadas en su lógica e historia específicas (lo cual requiere
un análisis genético y comparativo de cada uno de ellos) ¿Cómo se articulan
entre sí estos diferentes campos?
Creo que no existe una ley
transhistórica de las relaciones entre los campos. Desde luego, es difícil no
admitir que, en las sociedades industriales, el campo económico ejerce efectos
particularmente poderosos. Ejemplo: el campo artístico accede, a finales del
siglo XIX, a la autonomía: está por completo liberado del encargo y de la
sociedad comanditaria, produce él mismo su propio mercado que, por otra parte,
es un mercado diferido.
Hans Haacke, cuestiona desde el punto
de vista artístico los logros de la creación artística en materia de autonomía.
Por ejemplo, para una exposición en el Museo Guggenheim, presentó un cuadro
ilustrativo de los orígenes de los recursos financieros de la familia
Guggenheim: el administrador del museo no tenía otra opción sino enunciar, en
el caso de exhibirlo, o ponerse en ridículo ante los demás artistas, en el caso
de no hacerlo. Y así descubrimos que la autonomía que los artistas, en un
principio dependientes con respecto al contenido y la forma de sus obras,
habían ganado, implicaba una supeditación a la necesidad; los artistas habían
hecho de la necesidad una virtud al adjudicarse el dominio absoluto de la
forma, pero al costo de una renuncia igualmente absoluta a la función.
Como lo demuestra este ejemplo, las relaciones entre los campos, nunca se definen de una vez por todas, ni
siquiera en las tendencias generales de su evolución. Y la mayor virtud de la
noción es la de obligar a preguntarse, con respecto a cada campo, cuáles son
sus límites, cómo se articula con otros campos, etc.
En un número reciente de Actes
de la recherche en sciences sociales, dedicada a la
“economía doméstica”, es decir, al conjunto de los espacios sociales que deberá
tenerse en cuenta para entender la producción y circulación de este bien
económico particular que es la vivienda individual, usted analizó la génesis de
las políticas estatales que, por lo menos en este caso determinan en una forma
muy directa el funcionamiento del mercado. Y también esbozó una teoría del
Estado como una especie de metacampo.
En el Estado lo que encontramos es un
conjunto de campos burocráticos o administrativos donde los agentes y grupos de
agentes gubernamentales o no gubernamentales luchan en persona o por
procuración por esta forma particular de poder que es el poder de regir una
esfera particular de prácticas (la producción de viviendas individuales o
habitacionales colectivas) mediante leyes, reglamentos, medidas
administrativas(subsidios, autorizaciones, etc.), todo aquello que corresponda
a una política. Así el Estado sería un conjunto de campos de fuerzas en donde
se llevan a cabo luchas cuyo objetivo sería el
monopolio de la violencia simbólica legítima: es decir, el poder de
constituir e imponer como universal y universalmente aplicable en el marco de
una nación, esto es, dentro de los límites fronterizos de un país, un conjunto
común de normas coercitivas.
Estos campos son escenarios del enfrentamiento
entre fuerzas pertenecientes tanto al sector privado (banqueros y bancos,
empresas constructoras y constructores, etc.) como al sector público
(ministerios, servicios dentro de dichos ministerios, etc.) es decir,
subuniversos, organizados ellos mismos en campos y, al mismo tiempo, unidos y
divididos por luchas internas y posiciones de fuerza.
¿Podría usted precisar en qué se distingue su concepción del
Estado como conjunto de campos burocráticos parcialmente desglosados de la
noción de Estado organizacional, desarrollada por Edward Lauman y David Knoke, y del network analysis?
La estructura de un campo, como
espacio de relaciones objetivas entre posiciones definidas por su rango en la
distribución de los poderes o de las especies de capital, difiere de las redes
más o menos duraderas donde puede manifestarse por un tiempo más o menos
prolongado. Ella es la que determina la posibilidad o imposibilidad de que se
instauren los intercambios que expresan y mantienen la existencia de redes.
La tarea de la ciencia es sacar a
relucir la estructura de la distribución de los recursos (o de las especies de
capital) que, a través de los intereses y disposiciones que condiciona, tiende
a determinar la estructura de las tomas de posición individuales y colectivas.
En el network analysis, el análisis de estas estructuras (que requiere un
modo de pensamiento estructural, más difícil de expresar mediante datos
cuantificados y formalizados, salvo que se recurra al análisis de las
correspondencias), ha sido sacrificado en favor del análisis de los nexos
particulares (entre agentes e instituciones) y de los flujos (de información,
recursos, servicios, etc.) en los cuales aquellos se manifiestan.
Podría afirmar que la construcción del Estado
dinástico y, luego, del Estado burocrático, adoptó la forma de un proceso de
concentración de diferentes especies de poder, o de capital, y que desembocó,
en un primer momento, en la monopolización privada de un poder público, a la
vez externo y superior a todos los poderes privados. La concentración de estas
diferentes especies de capital, que corrió pareja con la construcción de los
diferentes campos correspondientes originó el surgimiento de un capital
específico, propiamente estatal y nacido de la acumulación, que permite al Estado
ejercer un poder sobre los diferentes campos y sobre las diferentes especies
particulares de capital. Esta especie de metacapital capaz de ejercer un poder
sobre las otras especies de capital y, en particular, sobre las tasas de
intercambio entre ellas define el poder propiamente estatal. De ahí se
desprende que la construcción del Estado sea simultánea a la construcción del
campo del poder, entendido como el espacio de juego dentro del cual los
poseedores de capital luchan, sobre todo, por el poder sobre el Estado, es
decir, sobre el capital estatal que otorga poder sobre las diferentes especies
de capital y sobre su reproducción.
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