Clifford - Sobre la autoridad etnográfica

Clifford revé los diferentes modos de autoridad etnográfica que tuvieron vigencia a lo largo del tiempo, en un momento en el que la autoridad etnográfica se encuentra en crisis.

Antes del siglo XIX, el etnógrafo (quien describía las costumbres) y el antropólogo (quien construía las teorías), eran personas distintas. Aproximadamente, hacia 1920, se considera  a la observación participante como instancia fundamental para el estudio del “otro”. Esto implica vivir con la comunidad a estudiar, aprender su lenguaje, concentrarse en las conductas y las instituciones, para poder dar cuenta de la estructura de la totalidad cultural.

Los modos de autoridad que fueron teniendo lugar son:

1)      Experimental: se valora el “haber estado allí”, ya que un contacto sensitivo con el lugar a comprender, una relación empática con la gente, sugiere un conocimiento acumulativo, que se profundiza constantemente.

2)      Interpretativo: se construía un corpus de estudio a partir de la “textualización” de las conductas, el habla, los rituales, etc. El etnógrafo se llevaba los textos para su posterior interpretación. Ricour consideraba que “al mundo se lo infiere sobre la pase de sus partes", así la textualizacion primero aísla y luego contextualiza un suceso en la realidad que lo engloba. Pero como se trata de discursos, la situación de comunicación y el hablante son intrínsecos a él, para comprender tales discursos es fundamental haber estado en el momento en el que fueron producidos. Este modo es el de la descripción densa.

3)      Dialogica: se concibe a la etnografía no como la interpretación de otra realidad, sino como una negociación constructiva que involucra a por lo menos dos sujetos políticamente significantes (Siempre que hay un “tu”, hay un “yo”). La escritura etnográfica rescata la interlocución de las partes.

4)      Polifónica: reconoce las voces de los distintos informantes.

Estos modos son puros, ni obsoletos. Su utilización es una cuestión de estrategia metodológica.

La crisis de la autoridad etnográfica tiene que ver con que ahora no es solo occidental el que estudia al “otro”. Una muestra de la perdida de autoridad es el hecho de que las etnografías ya no se dirigen a un único tipo de lector.