Los binomios
cultura e industria, arte y capital, iban a alcanzar síntesis contradictorias
dada la ambivalencia intrínseca de la producción cultural susceptible de
reproducción: por un lado, generación y renovación de formas culturales y
posibilidades de democratización de su recepción; y por otro lado, irrupción
directa del capital en el ámbito de la cultura como condición misma de esta
producción.
Otra línea de
estudio es la llamada Estructuralista, desarrollada por un grupo de marxistas
franceses encabezados por Althusser. Esta presupone una relación entre las
estructuras, relaciones económicas y la naturaleza de la cultura que producen
los medios masivos en una sociedad capitalista. Estos autores presentan a los
medios masivos junto a la Iglesia, la escuela y la familia como “aparatos ideológicos
de Estado”; actuando como asociados ideológicos a los “aparatos represivos de
Estado” como la policía y el ejército. Esta concepción reduce a las industrias
culturales a meros instrumentos de la clase en el poder. Desde la perspectiva
de la economía de las comunicaciones, el concepto “industria cultural” es
entendido como un conjunto de ramas, segmentos y actividades auxiliares
industriales productoras y distribuidoras de mercancías con contenidos
simbólicos, concebidas por un creativo, organizadas por un capital y destinadas
a los mercados de consumo, con una función de reproducción ideológica y social.
-Los mass-media
desempeñan una función directamente económica al generar plusvalía a través de
la producción de mercancías y del intercambio; y desempeñan una función
económica indirecta, a través de la publicidad, creando plusvalía dentro de
otros sectores de la producción de mercancías.
-Hablar de una
función de reproducción ideológica y social, significa reconocer la
participación de las industrias culturales en la formación de la opinión
pública, en la creación y promoción de ciertas estéticas, en la definición de
la agenda política, en la selección de las manifestaciones artísticas y
culturales que tienen acceso al mercado y en la construcción del imaginario
colectivo. En este sentido, los productos de las industrias culturales son
portadores de contenidos, conllevan valores vinculados a la producción y
mantenimiento de la concepción del mundo de un conjunto social.
Cuáles son las industrias culturales
La industria
editorial, fonográfica, el cine y la edición de video; la prensa, la radio y la
televisión; la publicidad, la producción de video, algunos aspectos de la
informática y electrónica y ciertos segmentos culturales como el diseño gráfico
o la imagen de producto. La industria cultural es guiada y organizada por un
capital que busca reproducir y ampliar su valor, estructurando procesos de
trabajo y producción.
La cultura
tradicional no industrializada (artes plásticas, de representación); las
actividades culturales e informativas no mercantiles (fanzines, radios libres,
actividades de Casas de Cultura, etc.) y la artesanía quedan fuera del concepto
de industria cultural.
También hay que
diferencias entre las industrias culturales (producción y consumo cultural)y
las actividades de ocio (uso del tiempo libre); en este último rango entran:
bricolage, turismo no cultural, deporte, relaciones interpersonales).
También hay que
diferenciar las industrias culturales “productoras de símbolos y contenidos
culturales”, de las industrias “suministradoras de soportes materiales (discos
compactos, papel), equipos (televisores, computadoras) o redes de comunicación
(telefonías, proveedores de servicios de internet).
Rasgos específicos de las industrias culturales
Trabajo creativo y la
intangibilidad del contenido /Renovación continúa /Aleatoriedad en la
realización /Eficacia social.
El trabajo de tipo
creativo es imprescindible en la producción cultural ya que otroga el valor de
uso de la mercancía cultural; esto es, el carácter único e insustituible del
contenido simbólico transportado por algún soporte.
-La renovación de
las mercancías culturales viene impuesta por la naturaleza misma de los bienes
simbólico-ideológicos, en tanto participan de las relaciones sociales
dominantes, a través del modo comunicacional y de sus contenidos.
-La aleatoriedad en
la realización está vinculada a la incertidumbre con respecto a la formación de
la demanda de los bienes culturales.
-La eficacia social
está vinculada a la función de reproducción social y cultural.
Economía política de la comunicación y la cultura: un
abordaje crítico de la industrialización de la cultura:
La base analítica
de la economía política de la comunicación está constituida por el rol de los
medios en el proceso de acumulación de capital, esto es, el problema de las
clases sociales, los medios y la legitimación de la estratificación social, la
relación entre producción material y producción intelectual. La economía
política de la comunicación y la cultura no puede soslayar la problemática de
la relación estructura/superestructura, pero al abordarla hay que evitar la
doble trampa del reduccionismo económico y de la autonomización idealista del
nivel ideológico. El proceso de desarrollo capitalista está marcado no por la
total determinación de las formas de la economía capitalista sino, por el
contrario, por una serie de relaciones cambiantes entre lo económico y otras
instancias, cada una interactuando con las demás en un proceso de desarrollo desigual
y contradictorio.
Actualidad y relevancia de este enfoque
El desenvolvimiento
de la economía política de la comunicación y la cultura se presenta como un
área de estudios de gran importancia. Las industrias culturales han
profundizado un proceso de internacionalización y concentración dando lugar a
la formación de unos pocos grandes conglomerados. No obstante, peculiaridades
de la industria cultural: se trata de un proceso desigual según las industrias
y los países en el que hay un margen para las pequeñas empresas, para el
trabajo autónomo y la creatividad; se trata de un proceso inacabado.
Por todo esto,
podemos decir que el campo de la comunicación y la cultura se constituyen en un
desafío para la formulación de políticas hacia el futuro, donde el rol del
Estado, aunque no necesariamente como interventor, sigue siendo decisivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario